Opinión
Normando Medina Castro
14/08/2024 | Chetumal, Quintana Roo
El PRI ha dejado de existir, el PRI emanado de la Revolución Social Mexicana, que asumió los principios ideológicos de la lucha, que acabó con las asonadas y cimentó y creó las instituciones en las que transitaba la vida pública, el PRI de Lázaro Cárdenas, el del “Milagro Mexicano” que admiró al mundo por un alto crecimiento y desarrollo sostenidos, el PRI de la democracia y justicia social preocupado en la formación de sus cuadros, el PRI hegemónico, definitivamente ha muerto.
El organismo político actual que religió como presidente nacional a Alejandro Moreno Cárdenas Alito, es otro. Para comenzar no es revolucionario, ni institucional. Lo revolucionario lo perdió cuando la tecnocracia instalada en el poder con Miguel de la Madrid 1982-1988 desterró el nacionalismo y privilegió a egresados de universidades extranjeras y privadas nacionales, sin sensibilidad social, que tomaban decisiones lejos de la gente. Esa práctica la consolidó su sucesor, Carlos Salinas de Gortari, quien además quitó al PRI las causas populares y lo maridó con el PAN y la defensa de los intereses de las minorías opulentas.
El PRI neoliberal de Salinas de Gortari estaba agonizante y su única oportunidad de revivir murió con el asesinato de Luis Donaldo Colosio el 23 de marzo de 1994. El sucesor de Salinas, Ernesto Zedillo, continuó la obra de entregar el país y sus recursos, consolidó el PRIAN, luego cedió el poder a los panistas Vicente Fox y Felipe Calderón que hicieron lo propio con creces. La corrupción desbordada con Enrique Peña Nieto que agregó al PRIAN el componente del PRD, fue la puntilla. López Obrador les arrebató el poder con aplastante voto mayoritario en 2018.
Alito Moreno asumió la dirigencia nacional del PRI derechista en 2019, a partir de entonces entraron en un tobogán y pasaron de 12 gubernaturas a dos, de casi siete millones de militantes a poco más de un millón. En la presidencial de 2018 obtuvieron 9.2 millones de votos, en la de este año 5.7 millones y serán la quinta fuerza legislativa con 35 diputados. Alito Moreno cambió los estatutos, excluyó la participación de la militancia y controló el Consejo Político Nacional. Se reeligió con el 97 por ciento de los votos de consejeros y ha nulificado la disidencia. El PRI actual es su PRI. No tiene nada del PRI que presidió el ideólogo Jesús Reyes Heroles que dijo al asumir la dirigencia: “hagamos más, mucho más política y acabemos con la politiquería...” Tenemos que elevar la contienda interna, ocuparnos de las ideas, alzar la mira y que todos los que aspiren al poder luchen ante la base y convenzan a sus compañeros de partido, obtengan adhesiones por su conducta y su modo de pensar. “Soluciones en la base y con ella, ningún arreglo desde las cúpulas”.
Morena ya es hegemónico como el PRI de Reyes Heroles que remarcaba: “la teoría sin práctica, puede llevar a la esterilidad, pero la práctica sin teoría, puede llevar a la barbarie”. Muchos empoderados con López Obrador, sin mérito social, sin experiencia, sin preparación o con trayectoria corrupta, simplemente no representan ningún cambio favorable para México. En estados como Quintana Roo en donde Morena tiene todo el poder con la gubernatura y todos los municipios, además del legislativo, el judicial y la Fiscalía General del Estado, hay mucha demagogia y barbarie. Los verdes son más parecidos a Alito Moreno que a AMLO.
En fin, son cosas que pasan en nuestro país y en nuestro caribeño Estado.
¡Hasta la próxima!
Edición: Fernando Sierra