Opinión
La Jornada Maya
03/12/2024 | Mérida, Yucatán
El secretario de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), Omar García Harfuch, dado su linaje, no es precisamente la persona con más popularidad dentro de Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y organizaciones adláteres. Esto fue el principal impedimento para que fuera candidato al gobierno de la Ciudad de México, y en lugar de ello, se le concediera una candidatura al Senado y, pese a haber obtenido una curul, la presidenta Claudia Sheinbaum lo designara para la dependencia que hoy encabeza.
García Harfuch llamó la atención nacional luego de sobrevivir a un atentado en su contra el 26 de junio de 2020, en pleno confinamiento por la pandemia de Covid-19, por el cual fueron sentenciados 12 integrantes del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Ahora, al igual que entonces, una investigación en la cual ha participado este funcionario, ha dado por resultado un buen número de aprehensiones en el Estado de México, con la posibilidad de que haya más.
La llamada Operación Enjambre en el Edomex arrancó, al menos públicamente, el pasado 22 de noviembre. Sin embargo, las investigaciones que derivaron en las órdenes de aprehensión ejecutadas comenzaron durante la campaña electoral, y hasta el momento se tiene la detención de 24 servidores públicos señalados por secuestro, extorsión, homicidio y nexos con el crimen organizado.
De primera impresión, el golpe remite casi de inmediato al Michoacanazo que ordenó en 2006 Felipe Calderón Hinojosa al inicio de su gobierno. Igualmente se trató de un operativo del que se supo al momento que se ejecutaba. Al final, sin embargo, una vez asentado el polvo, los 11 presidentes municipales, 16 funcionarios locales y un juez, acusados de vínculos con La Familia Michoacana, fueron exonerados por falta de pruebas.
La ofensiva de Calderón fue una guerra contra el crimen organizado, declarada y después negada, para la cual se sacó al Ejército de los cuarteles y hasta la fecha ha sido imposible detener la violencia que se desató entonces en todo el país. Días después era común ver al mandatario enfundado en un uniforme militar, afirmándose como comandante supremo de las fuerzas armadas.
A diferencia de entonces, el Operativo Enjambre es resultado de la coordinación de instituciones, entre las cuales están el Ejército y la Guardia Nacional, pero también la Fiscalía del Edomex y policías locales, pero con dirección civil. No se trató de desplazar regimientos para que entraran a sangre y fuego a los municipios, pero sí de desplazar una fuerza considerable y hacer cumplir limpiamente las órdenes de aprehensión. Lo más probable es que no veamos a Claudia Sheinbaum vistiendo el verde olivo.
También debe tenerse en cuenta que el Operativo Enjambre todavía se encuentra en ejecución. Ni se ha detenido a todos los funcionarios que cuentan con orden de aprehensión, y al mismo tiempo continúan investigaciones que deben dirigir hacia otros estados. Este ha sido el distintivo hasta ahora: primero la tarea de inteligencia, después el despliegue de fuerza y las detenciones.
También debe entenderse que el operativo es un mensaje del Estado y que implica el desmantelamiento de redes de apoyo y complicidad en las cuales se encuentran entretejidos el crimen organizado y los tres niveles de gobierno. Esta es una estructura que requiere de mucha aplicación para desmontarla con el mínimo daño a la población civil, que ya quiere dejar de escuchar balazos.
Edición: Fernando Sierra