Opinión
Normando Medina Castro
05/02/2025 | Chetumal, Quintana Roo
Una de las condiciones fundamentales para la pertinencia de un país es su soberanía que, nunca debe ponerse en ninguna mesa de negociaciones, no debe permitirse a ningún agente o gobierno extranjero, y resulta una aberración que al interior, por filias o fobias de cualquier tipo, se atente contra la Nación.
No les importa a Trump y su gobierno que la presidenta actual de México, Claudia Sheinbaum no tenga nada que ver con el narco gobierno de Calderón, por cierto arropado en su momento por la DEA. El combate al crimen organizado en el México actual se ha intensificado, las detenciones, los decomisos de drogas y armas han sido constantes. Eso parece no importarles, como reflejó la opinión de su secretario de la defensa Pete Hegseth quien dijo que la invasión militar a México es una opción “para cazar narcotraficantes”.
La respuesta de la presidenta Claudia Sheinbaum fue firme y dura señalando que las irracionales acusaciones sin sustento, ni pruebas, son una calumnia irresponsable, dejó claro que la soberanía no se negocia y exigió respeto a nuestros prepotentes vecinos del Norte. Por supuesto que es urgente y más que necesario extirpar el cáncer del narcotráfico, detener y procesar a sus cómplices, sean gobernadores, generales, alcaldes, policías, etcétera. Y también a las armerías que los fortalecen con armamento, así como a quienes lavan dinero del crimen organizado. Pero como recalcó Sheinbaum: “coordinación sí, subordinación no”. Es ingenuo creer que los norteamericanos “son los buenos” y vienen a limpiar México. Las verdaderas intenciones que tienen es aplicar la Doctrina Monroe, de otro modo cómo explicamos que con su tecnología y poderío no puedan frenar a los distribuidores de drogas en su suelo. Las cúpulas del PRI y del PAN gozan los dineros públicos mientras aplauden las agresiones de Trump a nuestro país. De pena ajena.
Pesada carga para la presidenta de México Claudia Sheinbaum son varios gobiernos estatales y municipios gobernados por sus correligionarios que están muy lejos del segundo piso de la 4T. Lo mismo que varios diputados locales y federales, senadores, etcétera. Los escándalos de corrupción en Quintana Roo, gobernado sin ningún contrapeso por el Partido Verde y Morena, no cesan. Los negocios de los alcaldes: Erik Borges de José María Morelos, Maricarmen Hernández de Felipe Carrillo Puerto, Ana Paty Peralta de Benito Juárez y de Yensunni Martínez en Othón P. Blanco, disfrutan la total impunidad aunque usen recursos públicos. La inseguridad, violencia y corrupción absurdamente “normalizadas”. En fin, son cosas que pasan en nuestro país y en nuestro caribeño Estado.
¡Hasta la próxima!
Edición: Fernando Sierra