Opinión
Leobardo Cox
26/05/2025 | Mérida, Yucatán
Un grupo de mujeres de un pequeño pueblo maya de Yucatán se dedica a la meliponicultura y ha construido con mucho esfuerzo un recinto en el que salvaguardan los conocimientos ancestrales del manejo de las abejas nativas, y en el que desarrollan técnicas innovadoras para que las nuevas generaciones y los visitantes se acerquen y aprendan sobre estos insectos tan importantes para nuestro entorno.
La meliponicultura no debe confundirse con la apicultura como si fueran la misma actividad. Mientras que la apicultura se enfoca en la cría de abejas melíferas que poseen aguijón (Apis mellifera), que son criadas a nivel mundial para la producción de miel, polen y otros productos, la meliponicultura se centra en el manejo, crianza, rescate y conservación de diferentes variedades de abejas nativas sin agujón como las meliponas que pertenecen a la tribu meliponini, las de la tribu trigonini y las abejas de la tribu euglossini, procedentes de los bosques tropicales.
Foto: Leobardo Cox Tec
De manera histórica, en la región de Yaxcabá, la meliponicultura ha sido una actividad ancestral manejada por los hombres. Sin embargo, un grupo de mujeres que decidieron enfrentarse a los prejuicios se capacitaron y estudiaron para convertirse en ingenieras en desarrollo sustentable y se aliaron para consolidar el único meliponario de la región dirigido exclusivamente por mujeres. La mayoría de ellas ya eran madres y se dedicaban al hogar cuando decidieron estudiar su ingeniería. Recibiendo el apoyo de sus familias, adquirieron un espacio y sus primeras colmenas para dar inicio a la construcción de este espacio donde la ciencia y la tradición se encontrarían. Ellas se han convertido no solamente en meliponicultoras, sino también en investigadoras y promotoras de la educación ambiental en Yaxcabá.
Una de las integrantes contó que cuando estudiaban la ingeniería se interesaron mucho en las abejas: “Fuimos conociendo los diferentes tipos de manejos de abejas en cajas tecnificadas y jobones (troncos ahuecados donde se desarrollan las colmenas), de ahí comenzamos a realizar rescates. Decidimos fundar un meliponario y acordamos que debería tener un nombre en lengua maya, por lo que elegimos “U najil yilk’il kaab” que significa “La casa de las abejas”. La palabra yilk’il también es el nombre maya para referirse a todos los insectos, por lo que esta no solo es casa de abejas, sino de todos los insectos que son importantes para nuestro ecosistema”. Al principio eran diez integrantes, en la actualidad Jenny, Deysi, Magali, Rosina, Celia y Carolina son quienes sostienen este espacio.

“La idea original, y que continuamos, es que nuestro meliponario sea un centro comunitario para dar a conocer a las abejas nativas. Hemos registrado 12 variedades de ellas en Yaxcabá, de las cuales tenemos cuatro en este espacio: la Melipona becheeii o xunáan kaab/ko’olel kaab/pool kaab, la Scaptotrigona pectoralis o k’antsak, la Frieseomelitta nigra o sak xiik’, y la Nannotrigona perilampoides o ya’axich / bo’ol y hemos podido tener acceso al manejo de una Euglosa viridissima y una Cephalotrigona zexmeniae o ejool/ta’aj kaab”, expresó otra de las meliponicultoras. Entre sus proyectos más ambiciosos está el llevar a cabo una colección entomológica que servirá para dar talleres especializados y así enseñar a las personas cómo distinguir cada una de las variedades de abejas e insectos asociados a ellas.
Este meliponario se distingue de los demás que existen en Yucatán porque no solamente aprovecha las meliponas para la producción de su miel con fines comerciales, sino que busca preservar los conocimientos tradicionales mayas asociados a las abejas. Con ayuda de sacerdotes mayas o jmeeno’ob, ellas realizan rituales como el loj xunáan kaab o primicia de bendición de las meliponas; ofrecen el saka’, bebida sagrada a base de maíz, para que los dioses cuiden las colmenas; ofrecen alimentos especiales a las abejas para agradecerles y buscan integrar otros ritos que se están perdiendo en la comunidad. Este es un ejemplo de que la modernidad y la tradición no deben ser contrarios, sino que deben ser complementarios.

Además de su trabajo directo en la producción de miel de meliponas, este grupo de mujeres realiza rescate y reubicación de abejas nativas cuando estas se encuentran en riesgo y desde marzo de 2024 también ofrecen visitas guiadas al meliponario, realizan pequeños talleres gratuitos para los niños y jóvenes de las escuelas de Yaxcabá: “Nos gusta que los niños se maravillen cuando conocen las abejas nativas porque las pueden tocar y se emocionan cuando se posan sobre sus manos. Ellos solamente conocen las abejas Apis, las que tienen aguijón y muchas veces les tienen miedo a las demás abejas, por eso es importante que las conozcan y aprendan que son valiosas para nosotros.
Además, ellos son como esponjas, retienen toda la información”, señalaron. Del mismo modo, ofrecen catas de miel y elaboran subproductos de la colmena y aprovechan la cera, la miel y el propóleo para procesar cremas faciales y corporales, bálsamos labiales, jarabes y tinturas. De manera reciente han decidido recibir visitantes nacionales y extranjeros para ofrecerles una ruta de turismo comunitario de bajo impacto por todo el pueblo para que conozcan el patrimonio biocultural y la importancia de su conservación.
Edición: Estefanía Cardeña