Opinión
La Jornada Maya
18/11/2025 | Mérida, Yucatán
Entre los conflictos político -sociales que enfrenta el gobierno federal se encuentran las demandas de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), organización sindical con un largo historial de movilizaciones de alto impacto, pero cuya presencia es más de enclaves que equilibrada en todo el país.
La CNTE ha estado activa en el último año, relanzando demandas que llevan ya varios años en la mesa de discusión, pero que resultan desproporcionadas ante la realidad presupuestaria nacional.
Difícilmente habrá quien esté en desacuerdo con que se reconozca el esfuerzo de los miles de profesores, quienes no solamente deben impartir sus clases ante grupos cuyo tamaño resulta antipedagógico, sino que también deben lidiar con una gran carga de trabajo extra aula, entre planeaciones y evaluaciones, que termina por afectar su vida personal y por dificultar su acceso a oportunidades de capacitación.
Sobra mencionar otra realidad que está viviendo el profesorado en todo el mundo: el deterioro de su percepción como figura de autoridad, al grado que pueden encontrarse ejemplos escandalosos de agresiones por parte de alumnos y padres de familia, pero también de falta de empatía por parte de las autoridades escolares y gubernamentales.
Así, la CNTE ha mantenido su discurso de exigir la derogación total de la Ley del Issste de 2007, así como la abrogación de las reformas educativas impulsadas tanto por Enrique Peña Nieto como Andrés Manuel López Obrador, la eliminación de la Unidad de Medida y Actualización para el cálculo de pensiones y prestaciones, al igual que la de la Unidad del Sistema para la Carrera de Maestras y Maestros (Usicamm), un mayor presupuesto para educación, salud y seguridad social, entre otras,
advirtiendo que de no quedar satisfechas sus peticiones, podría “boicotear” algunas actividades del Mundial de Futbol 2026.
Ya la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo ha descartado que la CNTE pueda obstaculizar la Copa. “No va a suceder, no va a pasar nada”, ha dicho la mandataria durante su conferencia diaria. Esto, sin embargo, no debe tomarse como una descalificación a la capacidad de la CNTE para movilizar a sus agremiados; simplemente, también revisando su historial, se observa que la agrupación gremial tiene mayor capacidad en entidades como Oaxaca, Guerrero, Chiapas y Michoacán, aunque no por ello ha dejado de realizar plantones frente a la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión y también ha recurrido a bloquear avenidas principales y accesos a aeropuertos.
Entonces, la advertencia de la CNTE no debe caer en saco roto. Resulta positivo que se haya indicado que hay diálogo entre la organización y una representación del gobierno federal, que también sabe de la importancia del Mundial tanto para la población mexicana como para la economía nacional y las relaciones internacionales.
Por otro lado, el mensaje de la Presidencia es el de evitar caer en una nueva provocación. Afectar la realización de los partidos en Guadalajara, Monterrey o la Ciudad de México es también repetir el mensaje que Gustavo Díaz Ordaz atribuyó al movimiento estudiantil de 1968 para justificar la represión del 2 de octubre en Tlatelolco, y si bien la CNTE ha utilizado consignas como “Si no hay solución no rodará el balón”, también es sabido que en este momento es imposible cumplir con sus demandas, aunque una de ellas, la desaparición de la Usicamm, ya es una realidad.
Ahora, recurrir a la amenaza de boicotear el Mundial puede jugar contra la CNTE, precisamente porque se trata del deporte/espectáculo más popular en México, por lo que terminaría por perder simpatías entre la ciudadanía, algo que tampoco ha tenido por parte de la derecha, a la cual le interesaría un nuevo enfrentamiento con la Presidenta.
Edición: Fernando Sierra