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Los mensajes en la guerra

“Quédate en casa”; “Sal, haz turismo local”
Foto: Fernando Eloy

En toda guerra, la población civil recibe una gran cantidad de mensajes que no solamente resultan contradictorios sino a veces mutuamente excluyentes. Se le llama a mantener la economía como un modo de apoyo a las tropas, pero a la vez a no adquirir productos del país adversario, aunque uno sea pacifista y esos productos resulten más baratos o elaborados con mejores prácticas. En estos momentos, la guerra contra el COVID-19 ha propiciado igualmente una multitud de mensajes que en conjunto plantean una dificultad de interpretación para el ciudadano común.

“Quédate en casa”, es uno; “Sal, haz turismo local”, “Ya estamos abiertos, con todas las medidas sanitarias”, llaman a dejar el encierro que indica el primero. Y sí, la economía se hunde cuando no hay consumo, y la manera en que está compuesta la mexicana impide a mucha gente obedecer la instrucción de permanecer en casa.

Y la gente sale, va a un restaurante, a un hotel, que no pueden estar llenos y a los que hay que llegar portando un cubrebocas. Algunos han sido rápidos para condenar a quienes realizan estas salidas. Hasta el Papa ha dicho que quienes han salido “no han pensado en las personas que se han quedado en casa, en los problemas económicos que está sufriendo la gente como consecuencia de la pandemia… Sólo han pensado en las vacaciones y en su propio placer”.

Quienes dependen de la derrama que deja el turismo difícilmente pensarán igual que el pontífice. Los empleados de ese sector suelen recibir mucho más en propinas que en salarios, y cuando no hay un plan de apoyos o éste se basa en el ingreso formal, quienes dependen de ese empleo se hunden en la precariedad.

Pero, ¿quién tiene derecho a vacaciones cuando se enfrenta una guerra, o una pandemia? También, históricamente, la tropa y los oficiales. Los soldados ubicados en las trincheras, la infantería, los que marchan sobre sus estómagos, tienen un período de descanso después de algunos meses de servicio. Por el contrario, jefes y generales no pueden desentenderse ni un momento de las labores.

En el espacio civil, la voluble opinión pública suele condenar al funcionario que toma vacaciones, y no faltan quienes promueven la renuncia de quien es sorprendido en un descanso. Total, su paga sale del dinero de los contribuyentes y son servidores públicos, no deidades.

Comparar el viaje de Hugo López-Gatell con el de Doug Ford, ministro de finanzas de la provincia de Ontario tiene una trampa: este último intentó engañar al público, y por eso su salida era necesaria. El subsecretario de Salud mexicano, por el contrario, fue sorprendido por ávidas cámaras y redes sociales, y con ello desperdició una gran oportunidad de aclarar los mensajes; bien pudo ser él quien publicara cómo se puede salir de paseo, con qué medidas, a qué protocolos prestar atención en hoteles y restaurantes. En lugar de ello, dejó la imagen de que le preocuparon más sus vacaciones que los mexicanos.

En efecto, el señor de la Sana Distancia no hizo algo que no se le haya dicho a los mexicanos desde el gobierno: sal, haz que se mueva la economía. No salió del país, y aunque se le vio sin cubrebocas, no fue entre una multitud como la que se reunió en Playa del Carmen este fin de año. Pero no por ello él deja de ser el responsable del combate a la pandemia, ni el funcionario que más espacio ha ocupado en los medios después del Presidente. Y ya pasó suficiente tiempo como para cometer una novatez de ese tamaño.

López-Gatell tiene mucho qué decir en los próximos meses. En un año atípico tendremos elecciones, y México no tiene una legislación que facilite el voto por correo en territorio nacional. La que viene se anuncia como la elección más grande en la historia del país, pero incluso con vacunas, para el ciudadano es mucho más tentador hacer caso al “quédate en casa”.

Y sí, para el día de la elección se prevé que habrá un buen número de mexicanos vacunados, y habrá quien quede persuadido de los comerciales de Morena para querer ir a votar por este partido; pero la oposición también tiene la baraja del manejo de la pandemia, ese que mantiene al país en el cuarto lugar mundial en muertes por COVID-19 aunque la curva se haya aplanado. De nada sirve llamar a no politizar lo que nació político.

 

Adendum

En la guerra, jefes y generales no tienen descanso. Uno pensaría que nunca deben salir de los cuarteles, pero no es así. También viajan y pasean, aunque en esos momentos siguen recibiendo información y destinando tiempo al análisis; sin embargo, resulta imperdonable una de estas salidas sin pasar a las trincheras y levantar la moral a la tropa. Eso sí ha hecho falta en todos los niveles de gobierno. El personal sanitario está cansado, y sus generales no quieren ir a ver qué se necesita en la primera línea de combate.

 

Edición: Laura


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