Las peras del olmo y el reto de la vacunación en México

El año 2020 cerró con una carrera frenética por aplicar las distintas vacunas contra la COVID-19 que ha mantenido en jaque a toda la humanidad. Cierto es que desde hace algunos meses China y Rusia han comenzado a aplicar sus respectivas vacunas (Sinovac y Spunick V) a importantes sectores de la población. Por el momento se trata de más de 200 prototipos de vacunas que se encuentran desarrollándose. En México comenzaremos con la vacuna de Pzier y BioNTech que ya fue autorizada por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris). 

Desde inicio de la pandemia, el Canciller Marcelo Ebrard se dio  a la tarea de trabajar en la adquisición de millones de vacunas para México. La idea es que exista un acceso universal garantizado para toda la población mexicana. El acuerdo obtenido con la OMS, México lo suscribió en septiembre pasado, después de meses de negociaciones. En su primer momento México planea desembolsar alrededor de 20 mil millones de pesos.  

De esa manera, desde diciembre la vacuna ha sido una realidad en el país. Se ha planteado un Plan Nacional de Vacunación Contra COVID-19, dividido en 5 etapas. El plan está estructurado en ir vacunando de acuerdo a edades y por décadas. Los puestos de vacunación en un primer momento estarán exclusivamente ubicados en instalaciones militares, conforme avance el Plan se contempla ir estableciendo otros puntos de vacunación.

Los meses de diciembre de 2020 y enero de 2021 la vacuna será aplicada exclusivamente a personal médico que se encuentra en primera línea de batalla contra la COVID-19. El personal médico será seleccionado por las propias dependencias de salud, sin importar si son públicas o privadas. 

Es a partir de febrero 2021 que iniciará la vacunación masiva para la población. Durante febrero se continuará con el resto del personal médico y se comenzará con personas mayores de 60 años (etapa 2). Está lógica continuará hasta los meses de abril y mayo que será cuando la población de entre 50 y 59 años pueda acudir a vacunarse (etapa 3). Mayo y junio serán los meses en los cuales las personas de entre 40 y 49 años tendrán su turno (etapa 4). A partir de junio y hasta marzo de 2022 se extenderá la vacunación al resto de la población (etapa 5). 

Se tratará de una labor titánica que demandará de muchísima organización, coordinación, esfuerzo humano, experiencia y mucha buena fe. La estrategia nacional de vacunación puede ser ese punto medular donde todo el país se reconcilie consigo mismo e incluso salir engrandecido. Queremos pensar que es a lo que le apuesta el gobierno de la 4T al monopolizar la distribución y aplicación de las vacunas. 

2021 es un año electoral y desafortunadamente el manejo de la pandemia será tema en las campañas, de ello no nos queda la menor duda, se tratará de un debate necesario. Sin embargo, debemos saber distinguir entre lo que ha significado la enfermedad a lo largo de 2020 y del proceso que está por comenzar mediante la vacunación masiva en 2021. Se trata de una verdadera oportunidad para nosotros como ciudadanos. 

Por un lado, la 4T podría ir más allá de lo mero discurso y plasmar en la realidad que se interesa por el conjunto de la población, más allá de su “primero los pobres” e ir más bien por un “vacunas para todos” o al menos para aquellos que deseen vacunarse. Por otro lado, la oposición hace bien en exigir se nombre un “zar” de vacunación contra la COVID-19, se trataría de la extensión de puentes para garantizar un trabajo que requiere de todo nivel de autoridades. 

Sin embargo, la oposición, sobre todo la llamada Alianza Federalista (AF), no debería exigir libertad para que los gobiernos estatales puedan comprar y aplicar vacuna anti COVID-19. Rápido olvidó Enrique Alfaro de Jalisco, el ridículo monumental que hizo al anunciar la compra de millones de pruebas rápidas que nunca llegaron. Y es que exigir la libertad para comprar, distribuir y aplicar las vacunas se transformará rápido en botín político en pleno año electoral. Es ahí donde se podrá medir la altura de miras de nuestros políticos, pero por lo mismo, y sin importar partidos ni colores, es que somos poco optimistas al respecto. 

La pandemia terminó por polarizar a la sociedad mexicana, los políticos profesionales, gobierno y oposición, demostraron una vez más no estar a la altura de la situación. Cierto es que se trata de elegir entre “lo malo” y “lo peor”. Pero los verdaderos estadistas saben corregir sobre la marcha. 

La llegada de la vacuna, insistimos, ofrece una oportunidad única para revalorar a los gobernantes, empezando por el presidente AMLO. La historia seguramente será severa con la 4T y sus aliados, cuando deba realizar el balance del manejo de la pandemia. El Plan Nacional de Vacunación contra COVID-19, puede servir para recordarle al presidente, pero sobre todo a la población en general que más allá de “fifís” y “chairos”, de “mafia en el poder” y “pueblo bueno”, en este país existimos ciudadanos y que todos compartimos el ser mexicanos. Veremos quienes son capaces de anteponer sus proyectos e intereses personales y/o grupales por un bien mayor y general: la salud del país.

Edición: Laura Espejo