Pareciera que el sentido común se encuentra en proceso de extinción. Nuestra conducta manifiesta falta de conexión con la de pensar; actuamos por impulso, interés, dolo y anexas, sin tomar en cuenta que todo tiene consecuencias y precisamente es el sentido común el que no da la alerta. Si esta lloviendo afuera y sales: te mojas.
Los refranes están plagados de sabiduría de los abuelos con sentido común: “no por mucho madrugar: amanece más temprano”.
Hoy, el sentido común nos dice:
Si no riegas una plantita: muere.
Si no alimentas el cerebro con ideas frescas, estimulantes: se automatiza.
Si no nutrimos las relaciones con comunicación, cariño, acompañamiento, interés, solidaridad: se evaporan.
Si no buceamos en la fuente de la lectura: se empobrece nuestras vidas, vocabulario, capacidad analítica y critica. Y es que, a través de la lectura, comprendemos el proceso de los sentimientos: los propios y ajenos; se estimula la empatía, los valores universales de generosidad y justicia. Se diluyen las fronteras y ensancha el horizonte; adquirimos la visión universal de identidad particular y la conciencia de ser parte de una aldea global.
Si construyo fraccionamientos sin planeación ni limites: llegará el tiempo en el que mi familia y yo estaremos inmersos, padeciendo el caos citadino.
Si mi empresa contamina la tierra y los cenotes: ¿qué comeré? ¿dónde encontraran agua limpia mis nietos?
Si como partido político propongo candidatos ineptos, sólo porque son famosos y con sus votos mantendré mi registro: ¿cómo me defenderé cuando tengan poder y nadie los controle?
Si vendo vacunas piratas: ¿quién me asegura de que es original la que me pongan a mí y a los míos?
Si propongo al cargo de gobernador a alguien que ha sido acusado de abuso sexual: ¿qué libertades estoy ofreciendo al pueblo?
Si callo por temor: otorgo permiso.
El cuerpo grita con enfermedades: lo que la boca calla.
Lo inmediato: no siempre es lo importante.
Si abusas de la viuda y el débil: ¿cómo podrás defenderte de tus hijos que aprendieron de su padre?
Vivir buscando en qué entretenerme: no resuelve mis problemas.
Juzgar las vidas ajenas: no le da sentido a la mía.
Invertir en educación de las niñas: expande el futuro de una nación.
Invertir en ciencia: propicia la independencia del país.
Invertir en cultura y deporte: integra a una comunidad más sana y alegre.
Sobre proteger a los hijos: les niega la oportunidad de descubrir sus capacidades.
Propiciar el odio, la violencia, desconfianza, competencia, des unión, discriminación, racismo: tiene consecuencias.
Propiciar la justicia, identidad, equidad, respeto, empatía, solidaridad, la paz: también tiene sus consecuencias.
Si hago algo: habrá repercusión, si no, también.
Quizá esta sacudida que el bicho nos está regalando sea el retorno del sentido común que nos vino a recordar lo qué es realmente importante.
Tomar en cuenta al sentido común, “el menos común de los sentidos”: ¡nos conviene!
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