El pirata Mundaca dejó una tumba vacía con un mensaje para su amada en Isla Mujeres

El cementerio municipal de Isla Mujeres data del año de 1850, y es ahí, a unos cuantos metros del mar y en medio de la arena, que se encuentra la tumba vacía de Fermín Mundaca y Marechega, protagonista de una historia de amor no correspondido que ha trascendido hasta nuestros días y que representa un atractivo turístico para la isla.

Mundaca y Marechaga es un personaje icónico de la cultura de Isla Mujeres. Según el cronista de la ciudad, Fidel Villanueva Madrid, el “pirata”, que se dedicó a la trata de personas a su llegada a la isla poco antes de 1856, nació en 1825 en la provincia de Vizcaya, España.

Se cree que el hombre, que vivió enamorado de una joven de la isla a la que le triplicaba la edad, conocida como “la trigueña”, tenía estudios de arquitectura y navegación y reportaba su labor como piloto náutico, aunque en realidad era un tratante de personas, con lo que se ganó el mote de pirata, que de hecho es la imagen icónica de los piratas el referente del mausoleo que se encuentra en el cementerio municipal.

El panteón municipal, precisa Villanueva Madrid, es uno de esos sitios mágicos e históricos de Isla Mujeres y que incluso se incorpora a los tours turísticos junto con el monumento de José Martí o el de Francisco Hernández de Córdova, a quien se reconoce por haber bautizado la isla, entre otros.

“Ahí pueden encontrar tumbas de 1850 a la fecha, la tumba de Fermín Mundaca y Marechega, un vizcaíno, navegante, arquitecto, traficante de personas, la construyó con ansias de que lo enterraran ahí”, narra el cronista.

Y aunque preparó lo que sería su última morada, Fidel Mundaca murió en 1882 fuera de la isla, en una fecha aún en discusión, y su cuerpo también tuvo que ser enterrado en otro sitio; algunas versiones creen que fue llevado enfermo a Yucatán, en donde murió, y otras sostienen que fue trasladado a La Habana, porque para entonces era más rápido llegar ahí.

Por lo tanto, esa tumba en el cementerio municipal que es visitada por cientos de personas al año es sólo testigo mudo de una historia que Mundaca quiso contar en una frase: “como tú eres, yo fui” y del otro costado “como soy, luego serás”, que hacían referencia a la edad de Mundaca y la de la niña de 14 años por la que vivía obsesionado.

“Ella nunca lo aceptó porque para ella ya era un viejo, ella tenía 14 años y él 50, le puso ‘como tú eres, yo fui; como soy, luego serás’, le dijo con eso que un día sería vieja, y enfrente un letrero, una leyenda que decía ‘ruega por nosotros’”, indica el cronista.

Pero la tumba en el cementerio no fue lo único que dejó Mundaca por su paso en la isla, sino también una hacienda construida entre 1862 y 1876, y cuya longitud es de casi el 40 por ciento de la isla y a la que llamó Vista Alegre, caracterizada por detalles arquitectónicos únicos.

“Fue una hacienda muy colorida y es lo que sorprende a la gente, capaz de percibir en el tiempo cómo un hombre que logró que media isla fuera su hacienda, que construyó hermosos arcos, que trajo flores exóticas de la India, que hizo tanta arquitectura con un arte que no hay en México, no consiguió que una muchacha que habitaba una choza de paja lo aceptara como su esposo”, narra.

De su obsesión por la joven en lo que presumiblemente fue un amor no correspondido ha emergido la versión de que el pirata no murió por cólera, sino de amor. El cronista ha llamado a esta leyenda La historia del pirata y la doncella, por la actividad a la que se dedicaba Mundaca y lo que considera que más allá de lo negativo, se cuenta como parte de la historia de la humanidad que desapareció con la invención de la máquina de vapor.

“Mundaca no era un pirata clásico”, cuenta el cronista y abunda que se dedicaba a la venta de esclavos, que fue una forma de piratería y se cree que emigró en una oleada de migrantes que llegaron a Cuba en 1845, y de ahí se involucró en la trata de esclavos de África a América, pero cuando se firman tratados internacionales contra la esclavitud, Mundaca llega a Isla Mujeres para traficar con nativos mayas.

Alrededor de la tumba vacía de Mundaca también emergen historias que cuentan sobre la existencia de un tesoro, pero lo que sí constata el cronista es que a un costado del mausoleo se encontró un caracol rosado envuelto en hilo negro, cuyo significado se desconoce.

También te puede interesar: 

-Catrinas desfilarán por la Quinta avenida de Playa del Carmen

-Tulumnenses visitan a sus fieles difuntos

-Vecinos de Calderitas le dan vida a su cementerio

-Celebra Xcaret edición 15 del Festival de Vida y Muerte

-Así celebran el Día de Muertos los ayuntamientos de QRoo

-Chef playense le da un toque tropical al tradicional pan de muerto

Edición: Ana Ordaz