“A lo largo de la cuarentena muchas personas nos hemos adaptado al uso de las nuevas tecnologías, a nuevas formas de trabajo, de entretenimiento y comunicación, no así las personas de la tercera edad, quienes enfrentan esta contingencia mayormente solos, aislados y con temor, situación que se suma a la depresión normal por la se que transita a esa edad; es importante que tengan contacto personal con otras personas”, sostuvo la sicóloga Patricia Vidal Russi. Destacó que esta pandemia puede ser una oportunidad: “tomar esta crisis para cambiar valores y uno de ellos es acercarnos a nuestros ancianos”.
Señaló que muchos adultos mayores rechazan la atención vía telefónica o virtual, al considerar que requieren de la presencia física para entender que “le importan a alguien porque se sienten abandonados. La simple presencia de alguien a su lado es importante, pregunten a sus vecinos cómo están, si necesitan algo y eso les ayudará un poco”.
Egresada de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y con más de 30 años de experiencia en el campo, la doctora refirió por ejemplo al caso de los empacadores de la tercera edad en los supermercados: “aunque es un trabajo sencillo, los hacía sentir vivos”.
Y en ese sentido indica que no solo física, sino emocionalmente las personas de la tercera edad son las más afectadas, puesto que al inicio de la cuarentena la mayoría hemos desarrollado alternativas de vida diseñando estilos para tener contacto con la familia o amigos, pero en el caso de las personas de la tercera edad, esta población tiene acceso limitado o restringido a las tecnologías, lo que los hace mantenerse en aislamiento.
“Los tienen completamente olvidados y si algo se ha avanzado en las investigaciones es que la parte afectiva, que fortalece el sistema inmunológico, es preponderante en la salud”, subrayó la sicóloga al apuntar que es importante que es importante que los adultos mayores se sientan queridos y apreciados con detalles simples como preguntarles cómo están.
Este sector poblacional está en medio de la tragedia de ser uno de los grupos más vulnerables al COVID-19, “eso lo hace riesgoso, peligroso y triste, a lo que habría que sumar la cuestión económica”.
De acuerdo al INEGI, en Quintana Roo se registra el menor número de adultos mayores en relación al porcentaje total de su población. Hasta el 2010 en la entidad había 63 mil 962 de 60 y más años, prácticamente la mitad de hombres y mujeres.
El Sistema DIF estatal ha atendido a este grupo poblacional mediante la red de psicólogos vía el número 911. Las temáticas de atención son violencia, estrés, ansiedad e incluso duelos.
Edición: Enrique Álvarez
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