Carlos Águila Arreola
21 de mayo, 2015
Cancún
El Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda) solicitó a la Semarnat, para su estudio, el proyecto del gasoducto que aprobó el 5 de mayo la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA), un día antes que lo anunciará el presidente Enrique Peña Nieto en el Foro Económico Mundial en Riviera Maya, señaló Alejandra Serrano Pavón, coordinadora en el Sureste del organismo.
Y es que a más de dos meses de iniciar funciones formalmente, la ASEA, y a cinco de la reforma energética, “hay una fuerte preocupación por parte del Cemda debido a la falta de seguridad jurídica y de información sobre cómo están funcionando las instituciones del Estado responsables de esos temas”, se indicó en comunicado.
Según se estableció en la reforma energética, la regulación y vigilancia de los impactos ocasionados por los hidrocarburos ya no son competencia de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y, por tanto, las denuncias ya no son atendidas por la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), sino por la ASEA.
“A la fecha hay poca claridad sobre cuál será el marco normativo y alcance de las facultades de esa agencia para vigilar el cumplimiento de la ley en la materia, sobre las medidas de prevención y mitigación por las actividades de exploración y explotación de hidrocarburos, y sobre el monitoreo y sanciones por los daños al medio ambiente y a las personas.”
Particularmente, sostiene el Cemda, preocupa que la ASEA aprobará y revisará la aplicación de la legislación ambiental en los proyectos de fracturación hidráulica (fracking), sin que al momento haya una regulación o lineamientos técnicos vinculantes para la prevención de los altos impactos ambientales que conlleva, ni mecanismos claros de monitoreo y vigilancia.
Y cita los casos específicos de “impactos en el calentamiento global por emisiones de gas metano debido a ineficiencias en la extracción, procesamiento, traslado y distribución. El metano tiene un efecto invernadero 20 veces más potente que el dióxido de carbono (CO2).
“En proyectos de gas esquisto –también conocido como lutita o pizarra, es un hidrocarburo gaseoso en la formaciones rocosas sedimentarias de grano muy fino–, el escape de metano es superior en 30 por ciento al de los proyectos de gas natural convencional.
“Afectación a otras actividades productivas. La explotación de gas esquisto por fractura hidráulica representa un cambio radical del paisaje en zonas rurales, incompatible, por la contaminación generada, con otras actividades como la agricultura, ganadería y turismo.”
Debido a esos impactos, la organización Council of Scientific Society Presidents, formada por alrededor de 1.4 millones de científicos, ha instado a manejar con cautela la extracción del gas de esquisto hasta no tener una mejor base científica sobre los impactos ambientales.
“En ese sentido, la falta de información sobre la operatividad de ASEA en materia de impacto ambiental, monitoreo y vigilancia de los proyectos de hidrocarburos deja en total vacío e incertidumbre legal la protección del medio ambiente y los recursos naturales, perjudicando la transparencia del sector ambiental”, sostiene el Cemda.
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