Texto y foto: Joana Maldonado
La Jornada Maya

Chetumal, Quintana Roo
Miércoles 22 de marzo, 2017

El Casino [i]Mayan Princess[/i], inaugurado en marzo de 2015, abrió sus puertas por última vez la madrugada de este miércoles, dejando a un centenar de chetumaleños desempleados y una alternativa menos para el turismo.

En diciembre pasado, el Congreso del estado aprobó como parte del paquete presupuestal, un impuesto del 10 por ciento a las erogaciones en juegos y concursos, mismo que se aplica en otros estados. Sin embargo, en Chetumal la afectación fue más evidente.

Derivado de ello, en febrero de este año, el Casino Princess recortó su personal, de 108 trabajadores a 68, motivo por el que comenzó el rumor de su cierre. No obstante, el recorte de recursos humanos, el cambio de horario para atender a los consumidores y diversas promociones fueron suficientes para la subsistencia de dicho establecimiento, ya que la economía en la zona sur se ha visto mermada por diversas circunstancias.

“La economía de la ciudad no está en sus mejores momentos, pese al esfuerzo gubernamental por activar la zona sur, pues las medidas fiscales también han generado inestabilidad”, sostienen las cámaras empresariales.

[b]Ludopatía[/b]

Desde su apertura, el Casino Mayan Princess, ubicado a un costado del Hotel Arges en la avenida Lázaro Cárdenas de la capital quintanarroense, recrudeció el fenómeno de ludopatía que desde hace al menos una década se ha documentado en Chetumal desde la apertura de los casinos en la Zona Libre.

Por la cercanía, personas como la señora Mireya, habitante de la colonia Barrio Bravo, a sólo cinco minutos de este sitio, podían pasar un tiempo estimado de una o dos horas al día sin que ello afectara sus labores diarias en el hogar. Ella, como muchas personas, se enfrentaron con sorpresa ante la noticia de que el casino había cerrado este miércoles. “Ahora tendremos que ir hasta la Zona”, dijo la ama de casa.

Desde el 2005 se ha documentado que los principales usuarios de los casinos de la Zona Libre son mexicanos, chetumaleños particularmente. La cercanía de un negocio de este tipo aumenta la frecuencia en el que las personas visitan el lugar y en algunos casos, se convierte en adicción al juego.

Entre los resultados más comunes de la ludopatía destacan endeudamientos, separaciones familiares, divorcios, abandono del hogar, depresión y hasta casos de suicidio. En una ciudad pequeña en donde la mayoría de sus habitantes se conocen, estos trascienden.

En su momento, el Sector Salud estimó que, de los usuarios de los casinos, sólo el 30 por ciento tiene solvencia económica para mantener el ritmo de apuestas, mientras que el resto debe acudir a préstamos, empeños e incluso hipotecas.


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