Luna concluirá la secundaria sin haber convivido con sus compañeros de clase

Especial: Volver al otro

Todas las personas construimos recuerdos y experiencias a través de las vivencias; en la infancia y adolescencia la mayoría de ellas se forman en el ámbito escolar, pero la pandemia está trayendo generaciones de niños y jóvenes aislados y socializando sólo a través de tecnologías. Es el caso de Luna, una adolescente de 14 años, quien relata que solamente acudió presencialmente a la secundaria durante seis meses y a escasos meses de que concluya el ciclo escolar, ella terminará este nivel educativo sin socialización y preocupada por su aprovechamiento.

Luna Maldonado Reynoso cumplirá 15 años en septiembre próximo, cursa el tercer grado de secundaria en la escuela Adolfo López Mateos, turno matutino, una de las escuelas más conocidas en Chetumal, pero también de las más vandalizadas y robadas durante el confinamiento, motivo por el que no han podido reiniciar actividades presenciales desde el arranque del ciclo escolar, ya que no cuentan con servicio de agua potable y luz eléctrica.

“A mí la secundaria me la pintaron muy bonito, mi papá y mi mamá y muchas personas de mi alrededor me contaron cómo fue esa etapa y me decían que fue la mejor etapa de sus vidas, me contaban sobre sus amigos, su primer novio o novia, incluso cuando se saltaban clases o hacían excursiones, sus primeras fiestas; esas cosas que cuentan y que yo no contaré durante mi estancia en secundaria”, relata Luna.

La adolescente recuerda los primeros meses del ciclo escolar 2019-2020, fecha en que inició la educación secundaria presencialmente, hasta el mes de marzo de 2020 cuando les notificaron una semana antes de las vacaciones de semana santa que debían adelantar el periodo de descanso por la pandemia.

“Me divertí mucho esos seis meses, me gustaba que al haber salido de la primaria la organización fuera distinta, por horarios y con diferentes maestros, me gustaba también que conocía a mucha gente y recuerdo mucho que al salir uno de los maestros nos dejó mucha tarea, nadie sabía que no volveríamos y ya casi han pasado dos años”, dice.

En julio próximo Luna concluirá su educación secundaria y ve difícil el poder volver a esa escuela, lo que le provoca, asegura, nostalgia por no haber podido acumular vivencias como sus padres o conocidos, que son mayores.

Además, le preocupa no estar suficientemente preparada para enfrentar un examen de ingreso a educación media superior, no tener herramientas y conocimiento necesario y no contar con la educación que ella quiere para su siguiente etapa, ya que hubo clases en las que tuvo contacto una sola vez con el docente.

Menciona que el día “más pesado” que tiene es cuando se conecta tres horas con tres distintos profesores, y ve difícil poder plantear sus dudas sobre los diversos temas, a pesar de ser una alumna con buenas calificaciones.

“Con lo que yo sé no creo que obtenga los resultados que yo deseo en la escuela que quiero. Hago mis tareas, estudio, pero no es lo mismo estar frente a los profesores en la escuela que en Classroom”, añade.

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Edición: Estefanía Cardeña