Acom
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya
Mérida, Yucatán
Domingo 22 de abril, 2018
El valor nutricional con el que inicie su proceso de desarrollo un niño es vital, los hábitos alimenticios de un infante comienzan desde el periodo de formación en el vientre materno y se complementan con la alimentación que recibe a partir del primer día de nacido, expresó la conferencista Ileana Fajardo Niquete, en su presentación en el XXXIII Congreso Nacional de Nutrición.
Fajardo Niquete, nutrióloga y funcionaria pública, disertó sobre aspectos básicos de la nutrición infantil en el evento de la Asociación Mexicana de Miembros de Facultades y Escuelas de Nutrición A.C. (AMMFEM), celebrado esta semana en Mérida.
La especialista expresó que los primeros mil días en la alimentación de un infante son vitales, pero desde la gestación, el producto recibe información genética de sus padres.
Es por ello que los antojos del embarazo deben de cuidarse, ya que representan información genética que el feto recibe y puede transmitirse hacia hábitos alimenticios posteriores.
Explicó que en la actualidad los hábitos alimenticios de las mujeres son muy diversos y si bien, las mujeres embarazadas acuden a monitoreos médicos, aspectos de cuidado y seguimiento durante el embarazo, también es de señalar que no todas cumplen con las medidas, observaciones y explicaciones que ofrecen los especialistas.
El periodo de lactancia es también una condición importante de señalar, porque en niño debe de recibir la leche materna y de esta forma, alimentarse de la mejor manera.
Pero es importante que las madres también deben de cuidar su alimentación en este periodo, ante la transmisión de alimentos que pueden impactar en el desarrollo del niño.
Expuso que se durante el embarazo, la gestación y el postparto, las mujeres deben saber alimentarse adecuadamente y con ello transmitir a sus hijos información de alimentos nutritivos y necesarios en su proceso de desarrollo y crecimiento.
Según se establece, sostuvo los primeros mil días de alimentación de un niño implicarán mecanismos y procesos de crecimiento, adaptabilidad alimenticia, entre otras cosas.
Se trata de “encender y apagar genes” y que el niño pueda tener el mejor desarrollo durante su primera etapa de vida, que le permitirá crecer sano, saludable y evitar riegos, enfermedades y padecimientos crónico degenerativo.
“La tarea implica el compromiso de las madres a mantener una alimentación adecuada, equilibrada y distante a los problemas que más afectan a un infante o un producto”, recomendó.
Evitar siempre alimentos grasos, altamente procesados, consumir productos naturales, frescos, será la diferencia entre un niño sano y uno con enfermedades y hábitos alimenticios deficientes.
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