"Al hombre le gusta escuchar historias"

Alberto Barrantes Ceciliano y Joan Serrra Montagut
Foto: Tomada de Facebook
La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Lunes 26 de febrero, 2018

El cielo está punteado por cientos de estrellas y una media Luna ilumina la pirámide de Kukulkán a pocos días de que la serpiente emplumada descienda de los confines celestiales para mezclarse, en su cita equinoccial anual, con los pueblos del Mayab. De repente, las luces se apagan y la luz plateada cubre todo el páramo, también el Castillo, silueta archiconocida y símbolo (voluntario o involuntario, nos guste o no) de la identidad yucateca.

Y luego, empiezan las historias, los colores, las formas, la voz que relata. Esta es una noche para corroborar, otra vez, que al ser humano le gusta escuchar historias. Que le cuenten vivencias, extrañezas, anécdotas, vicisitudes. Así fue desde el inicio de los tiempos, cuando rodeando grandes fuegos, compartíamos cuentos al amparo de la noche. Somos seres sociales y las historias nos vinculan.

Este mes que está a punto de terminar corroboramos, otra vez, el poder de las historias desde nuestros trabajos individuales (que detallaremos a continuación) y desde el trabajo conjunto que hemos tejido desde principios de febrero, fraguando relatos y narrativas junto a jóvenes de diversas procedencias y escenarios, tanto en Costa Rica como en México, en el marco de un intercambio cultural (Travesías) auspiciado por el Organismo Internacional de Juventud para Iberoamérica (OIJ), con sede en Madrid.

A través de este programa, 14 asociaciones culturales juveniles iberoamericanas se darán la mano este año, intercambiando saberes y aprendizajes, sentires y conocimientos, en siete encuentros que tiene la intención de generar redes, colaboraciones y arraigos.

[b]Carretica Cuentera y SOM Editorial Colectiva, una confluencia de caminos[/b]

El OIJ propuso un concurso de reportajes culturales hace un año y medio en el cual participamos los dos, Alberto Barrantes Ceciliano (un servidor), desde Carretica Cuentera (Costa Rica), y Joan Serra Montagut (un servidor), desde SOM Editorial Colectiva (México). En dicha competición, ambos resultamos ganadores y en ese momento empezamos a conocernos, pues había un vínculo evidente entre ambos proyectos.

Carretica Cuentera ha recorrido ya más de 100 escuelas de Preescolar y Primaria en Costa Rica, visitando más de 4 mil niños y niñas ticos (este año serán 4 mil más) y llevando a las aulas cuentos incompletos para que sean los niños, desde su imaginación y creatividad, quienes resuelvan el final de cada historia, junto a cuatro personajes que proceden de cuatro mundos distintos (el imaginario, el humano, el animal y el tecnológico); con los relatos cortos se abordan problemáticas relacionadas con el medio ambiente, con la educación financiera, los valores y la historia.

Carretica Cuentera, con el apoyo del banco BAC Credomatic, diseñó en el 2017 una aplicación gratuita para teléfonos celulares y tabletas, para trabajar la misma temática en las aulas a través de las nuevas tecnologías, convirtiéndolas en aliadas y no en enemigas de la educación. En cuanto a SOM Editorial Colectiva, se trata de una asociación civil sin fines de lucro que nació el 21 de mayo de 2014, Día Mundial de la Diversidad Cultural, para fomentar la escritura y la lectura de manera colectiva.

Editamos libros hechos por grupos de personas con base en una misma temática y una estructura aglutinadora y los repartimos por las bibliotecas públicas, para fomentar la lectura entre los jóvenes con obras hechas por ellos mismos, vinculando universidades, asociaciones, sector público y privado desde la sociedad civil organizada. Ambas iniciativas tienen como materia prima las historias; creemos en su poder indiscutible para transformar estructuras y proponer nuevos mundos o, al menos, nuevas maneras de entender el que ya tenemos, que pide a gritos un cambio de paradigma.

[b]Uniendo esfuerzos a través de Cuentos Colectivos por la Paz[/b]

Cuando el OIJ presentó la primera edición del programa de intercambios Travesías, tuvimos claro que debíamos intentar hacer una experiencia conjunta entre San José y Mérida. No costó mucho saber cuál sería el nexo de unión, pues ambos trabajamos con las historias.

El medio fueron los cuentos (recuperando los saberes de Carretica Cuentera en este campo) narrados de manera colectiva (aludiendo al espíritu de SOM Editorial Colectiva). El fondo fue la paz, el elemento-faro que guía nuestro caminar desde hace años y que nos anima a seguir avanzando en el infatigable camino del rescate, reavivamiento y producción de historias. ¿Por qué elegir la paz y no otro elemento? Porque la paz es necesaria. Porque la paz no es algo dado, no es algo que, como las cascadas, brote del vientre de las montañas sin fin. La paz se genera, se piensa, se sueña, se ejecuta, se modula, se materializa solamente si hay una intención clara en ello.

En muchos territorios de nuestra Iberoamérica la paz está truncada, silenciada, aniquilada, anulada y fragmentada y es necesario que esta situación cese de inmediato. Para ello, y desde nuestra humilde trinchera, decidimos aportar nuestro pequeño granito de arena con una metodología que se llama Cuentos Colectivos por la Paz que, dedicada a los jóvenes de 13 a 17 años, pero replicable a cualquier espacio y edad, pretende generar varios grupos de creación para que sean ellos los que diseñen historias de resolución de conflictos y paz ambientadas en espacios cotidianos, con personajes de su día a día y después de generar una dinámica de debate y lluvia de ideas con valores detonantes sobre la violencia. Algunos de los valores que se relacionaron con la violencia en los talleres realizados en México dan cuenta de lo necesario de tejer paz: sometimiento, rojo, México, pueblo, silencio, tortura… y un largo etcétera. Después de un proceso de escritura colectiva, los cuentos son compartidos, mezclándose así el proceso propio de la creación literaria con la narración oral. Nuestra intención ahora es sistematizar los resultados en una metodología que se pueda compartir y replicar el ejercicio cuando se pueda y donde se pueda, pues son estos pequeños destellos de paz y Literatura los que van quebrando el sistema, las narrativas opresivas y las injusticias que opacan la luz de nuestro camino como comunidad.