Juan Manuel Contreras
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Lunes 19 de febrero, 2018

Con la mirada puesta en las cuatro esquinas del parque y visiblemente nervioso, espero mi entrevista. Vibra el celular y me dice “siempre sí voy a llegar”. Federico, como le llamaremos por razones obvias, ha pasado los últimos 15 años de su vida inmerso en la delincuencia. Su especialidad es el robo a casa habitación, y a lo largo de nuestra estancia en el parque, platicamos sobre cómo es que entró en ese mundo y sus experiencias relativas a dicha actividad.

“Al principio sólo fue por diversión, me gustaba la adrenalina de robar”, dice. Tiempo después, las adicciones lo orillaron a tener amistades de edad más avanzada y a la larga se convirtió en el candidato perfecto para los planes de su círculo.

“Muy poca gente roba por problemas económicos. En mi experiencia, la mayoría lo hace por droga”, aclaró.

"El Fede", como lo conocen en su cuadra, ha “viajado” -término callejero que se utiliza cuando se es apresado por la policía- en un par ocasiones. En la primera cumplió cuatro años y en la segunda dos. Ambas por robo. “Allá adentro la vida no es fácil, pero al menos hay trabajo”.

Con el cambio de sistema jurídico en el 2014, entró en vigor el sistema de juicio oral. Fede cumplía sentencia por asalto a mano armada en aquella época. “Cuando cambia la administración, cambian las reglas”, explicó.

“Algunos se benefician, porque salen rápido -con su brazalete, claro-, sin embargo afecta a los presos porque, con la penitenciaría vacía ya no se realizan labores como el urdido y venta de hamacas. A falta de presos, el trabajo escasea. La sociedad también se ve afectada, pues los que salen vuelven a cometer sus fechorías al ver que es fácil entrar y salir. Para ellos es pan comido”.

Según Fede, es la Fiscalía General del Estado quien se encarga de darle seguimiento a las demandas, pero advierte que las declaraciones enviadas a los jueces del tribunal, en muchas ocasiones son alteradas debido a las torturas propinadas a los sospechosos de un crimen.

“Hay veces que cae gente inocente, pero los policías les arman un expediente a cambio de una estrellita en su carrera”, recordó.

Al ser cuestionado respecto a la cantidad de “golpes” -como le llaman a los atracos-, Federico no dudó al confesar que participó en más de 80.

[b]En promedio, ¿Cuánto te llevas por “chamba”?[/b]
“Sólo en casa de habitación, son de 20 a 50 mil pesos. Cuando se trata de robo a comercios, trabajamos en equipo y nos podemos llevar de 100 mil pesos a medio millón, según el caso. Ahí ya son robos a mano armada. Cuando es casa habitación me gusta trabajar limpio, sin armas”.

La vigilancia constante en las colonias es uno de los factores que “entorpecen” el trabajo del ladrón. “Mucha gente que se dedica al robo a casa habitación son chamacos, puro niño. La gente grande ya no lo hace por los madrazos que da la fiscalía. Ya no aguantas la misma putiza”, abundó.

En esa línea, Fede reveló que, desde su perspectiva, el robo a casa habitación y el maltrato a la mujer son los delitos más perseguidos. “Cuando caes por droga o cualquier otra cosa no te golpean ni te torturan, pero cuando cometes cualquiera de esos dos, ya sabes que te espera una buena allá adentro”.

[b]¿Cuánta gente participa cuando trabajan en equipo?[/b]
“Dependiendo del trabajo. Si es un negocio grande, tenemos que ser varios; cuando hay un vigilante, entramos entre cuatro: un chofer y tres más. Brincamos, usamos desarmadores gruesos para desmontar protectores y a veces ‘patas de cabra’ cuando se trata de abrir cajas fuertes”.

[b]¿Y una vez adentro?[/b]
“Si hay vigilante, lo primero es quitarle la cartera, sacar su IFE y leerle su dirección. Le decimos que si grita o se mueve, iremos a esa dirección a joder a su familia. Así es como lo asustamos para que no ponga resistencia y nos deje trabajar tranquilos”.

[b]¿Qué pasa antes de dar el “golpe”?[/b]
“Vigilamos la zona, a lo que le llamamos ‘campanear’. Lo hacemos desde una semana antes de ejecutar la operación”

[b]¿Qué sucede con el botín?[/b]
“Se vende en el mercado negro, es decir, a gente que conocemos y las compra para revender en sus negocios; o a particulares que compran los artículos a sabiendas de que son robados. El único pacto es que no digan en dónde lo consiguieron”.

[b]¿Y qué hacen con el dinero?[/b]
“Yo, en lo personal, me compro ropa, me enfiesto, salgo con mujeres; gasto en mí. También conozco gente que tiene deudas, mantienen a sus hijos, etcétera”.

[b]¿Drogas?[/b]
“Sí, muchos se lo gastan en drogas. Ahora hay una nueva que está circulando, el cristal. A mí no me gusta, pero he visto mucha gente a la que le despierta el deseo de robar. El cristal, la piedra y el clonazepam, son las drogas que más provocan esa sensación”.

[b]Y una vez que los atrapan, ¿qué sucede?[/b]
“Le tememos a la fiscalía y a los dígitos (judiciales), porque los policías pueden golpearte; pero no te arraigan, te llevan directo a la SPV. En cambio, la fiscalía te traslada a su edificio y cuando te meten a la celda, los judiciales te sacan y te ´llevan a pasear´”.

[b]¿Qué hay de las cosas que se dicen del Cereso?[/b]
“Muchas son mentira, es un lugar muy controlado. No hay motines, y cuando los hay es por cosas gruesas. La gente se tiene que acoplar a las reglas: no hacer fraude, no robar y no extorsionar a las familias de los nuevos reos”.

[b]¿Cómo regulan eso?[/b]
“Adentro hay un grupo al que le llaman ‘la comitiva’. Son presos de un módulo con autorización, para que, si la cagas, te busquen y te den unos madrazos para que confieses lo que hiciste. Los únicos con autoridad para meter orden adentro son los reos, no los vigilantes”.

[b]¿No los dividen según el delito que cometieron?[/b]
“Antes sí, ya no. Luego del 2014, los mandan al módulo de vinculados, o sea, en proceso. Los que están en el área, ya están sentenciados. Hay muchos mitos, como que a los violadores les hacen lo mismo a su llegada. Son puras mentiras. Mientras te comportes no tienes nada de qué preocuparte, es cuestión de no confiar mucho en la gente, porque la mayoría son traicioneros”.

[b]¿Tienen celulares?[/b]
“Algunos tienen celulares. Hay de todo, hasta Xbox puedes encontrar, sólo se necesita tener el contacto y por supuesto, el dinero”.


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