Casi dos décadas de navegar un barco llamado Ganso Azul

Andrés Silva Piotrowsky
La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Lunes 5 de febrero, 2018

Tras el desgaste que le dejó el paso por una maquiladora, Wendy Nuñez se había propuesto no volver a trabajar nunca en una empresa que apenas comience, pues se requiere de un esfuerzo muy grande que deja pocos resultados económicos y un gran cansancio; sin embargo, cuando recibió la invitación de subirse a este barco llamado Ganso Azul, no pudo resistirse y ya lleva navegando en él poco más de 18 años.

En esta fábrica de uniformes, Wendy encontró un espacio donde ha podido dar rienda suelta a su creatividad; forma parte de un grupo de siete personas donde se toman decisiones cruciales para la empresa, a la que ella le cuida peso a peso el presupuesto; a veces con algunas oposiciones que tiene que franjear para seguir en su propósito de cuidar los recursos y administrarlos de manera cada vez más eficiente.

La contadora, egresada de la UADY, nos cuenta que su presencia en la maquiladora no es simplemente un trabajo; “es una forma de vida”, afirma convencida y durante la conversación nos enteramos de que es madre de dos hijos a quienes ha sacado adelante gracias a su entrega laboral. No ha sido fácil, pues tuvo que delegar en su madre el cuidado de sus hijos y convertir los fines de semana en “tiempo de calidad” para convivir con ellos, lo que la tiene satisfecha, pues en la condición de madre soltera no es fácil sacar adelante a los hijos, no sólo económicamente, sino en lo emocional.

“Esta fábrica empezó con unas cuantas máquinas, en una casita allá por la colonia Yucatán”; tenía apenas lo indispensable y para Wendy es un enorme orgullo y satisfacción haber contribuido a su crecimiento sostenido, sumando ya alrededor de 700 empleados, en un amplísimo espacio en Parque Industrial.

Es un mundo de gente con todos los conflictos que acarrea su convivencia cotidiana.

Ganso Azul, nos comenta, subarrienda 12 servicios de transporte, para traer y llevar a su personal desde sus comunidades de origen, la forma en que contratan es muy incluyente: “a nosotros no nos importa si eres de chile, dulce o de manteca; para trabajar aquí sólo se requiere disposición y responsabilidad”; por eso es que entre el personal se encuentra gente con preferencias de todo tipo.

Wendy Nuñez nos habla con nostalgia de cuánto tiempo ha pasado al frente de la administración y de lo maravilloso que es trabajar en un lugar donde haces lo que te gusta: “así, el tiempo pasa sin darte cuenta, de pronto te miras al espejo y, sí, ves algunas arrugas de más y entonces te das cuenta de que ya pasaron más de 18 años”, nos comenta divertida.