En su libro Retrospectiva de una aguja, Elena Martínez Bolio plasma su vida, su pasión y su talento. Ella investiga y aporta sus propios conocimientos con un lenguaje sencillo y claro a través de sus páginas, coincidieron los panelistas durante la presentación de su obra, la cual se llevó a cabo en el Museo Palacio Cantón.
“Elena Martínez Bolio borda lo que es, lo que siente y lo que ve. Se borda a sí misma; borda una circunstancia que conlleva ser mujer en este siglo, borda piezas que, al momento de ser bordadas, se confunde la puntada con la sutura. Piezas que le necesitan doler para poder expresar”, sentenció Bernardo Sarvide Primo, director del Museo.
Este libro, además de toda su fuerza, añadió, nos da cuenta del camino andado por Elena Martínez. De su vida, sus ideas, exposiciones y espacios. Nos comparte sus reflexiones y su manera de percibir el mundo a través de manteles, faldas y camisas.
Miguel Ángel Martínez de la Fuente, editor de Retrospectiva de una aguja agradeció el privilegio que representó el estar tan cercano al trabajo de Martínez Bolio, lo que le permitió entender la estrecha relación que existe entre la edición y el diseño con el arte del bordado.
“Entendí que los que editamos y diseñamos libros, lo que hacemos es urdir con letras e imágenes; y peinar, peinar y seguir peinando hasta lograr un discurso que permita una clara comunicación”, detalló Miguel Ángel Martínez.
La diferencia, aclaró, es que este tipo de bordado no se debe notar, debe ser invisible, de tal manera que el mensaje de la obra del autor sea el discurso que hable.
Por su parte, la gestora cultural Celia Pedrero Cerón, quien también participó en el libro, destacó que la obra no sólo plasma el trabajo de Elena sobre el bordado, sino todas las artes que confluyen en él.
Elena es una artista que incursiona en el dibujo, la pintura, la instalación, el performance, el arte objeto, la escultura y también crea morales, en el video es guionista, musicaliza y dirige.
“Pero quiero compartir con ustedes otra faceta de Elena: la de escritora. No sé qué fue primero en su infancia, si la aguja o la pluma, pero pasa de una a otra con la gran facilidad de quien se apropia de lo que tenga a la mano para transmitir con arte y destreza sus sueños, sus tristezas y alegrías; sus ilusiones y esperanzas, ya sea con pinceles, agujas, plumas y hasta sus dedos”.
“Alquimista, hechicera, artista, artesana, diría ella. Lo mismo borda palabras para crear poemas y cuentos como igual ideas para escribir ensayos”.
“Elena no se considera una intelectual, pero lo es. No se expresa con lenguaje rimbombante ni tiene las ínfulas de ciertos artistas mediáticos, pero cuando charla, con esa mezcla de palabras sencillas y humor, están los conceptos filosóficos de sus lecturas y experiencias de vida”, precisó Celia Pedrero.
Luego de agradecer los cumplidos a su trabajo, Elena Martínez Bolio, autora de Retrospectiva de una aguja, reconoció que su obra nació sin saber que sería un libro.
“Como mi trabajo solía irse de mis manos sin siquiera quedarme con algunas fotos, lo echaba de menos. Así que apenas tuve en mis manos una cámara, me dediqué a captar momentos de las etapas de cada obra, su proceso y hacer apuntes para no olvidarlas”, expuso.
Ella no quería producir un libro, reconoció, sino llevar un registro de su trabajo, así que entre lo recolectado y atesorado como fotos sencillas que ella misma tomaba y otras de fotógrafos que se agregaban este trabajo, se fueron sumando imágenes.
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