“Yucatán es tierra de toros y al pueblo yucateco les gustan los toros, hay mucha tradición”, afirmó el empresario taurino Alberto Hagar Goff, quien descartó que por el momento se vaya a prohibir la tauromaquia en la entidad. “Estamos a salvo”, subrayó.
En días pasados, la Ciudad de México (CDMX) abrió la puerta a la prohibición de las corridas de toros, pues la Comisión de Bienestar Animal del Congreso local aprobó una iniciativa que propone poner fin a la fiesta taurina.
Sin embargo, el pasado 8 de diciembre, se dio a conocer que la resolución no será presentada ante el pleno hasta resolver qué pasará con los trabajadores directos e indirectos cuyos ingresos dependen de este tipo de entretenimiento.
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Al respecto, el representante de la empresa Toros Yucatán, indicó que lo que pasó en CDMX fue un “intento de un político de llamar la atención, pero no pasó a más”.
Aseguró que duda que alguien sugiera lo mismo en Yucatán porque “es una de las tradiciones más grandes que hay… Tenemos 160 municipios y cada uno tiene su feria y una corrida de toros”.
A nivel del país, agregó, Yucatán es el estado con más corridas de toros y de las más grandes del mundo. “Por el momento, quiero pensar que estamos a salvo”, indicó.
Aunque reconoció que en cualquier momento un político podría intentar meter una incitativa parecida; sin embargo, si alguien lo hiciera se volvería una persona “impopular” en el estado porque “Yucatán es tierra de toros”, afirmó.
No obstante dijo que si esto llegara a pasar primero haya que dialogar con todos los sectores involucrados y escuchar las posturas de cada grupo.
¿La tortura de un ser vivo pude ser considerada como una tradición?, se le preguntó
“Es un tema delicado… Yo pienso que es una pasión, es un gusto que tenemos, al que le gustan los toros que vaya, y al que no, que no vaya. A mí la pesca no me gusta y para mí ir a pescar y sacar 45 pescados es una tortura, pero a lo mejor para el pescador no. Nunca estaremos de acuerdo. Pero yo creo que es una tradición muy importante y como tal debe mantenerse”, respondió.
Hizo hincapié en que no se puede prohibir algo que no le gusta a algunas personas, pero a otras sí. “Que cada quien se rasque con sus uñas, y si a lo mejor la corrida de toros desaparecerá en 20 años por situaciones de la vida pues así será, pero ahora no siento que sea adecuado prohibir”, insistió.
De prohibirse esta actividad, que para muchos activistas y animalistas es considerado un acto cruel, dijo que impactaría la economía de muchas personas, por ejemplo indicó que sólo en la Plaza de Toros Mérida, por corrida emplean a 500 personas, aproximadamente.
Sin embargo, igual está la economía de los pueblos donde se realizan las corridas, la gente que vende comida o refrescos, los músicos, quienes crían a los toros y los campesinos.
“Hay toda una infraestructura que rodea la fiesta de los toros, no es sólo llegar y venderte un boleto, hay muchas cosas detrás”, manifestó.
Edición: Estefanía Cardeña
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