Doña Soledad no puede regresar a ver a su hijo a EU

Fue vacunada con CanSino y eso le impide viajar para estar con su familia en las fiestas decembrinas
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán

Especial: Especie viajante

Con la emoción a flor de piel, doña Soledad urde una hamaca en su vivienda de Holcá; se trata de la pieza más especial que ha pasado por su añejo bastidor, pues la elabora para sus nietos que viven en Los Ángeles. 

Ella estuvo ahí hace dos años para rencontrarse con su hijo luego de dos décadas. Con Visa vigente y boleto en mano, la mujer tenía la intención de pasar las fiestas en familia, pero el haber recibido la vacuna CanSino se lo ha impedido. 

Santos Enrique Llanes Tello migró a Los Ángeles, California en el año de 1999, cuando contaba 21 años. Durante largo tiempo se comunicó con su familia mediante cartas; y posteriormente vía correo electrónico y Zoom, gracias al internet. 

“Los celulares estaban en unas casas y con trabajo podía ir uno a hablar, tenían que venir a avisarnos. Gracias a Dios y a la tecnología, ahora tengo el gusto de mirarlo y platicar con él”, celebró su madre con la nostalgia a viva voz. 

Antes de migrar, Santos Enrique ayudaba a su padre -del mismo nombre- en los menesteres propios de la milpa y el monte. Sus ganas de superarse le llevaron a estudiar la carrera de Contaduría, para luego irse a trabajar a Cancún. 

“Se fue porque ya no nos alcanzaba el dinero, no daba para comer; para pagar la luz y muchas otras cosas. El alimento ya nos hacía falta, pues además tuve 10 hijos y no teníamos ni casa propia, solo un cuartito y un comedorcito”, recordó.

Gracias al dinero que Santos Enrique enviaba -y a la fecha envía- a los suyos, así como a la buena administración de la señora María Soledad, la familia Llanes Tello pudo hacerse de un terreno en Holcá, en donde poco a poco han construido su hogar. 

Para doña Soledad, la ausencia de Santos Enrique ha sido muy dura. Ella lloraba, cuenta, ante la incertidumbre y el hecho de no saber si estaba comiendo bien. Fueron sus esporádicas llamadas las que la mantuvieron firme y esperanzada de abrazarlo nuevamente.

“Gracias a Dios él no es una persona viciosa. Cuando se fue me aseguró que lo hacía para ayudarnos, ya que su papá no puede trabajar tanto por su edad. Hasta el día de hoy nos sigue apoyando”, sostuvo.

 

‘Mi corazón no se lo podía explicar’

Hace dos años, como parte del programa Cabecitas Blancas, doña María Soledad y su esposo Santos Enrique tuvieron la oportunidad de visitar a su hijo en Los Ángeles, tras 21 años sin verse. Cuando recuerda aquella experiencia, ella suspira.

“Fue algo muy bonito. No podía creer que tuviera la dicha de encontrarme con mi hijo nuevamente, por un momento pensé que estaba soñando. Es una alegría muy grande que mi corazón no se podía explicar”, relató.

Además del rencuentro con el hijo migrante, la pareja conoció a sus cuatro nietos: Enrique, Lety, Tita y Dayana. Ellos, recuerda, también estaban felices de conocer a sus abuelos. Actualmente siguen teniendo comunicación vía Zoom.

“Mi nietecita me conoció; y cuando platicamos siempre me dice ‘abuelita, abuelita, ¿cuándo vienes?’ y yo le respondo que muy pronto. No he podido por la pandemia, pero se siente muy lindo que quieran verme”, añadió.

 

Puertas cerradas

Ahora que cuenta con su Visa vigente, la señora Soledad debería poder visitar a su hijo con cierta frecuencia. Incluso cuenta con el boleto para acudir, pero esto no le fue posible a razón de que fue vacunada con el fármaco CanSino; y el gobierno de Estados Unidos no le permite la entrada.

“Nos cerraron las puertas y nos dijeron que quienes tenemos esa vacuna no podemos ir, sólo los que tienen Pfizer y AstraZeneca. Estoy luchando para ver si me pueden poner cualquiera de esas dos y volver a ver a mi familia”, dijo optimista.

Ante la problemática, doña Soledad acudió a la cabecera municipal -Kantunil- a fin de exponer la situación con sinceridad; y luego de celebrar su honestidad le dijeron que no era posible suministrarle otra marca. 

“Mientras voy a perder el boleto que me tienen comprado. Mi hijo está desesperado porque vaya, pero yo le digo que no puedo. Es una situación muy frustrante. Por mi parte no pierdo la esperanza de que pronto nos podamos reunir de nuevo”, expresó la señora Soledad.

 

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Edición: Laura Espejo


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