En el marco del Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer, 4 de febrero, Noemí Rivas, psicoterapeuta y sobreviviente de la enfermedad, apunta que vivir para el cáncer y vivir con cáncer, no son panoramas parecidos, pues en el primer caso no existe más que la enfermedad y en el segundo es una parte de la vida.
“Cuando toda tu vida gira en una lucha interminable de querer sobrevivir, salir adelante… Deja que las cosas fluyan, deja que las cosas pasen y disfruta lo que tienes […] Hago hincapié en estas dos palabras, con y para, en la vida no puedes vivir “para” porque cuando es para alguien o para algo dejas de ser tú, dejas de existir”.
En el libro que publicará próximamente, en el mes de marzo, El cáncer a través de la tinta, hace una analogía para expresar que “cuando tienes cáncer se te van formando tatuajes, tu vida no vuelve a ser igual”.
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Expone que, aunque las personas logren superar el cáncer, la vida nunca vuelve a ser la misma, no solamente por las secuelas del tratamiento, sino porque “tienes que tomar una decisión, si quieres vivir una vida sufriendo y lamentándote o vivir una vida lo más plena posible”.
Para quienes en este momento están atravesando la enfermedad, abraza con sus palabras diciéndoles que hay que vivir cada día, “vive el día, disfruta el día”.
Dentro de todas las dificultades que trae consigo la enfermedad, quiso resaltar una positiva: enseña a aprovechar la vida, “no es que no la aproveches o disfrutes antes del cáncer, sino que adquiere una realidad diferente, tu vida se vuelve más trascendente”.
A partir de la enfermedad, mira que puedes elegir con más delicadeza qué batallas valen la pena luchar, mientras que normalmente se suele luchar incluso por cosas sin importancia, “y después de estar en esta etapa te das cuenta de que te has desgastado por cosas que no son importantes”.
Una experiencia de vida personal
La psicoterapeuta Noemí Rivas cuenta su propia experiencia personal con cáncer linfático con infiltración en la médula ósea, por lo que estuvo expuesta aproximadamente tres años y medio a quimioterapias.
Identifica dos momentos principales al enterarse de la enfermedad, “cuando te dan la noticia y ya después cuando puedes pensar”; en un primer momento, reconoce, incluso se cuestionó qué pasaría con su labor como psicoterapeuta llegando a pensar que era algo perdido… “pero me di cuenta que la vida sigue”.
Esa fue una de las claves para que ella siguiera adelante, darse cuenta de que la vida no se había detenido para nadie, “aparentemente sólo a mí se me detuvo la vida” y entonces repensó la forma de tomar la enfermedad y decidió que para ella tampoco se detendría, por lo que comenzó a mirar a vivir con el cáncer como un nuevo estilo de vida.
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Con esto, recuerda que hubo muchos cambios en su vida, algunos muy complicados, como aprender a detenerse y que su ritmo de vida no podía ser el mismo que antes, “el tener que pararte […] vivimos una vida acelerada y de pronto te tienes que detener”.
Al mismo tiempo, una vida acudiendo al hospital, a quimioterapias, consultas médicas, etcétera, también cambian su rutina, “es otra vida, completamente diferente; una nueva vida”.
Y superar la enfermedad, no significa que todo regrese a la normalidad que ya conocía, pues el cáncer se va, pero la trascendencia de aprender a vivir el momento no.
Al día de hoy, en México el cáncer es la cuarta causa de muerte, con 8.3 de las defunciones totales; sin embargo, Yucatán tiene una de las tasas más bajas a nivel nacional con 6.2 por 10 mil habitantes, en contraste con las tasas más altas que oscilan entre 9.7 y 7.8.
Edición: Ana Ordaz
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