Debemos reconocer que a 11 años de su fundación, La Mezcla rompió el mito y la animadversión con la que se veía el mezcal, no sólo en Mérida, sino en muchos sitios de México: un consumo de baja monta. Fue sin duda el primer bar que le dio su lugar a la bebida de origen oaxaqueño en Mérida. Poco a poco y combinando la degustación con espectáculos musicales, el sitio se convirtió en un hito de la capital yucateca.
Luego vino la pandemia que arruinó a muchos negocios del giro, pero como el ave fénix la famosa Fundación Mezcalería resurgió en un sitio mucho más grande que el de la calle 56 por 53 que ocupó originalmente; es decir, el local que antes fue Panchos, situado en la calle 59, por 58 y 60 del Centro Histórico.
Su fundador, Erik Samson, es un tipo peculiar, de origen francés, con una maestría en cooperación cultural, no visualiza los “negocios” solamente como sitios donde se genera dinero y múltiples empleos directos e indirectos, sino como espacios que fortalecen la interacción de diferentes sectores sociales y culturales.
Es por eso que junto a las autoridades del ayuntamiento ha logrado la realización de diferentes actividades deportivas, como el pingo pong y el ajedrez por citar sólo un par.
Recientemente, el campeón nacional de tenis de mesa, Ricardo Vila, a cambio del apoyo que La Mezca le ofrece para poder participar en gestas internacionales realiza dinámicas en su local para que cualquier persona pueda experimentar lo que es enfrentar a un profesional en este deporte.
Erik Samson tiene la ilusión de que de la misma manera en que se puede llegar a acuerdos con el ayuntamiento para fomentar este tipo de actividades, también se abordara el tema del ruido que tanta polémica ha levantado de unos años a la fecha; él pretende realizar un análisis profesional donde participen todas las partes y se llegue a conclusiones que beneficien a todos y dejar atrás la actitud de algunos empresarios que, por envidia y celo, incluso “grillan” en contra del giro al cual pretenden pertenecer y levantan quejas sin ton ni son en contra del establecimiento, al percibir que La Mezca cuenta con gran aceptación del público meridano.
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A propósito Erik Samson nos da la primicia de la formación de una asociación de bares con música viva y con clasificación turística, que será un parteaguas en la negociación empresarial, social y de gobierno, para lograr una política de gana-gana en el ámbito de los servicios que ofrece una capital en pleno auge.
Enhorabuena, por el cumple de La Mezca, un lugar donde muchos yucatecos y turistas han sido atendidos con calidad en el servicio, disfrutado de grandes espectáculos musicales y, por supuesto, de la ingesta (siempre recomendada con moderación) de esa gran bebida espirituosa que es el mezcal.
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