Yucatán > Sociedad
Octavio Olvera
13/07/2025 | Mérida, Yucatán
El Centro Regional Universitario de la Península de Yucatán (CRUPY), fue fundado en septiembre de 1981 como parte de una estrategia de crecimiento nacional después de que la Escuela Nacional de Agricultura (ENA) se convirtió en Universidad Autónoma Chapingo (UACh).
Responde a una vocación institucional de atender los requerimientos de la agronomía en distintas zonas del país y las diferencias específicas de las agriculturas. Dos años después de haberse fundado el CRUPY, el economista por el Instituto Politécnico Nacional (IPN) y luchador social, Mauricio Macossay Vallado, se unió al centro para sumar su esfuerzo en el desarrollo de la célula.
En entrevista para La Jornada Maya recuerda aquellos tiempos: “Inició con solamente tres académicos muy jóvenes, recién egresados de Chapingo con una visión interdisciplinaria que trascendía a la visión prevaleciente en Chapingo. Cuando yo entré ya sumamos siete investigadores-profesores y nos dedicamos a estudiar las características específicas de la agricultura de los tres estados que conforman la península”.
En septiembre de este año el CRUPY cumplirá 44 años. Ha evolucionado de acuerdo a como cambió el país, la región peninsular, su agricultura y la propia universidad. Para Macossay Vallado esos giros se dieron en el contexto de la implementación del neoliberalismo.
“El Estado era un ente poderoso, controlaba muchos procesos productivos directamente. Pero con el neoliberalismo, a partir de 1982, entregó al capital privado, sobre todo al extranjero, la agricultura”.
Pone de ejemplo a la industria henequenera. “En Yucatán y en parte de Campeche, la industria henequenera fue demolida. Acabaron con los ejidos colectivos de henequén y terminaron con la gran empresa cordelera estatal que era Cordemex. La liquidaron y prácticamente regalaron la maquinaria de las desfibradoras y de las cordelerías al capital privado”.
Ante estos desafíos, los profesores investigadores del centro, han dado cuenta de esa transformación con una visión crítica: “Nunca nos hemos subordinado a los gobiernos federales ni estatales. Hemos ejercido esa función de conciencia crítica, algo que a los gobiernos no les gusta, por supuesto”.
En el contexto de ese proceso y la problemática que desató, en 1995 la CRUPY, junto con otros centros impulsaron la carrera de Ingeniero Agrónomo Especialista en Zonas Tropicales. Pero Macossay apunta: “el problema siempre ha sido la falta de recursos”.
“Nosotros siempre planteamos la necesidad de que nos dieran más recursos, más profesores e investigadores que permitieran ir mejorando sensiblemente nuestra labor en la región. Desafortunadamente, Chapingo es una institución muy centralista y así se ha mantenido”.
En 2014, crearon una nueva carrera, Ingeniería en Desarrollo Agroforestal. “Esa carrera es verdaderamente innovadora —comenta el investigador—, porque nosotros no aceptamos el enfoque de competencias. Creemos que esa perspectiva es empresarial y servil a las corporaciones y no a la sociedad rural”.
Con ese mismo espíritu se fundó en 1995 la Escuela Campesina de Agricultura Ecológica en un esfuerzo conjunto con sacerdotes de la Teología de la Liberación, la Universidad de Yucatán, y la UACh a través del CRUPY, cuyos alumnos reciben una formación agroecológica campesina. “Tuvimos mucho éxito porque logramos que vinieran campesinos de Tabasco, de Guerrero, incluso llegó un campesino colombiano y un hondureño”, señala el también editor del periódico colectivo Rebelde, con más de dos décadas de vida.
No obstante esta encomiable labor, el centro encuentra contrariedades férreas de parte de la autoridad central. Después de una gestión autoritaria y de manejos poco claros en la administración de la UACh, en 2022 fue destituido el rector José Solís Ramírez. En su lugar, asumió la rectoría Ángel Garduño García, quien resultó tener lazos de unión con el grupo priísta Antorcha Campesina.
Mauricio Macossay explica la genealogía de esa corporación: “Antorcha Campesina es un grupo que fue de izquierda en los años 70 y se llamaron bolcheviques. Se mantuvieron en la política mexicana y terminaron como un grupo priísta. Ahora han convertido a Chapingo en uno de sus bastiones”.
Un cambio que operaron contrario al espíritu de la universidad es la reforma al estatuto que la rige. “Con ello logran una serie de maniobras terribles y lo empiezan a aplicar de una manera represiva, autoritaria, pisoteando las mejores tradiciones de Chapingo, entre ellas la discusión académica”, denuncia.
De esa manera mudaron el nombre del CRUPY a Centro Académico Regional, sede Mérida. La intención es desprender a las demás regiones de la península. No conformes con ello, ahora han cancelado los propedéuticos que tomaban los jóvenes antes de acceder a los estudios profesionales.
“La Dirección General Académica de Chapingo consumó el golpe político-académico contra el CRUPY. Eliminaron el grupo del propedéutico para el próximo ciclo escolar, sin tomar en cuenta 17 años de exitosas experiencias. Y seguramente negarán las ampliaciones de contrato a tiempo completo a la profesora y profesor que lo solicitan, así como las contrataciones del profesorado que renueve al personal académico que, a pesar de las malas condiciones de jubilación, nos estamos retirando”.
Mauricio Macossay Vallado hace hincapié en esto último: “Estamos pidiendo que las plazas de los profesores jubilados sean ocupadas con profesoras y profesores nuevos, sangre nueva, sangre que esté cambiando las cosas, renovando, radicalizando, pero se niegan rotundamente. Porque están controlando a la universidad, no hay transparencia y manejan discrecionalmente las plazas”.
Edición: Fernando Sierra