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Andrés Silva Piotrowsky
19/11/2025 | Mérida, Yucatán
La propiedad ejidal cruza por momentos críticos, pues aunque existen las instituciones y el marco jurídico para atender las demandas en su entorno, las autoridades la tienen en el olvido a nivel nacional, en general, y a Yucatán en particular, coincidieron en señalar representantes del campo, académicos y activistas, durante el Conversatorio El Ejido Maya y la Prosperidad Compartida, realizado como parte del Laboratorio Social de la Pinacoteca Juan Gamboa Guzmán.
Marcela Palacios, directora del recinto huésped, dio la bienvenida a la concurrencia, tras agradecer a los ejidatarios ser los protagonistas de la primera actividad del laboratorio social que busca acercar el museo al acontecer social, así como a Rubén Torres (moderador), secretario general de la Escuela Nacional de Estudios Superiores de la UNAM (ENES), radicada en Yucatán y al resto de los integrantes de la mesa de diálogo.
Representantes del campo abordaron las injusticias que han padecido en carne propia por parte de autoridades locales y de particulares que han hecho un uso faccioso, abusivo e ilegal de las tierras comunales.
El campesino de Motul, Luis Armando Chuc, narró conmovido hasta las lágrimas, cómo fue sometido a juicio por defender su parcela ante la voracidad de un latifundista franco marroquí que, en colusión con algunas autoridades ejidales, lo acusaron de privación ilegal de la libertad y lo conminaron a casi cinco años de arraigo domiciliario, con un brazalete en el tobillo.
Liliana Canul, de San Ignacio PetzBalam, quien pese a no ser ejidataria defiende la tierra que ocupa la Unidad Agrícola Industrial de la Mujer y que por mandato legal es “intocable” se encuentra amenazada por otro francés latifundista que se ha querido apropiar de esas tierras.
Por su parte, el ex comisario de Halachó, Fernando May, puntualizó que cuando se trabaja con honestidad e inclusión de la comunidad se sobrepone al mal que algunos pretenden sembrar en los ejidos y citó ejemplos de los acuerdos logrados para cobrar un precio más justo por las tierras que fueron vendidas para la obra del Tren Maya.
Antonio Blanco, doctor y catedrático de la ENES resaltó el trabajo de campo que realiza la institución más allá de las aulas y de la necesidad de generar una vinculación a largo plazo con las comunidades y celebró este primer ejercicio para dimensionar la problemática que vive Yucatán.
El economista, Francisco Hernández y Puente, hizo un repaso de la generación de instituciones agrarias y, en un ejercicio crítico, expresó el rezago que priva en ellas y la desatención en que viven los casos que se archivan en sus anales.
Por su parte, el consultor y asesor de la Coordinadora de Ejidos, José Valencia, principal promotor del evento, hizo un llamado puntual a quienes ahora gobiernan el país, pues aunque existe el marco jurídico e institucional para llevar la justicia al campo también es notable el desinterés que la Cuarta Transformación ha mostrado sobre el tema y, aunque reconoció los logros del movimiento que llevó a la izquierda al poder, enfatizó que sin presupuesto y sin la atención que merecen, los ejidatarios permanecerán condenados a la pobreza en la que se encuentra la mitad de la población.
En el diálogo que se estableció al terminar las participaciones, el público variopinto intervino con entusiasmo, aprobando en su mayoría la iniciativa para realizar este tipo de eventos e hicieron votos para su continuidad, a lo que los integrantes de la mesa afirmaron que en 2026 se llevarán a cabo más encuentros en este lugar emblemático, (que data del siglo XVII y establecido como recinto legislativo a principios del XIX), en donde compareció como gobernador Carrillo Puerto, siempre cerca de las causas populares y muy significativamente donde se llevaron a cabo las sesiones del Congreso local con la participación por primera vez de tres mujeres, las diputadas Elvia Carrillo Puerto, Raquel Dzib Cicero y Beatriz Peniche Barrera.
Edición: Fernando Sierra