Son incontables los proyectos que se han truncado a raíz de la pandemia. El grupo musical Brea -integrado por personas con discapacidad visual- se convirtió en poco tiempo en parte de la estampa cotidiana del centro de Mérida; y hoy se suma a la lista de iniciativas artísticas que no aguantaron los embates de la contingencia sanitaria.
A casi año y medio de existencia, su tecladista Ángel Castillo compartió que, tras una charla telefónica, los vocalistas decidieron su salida del conjunto argumentando sentirse presionados; y aunque no hubiera sido así, regresar a tocar a las calles del corazón de la ciudad resultaría complicado por la situación.
“Ya nos habíamos acoplado bastante bien, y tristemente ocurrió ésto”, lamentó.
Otro de los factores que propiciaron la desintegración de Brea fue la escasa entrada de ingresos económicos, por lo que varios de sus integrantes “buscaron cómo hacerle” y poco a poco sus sueños tomaron rumbos diversos.
El músico detalló que Marisa, quien fuera la vocalista, continúa asistiendo al centro de la capital yucateca a “botear” a pesar de la pandemia, ella decidió tomar ese riesgo al igual que otros de sus compañeros discapacitados visuales, pues la situación no está fácil para nadie.
“Tenemos gastos, a veces con tal de mejorar la calidad de vida, uno saca artículos a crédito en alguna tienda; y con esto, ya no hay como pagarlos. De una u otra forma hay que encontrar el modo de salir adelante”, explicó.
Antes de desintegrarse, los músicos planeaban estrategias para mantener su iniciativa a flote. En su momento se propuso la idea de juntarse en casa de alguno de ellos, y con sana distancia grabar videos para solicitar el apoyo de sus seguidores, aunque el plan quedó truncado, a fin de cuentas.
Con sinceridad, Ángel deseó lo mejor a cada uno de los ex integrantes del grupo Brea, a sabiendas que no puede forzarlos a continuar. A su paso, la banda deja un mensaje para todos aquellos que alguna vez pensaron “que no se puede”, pues no obstante sus limitaciones, el conjunto logró posicionarse en el gusto de los transeúntes del Centro Histórico meridano.
Una de las mayores satisfacciones para ellos fue el protagonizar una velada en la agencia automotriz Peugeot, a invitación de los directivos del consorcio, lo que dejó un buen sabor de boca en los integrantes del proyecto, ya que se vendieron todos los boletos.
Tras la ruptura de la banda, Ángel aseguró que continuará con su pasión, la música. Actualmente trabaja en un nuevo proyecto de rock alternativo llamado Undercover; y mientras culmina la pandemia, organiza rifas. La próxima será este 16 de agosto, para conocer más detalles y apoyar a su causa, los interesados pueden comunicarse al 9991059987, con Ángel Castillo.
Edición: Ana Ordaz
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