La Jornada Maya
Foto: Ap

10 de febrero, 2016

“¡Aquí entran 300 personas!”, dijo escandalizado el recién nombrado Papa Francisco en marzo del 2013, cuando sus colaboradores lo llevaron a conocer el apartamento pontificio, una lujosa planta con diez habitaciones donde habían vivido los papas desde 1903.

El edificio, ubicado al costado derecho de la basílica de San Pedro, cuenta con suntuosos acabados de mármol y una serie de facilidades que incluyen un estudio médico, una biblioteca, capilla privada, cocina y comedor de uso exclusivo del sumo pontífice.

Sin embargo, desde el primer día de su mandato Francisco trató de desmarcarse de ese tipo de lujos al interior de la iglesia, por lo que decidió romper con la tradición instaurada por Pío X y trasladó su residencia a la Domus Santa Marta o Casa Santa Marta.

Esta edificación, ubicada al costado izquierdo de la plaza de San Pedro, ya era familiar para Francisco, pues se trata del albergue en el que por ley deben dormir los cardenales cuando acuden al Vaticano para el cónclave que elige al Santo Padre.

“No quise ir al Palacio Apostólico a vivir, voy sólo a trabajar y a las audiencias. Me quedé a vivir en la Casa Santa Marta, que es una casa de huéspedes para obispos, curas y laicos. Estoy a la vista de la gente y hago la vida normal: misa pública por la mañana, como en el comedor con todos, etc. Esto me hace bien y evita que quede aislado”, escribió el propio Papa a su amigo, el padre argentino Enrique Martínez.

La construcción de la Casa Santa Marta fue encargada en 1991 por Juan Pablo Segundo y se estima que su costo alcanzó los 20 millones de dólares de la época.

El edificio generó una polémica dentro de las organizaciones encargadas de resguardar el patrimonio de Roma como Italia Nostra, que consideraban que el complejo obstaculizaría la vista de un costado de la Basílica de San Pedro al ser casi cinco metros más elevada que el Hospital de Santa Marta donde se construiría.

Al igual que en otros ámbitos de su papado, Francisco optó por esta nueva residencia en una señal de austeridad; sin embargo, el complejo de 129 habitaciones, 106 suites, 22 simples y un apartamento, más una capilla y un comedor común se ubica a pocos metros de la Viale Vaticano, una exclusiva zona donde el metro cuadrado de vivienda puede alcanzar los 6.500 euros según datos del metabuscador inmobiliario Nuroa.

Así, el apartamento de 70 metros cuadrados donde actualmente vive el Sumo Pontífice tendría un valor comercial cercano a los 455 mil euros, sin contar con la plusvalía que tiene por ser precisamente la residencia del principal líder de la Iglesia Católica.


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