"Yo no quiero hacer un periodismo que le borra la sangre a las fotos de las personas que matan los militares", pensó Jennifer Ávila cuando decidió continuar haciendo periodismo tras el golpe de Estado que en 2009 derrocó a Manuel Zelaya, entonces presidente de Honduras.
Y es bajo esa convicción con la que la hondureña de 33 años se ha conducido durante su corta, pero invaluable carrera periodística, que este viernes 30 de junio fue reconocida con el Reconocimiento a la Excelencia del Premio Gabo 2023, en Bogotá, Colombia.
La fundadora de Contracorriente fue elegida por el jurado de Fundación Gabo, legado periodístico de Gabriel García Márquez, por su compromiso en la realización de un periodismo riguroso, de investigación, de combate y de defensa de los derechos humanos a pesar de las condiciones de hostilidad que se viven en Honduras.
Durante la plática Periodismo que ilumina en medio de la represión, Jennifer Ávila compartió que fue el golpe de Estado lo que significó un despertar para hacer un periodismo que plasme la verdad; sin embargo, destacó que se ha tenido que enfrentar a la industria de los medios formada desde un modelo corrupto, a la narrativa misógina y a las condiciones de criminalización hacia los periodistas de su país.
La reportera y directora editorial destacó la necesidad de contar todas las historias de horror a la par de mostrar la resistencia del pueblo.
"No vamos a dejar de contar el desastre, tenemos que estar ahí, pero al mismo tiempo no vamos a dejar de contar el horror, porque es necesario, es importante reforzar las historias de resiliencia, porqué la gente sigue viviendo ahí, la gente busca a sus desaparecidos, las madres a cuyas hijas asesinaron siguen buscando justicia", dijo.
Durante su discurso al recibir el Premio Gabo, la periodista destacó la importancia del periodismo en su vida.
"El periodismo ha sido para mí una terapia, una terapia contra el olvido. Tengo más preguntas que respuestas, como buen periodista; aunque como buen periodista también estoy obsesionada con saber y entender, con pasar por mi cabeza las palabras que escucho y escribo y además, pasarlas por mi piel y mi voz. Por eso es para mí una terapia el periodismo, una terapia que me permite guardar en un cofre el tesoro de muchos secretos, de muchas historias, de muchos dolores, el cofre de la memoria".
Además, lamentó las condiciones en las que se encuentra Honduras y la mayoría de los países latinoamericanos, cuyos gobiernos atentan constantemente contra la libertad de expresión.
"Los periodistas nos hemos convertido en los guardadores de la memoria, protectores de la palabra. Y quiero usar esa palabra: guardadores, que la RAE define también como quienes se encargaban de guardar y conservar las cosas que se ganaban a los enemigos en una milicia antigua".
Jennifer Ávila fue reconocida en el marco del Festival Gabo, la también llamada Fiesta del periodismo iberoamericano, que durante tres días reúne a cientos de comunicadores -principalmente de Latinoamérica- en un encuentro que incluye clases magistrales, talleres y pláticas sobre las condiciones actuales del gremio.
Edición: Emilio Gómez
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