Con el propósito de implementar energías renovables para iluminar las áreas públicas de la facultad de la que egresó, Osiris Santillán Cadena creó un prototipo de aerogenerador capaz de encender un foco led.
El proyecto es parte del servicio social de la joven egresada de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza, de la UNAM, quien se valió de material de desecho para armar el dispositivo.
Con un pedazo de madera, baleros, tubos de plástico, botellas grandes de PET, el motor de una impresora en desuso, tornillos, pegamento y pintura, Osiris diseñó un aerogenerador de eje vertical con aspas.
Además de demostrar su eficiencia como generador de energía, el dispositivo es de bajo costo.
Este prototipo es el resultado del proyecto de servicio social Aerogeneradores como alternativa de energía renovable para la iluminación de áreas públicas y prácticas electroquímicas de la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza, con el que ganó el Premio al Servicio Social Gustavo Baz Prada 2022 que otorga la UNAM.
“El beneficio de los aerogeneradores es producir energía limpia y si se conectaran varios a la vez tendríamos capacidad para iluminar diferentes áreas, no solo en la Facultad, sino en nuestros hogares o espacios públicos.
“Considero que el tema de las energías renovables es un asunto del que siempre vamos a estar hablando, es esencial que dentro de otras carreras se generen proyectos relacionados con las energías renovables, a fin de que los alumnos propongan ideas para contribuir a preservar el medio ambiente”, destacó la egresada de Ingeniería Química.
El aerogenerador se encarga de convertir la energía cinética del viento en energía mecánica y la transforma en eléctrica para poder encender el foco.
Jueza adscrita al penal estatal de Chalco amplió a octubre la etapa del cierre de investigación
La Jornada
Unos 3 mil productores serán beneficiados con sistemas modernos y eficientes
La Jornada Maya
Robert De Niro recibirá una Palma de Oro honorífica en el evento
Ap / Afp
Amenazó con suspender bienes y salarios a los más de 10 millones de indocumentados
La Jornada