Rommel García Beristain
Foto: Notimex
La Jornada Maya

sábado 16 de julio, 2016
Culiacán, Sinaloa

Los esfuerzos tienen que ser titánicos y de parte de muchos actores, aquellos sinaloenses que ante la amenaza de que desaparezca una de sus tradiciones, luchan porque el juego del ulama sobreviva en esta región.

Los esfuerzos no son de ninguna manera nuevos, ya que desde hace varios años se busca que esta tradición prevalezca, en un mundo que cada vez está más inmerso en otras actividades, sobre todo los juegos electrónicos que resultan atractivos para la juventud.

En su portal, el Instituto Sinaloense de Cultura señala que el ulama es un juego tradicional de origen prehispánico, que en el estado Sinaloa es una permanencia del ritual mesoamericano juego de pelota.

Aunque el impacto del proceso de Conquista desapareció de lo que fuera el territorio novohispano, en Sinaloa se conservó como una actividad de divertimento popular, bajo tres modalidades gracias a la práctica constante y permanente en la tradición popular.

De acuerdo con la Federación Mexicana de Juegos y Deportes Autóctonos y Tradicionales, en el Ulama de antebrazo el campo de juego o taste mide 140.00 metros por 1.20 metros, con una línea divisoria en el centro llamada “analco”. La pelota es de hule natural con 500 gramos de peso.

En el ulama de cadera, el taste mide 50.00 por 4.00 metros, con el analco también como línea central divisoria.

Participan cinco jugadores por equipo llamados Taures, y otro más en la cabecera del Taste, el “golpeador”. La pelota es de hule natural y pesa 4 kilos.

En el ulama con mazo, la pelota es de hule natural, con 500 gramos de peso y es golpeada con un mazo de madera de forma especial. El taste es de 140.00 por 1.20 metros.

En el juego participan cuatro jugadores o taures por cada equipo: el male, es el que se encarga del tiro inicial o de saque, con el que empieza la jugada.

El “malero” es el encargado de defender la parte frontal del taste, inmediata al analco; el chivero se encarga de cubrir la parte posterior, y el topador responde al saque del male contrario.

La finalidad del juego es mantener la pelota dentro del taste sin tocarla con las manos, sólo puede ser utilizada la parte del cuerpo según sea la modalidad que se esté jugando.

Deberá intentarse con insistencia y precisión impulsar la pelota para que ésta rebote en la mitad del campo contrario y así tener la posibilidad de obtener un punto o ravit.

Tanto la cadera como el antebrazo, según la modalidad de que se trate, es protegido con fajas de piel de venado y vendas.

La faja se aprieta en la cadera con un cinto llamado chimalo y la extensión de la venda es de 3.5 metros. Esta protección amortigua el impulso del golpe que se recibe al ir al encuentro de la maciza pelota.

El juego es sancionado por uno o dos jueces de campo llamados veedores los que se colocan en la línea de analco y de ahí se encargan de resolver y aplicar las reglas del juego.

Ellos permiten nuevos saques omales en los casos en que la pelota abandone el taste, así como autorizar cambios de jugadores que tengan que salir.

El ulama fue muy común y frecuente hasta la década de los 60 del siglo XX, sin embargo a partir del último tercio del siglo pasado se advierte la notoria disminución de la práctica, acelerándose a finales del siglo XX y principios del presente.

Por ello. en 2010, el cineasta sinaloense Roberto Rochín, autor de la película “Ulama, el juego de la vida y de la muerte”, consideró que este deporte debía ser declarado como Patrimonio Cultural de la Humanidad.

En el filme se muestra una imaginativa visión del juego de pelota prehispánico llamado Ulamaliztli, que durante miles de años se ha practicado en México.
La película fue más allá del aspecto religioso y místico, al exponer las múltiples variantes que adquirió el juego en los diferentes grupos étnicos, según el tiempo y la religión, y que tienen aspectos esenciales en su significado.

El relato presenta al ulama en la actualidad, y se toma como ejemplo una región de Sinaloa donde es practicado por hábiles atletas. El juego de pelota sólo tiene sentido en relación con la naturaleza y con el cosmos.

Hace 26 años este documental logró ser la primera película mexicana en exhibirse en el cine Latino del Distrito Federal, para cerca de mil personas y se mantuvo en cartelera durante más de medio año.
Su única arma promocional es la historia del juego de pelota mexicano, con secuencias actuadas basadas en el “Popol Vuh”, el libro sagrado de los mayas.

Su realizador, Roberto Rochín, anunció en esa ocasión que sacaría una edición en DVD, acompañada de un libro, mientras preparaba un estreno en Estados Unidos, con subtítulos en inglés.

También en 2010 y a fin de intensificar los esfuerzos para mantener viva esta tradición, el Ejecutivo estatal declaró al juego del ulama como Patrimonio Cultural Intangible del Estado de Sinaloa.

Asimismo, instruyó al Instituto Sinaloense de Cultura para que implementara un régimen especial de protección de dicho juego y propiciara acciones y obras tendientes a su apoyo, protección, conservación y difusión.

Más recientemente, en 2012, la Dirección de Patrimonio Cultural del Instituto Sinaloense de Cultura (ISIC) junto al antropólogo Joel Barraza y al jugador mazatleco Aurelio Osuna Bonilla, en los que se denominó la charla “Ulama, patrimonio vivo de Sinaloa”.

El jugador mazatleco resaltó en ese coloquio que la pérdida de jugadores, el alto precio de las pelotas y falta de apoyos, definitivamente afectan su práctica.

Es una pérdida creciente de jugadores, es muy alto el precio de las pelotas y cada vez es más evidente la falta de personas que sepan fabricarlas, así como la carencia de apoyos y estímulos.

Estas son algunas de las causas de que el juego prehispánico del ulama esté en decadencia en los pueblos del sur de Sinaloa donde aúnsobrevive en su variante más espectacular, el de cadera, consideró Osuna Bonilla.

Joel Barraza entabló una charla con Osuna Bonilla en la que este habló sobre cómo han ido desapareciendo los jugadores de pueblos como El Mármol, Villa Unión, La Mora Escarbada, La Tepozana, La Sábila, El Quelite y Escuinapa.

Además de muchos más de otras rancherías donde antaño cada una tenía su equipo y ahora tienen que prestarse jugadores unos a otros para completar las jugadas.

“Me da tristeza pues antes cada ocho días se hacían encuentros de un pueblo a otro, y ahora ya es raro que se programen encuentros. Incluso para salir a juegos de exhibición a otros estados, tenemos que prestarnos jugadores”, dijo en aquella ocasión el jugador.

Joel Barraza comentó que para el ulama es muy importante como patrimonio cultural intangible porque nos define como sinaloenses pues Sinaloa es el único que conserva la variante más cercana al ulama prehispánico, el de cadera.

En ese sentido, señaló que es importante como patrimonio tangible, pues requiere de espacios, “y mientras en muchos estados conservan los tastes en Sinaloa tenemos el juego”.


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