De haber sido una iniciativa ciudadana de origen, la consulta de revocación de mandato habría tenido seguramente otro desarrollo que tendría que haberla hecho transparente en cuanto al dinero que se ha invertido en ella.
Vayamos por partes: en una elección ordinaria, los partidos utilizan sus prebendas para pagar por la elaboración de artículos de propaganda; desde volantes hasta la producción de anuncios para radio, televisión o internet, pasando por el diseño de publicidad que aparecerá en imágenes fijas, ya sea en periódicos impresos, mantas, trípticos o anuncios espectaculares. En los primeros, también hay una erogación, por la inserción de la publicidad, y esto sólo puede hacerse si la publicación está registrada como proveedor; en el caso de la radio y la TV, se utilizan los tiempos del Estado, por lo que la difusión de propaganda electoral tampoco podría pasar de un lapso específico.
Una de las funciones del Instituto Nacional Electoral (INE) es, precisamente, fiscalizar los gastos de los partidos en campaña. Todos tienen un tope presupuestal para esa temporada y existen sanciones en caso de rebasar ese límite, aunque, hay que reconocerlo, a pesar de que se han documentado varios excesos, no ha habido castigos ejemplares.
Pero pasemos a lo que uno tiene disponible: Sabiendo que los partidos tienen dinero limitado para propaganda, se justifica preguntar de dónde salen los fondos por los que se excede el presupuesto. Ahora, cuando trasladamos este gasto a lo que ha ocurrido con la difusión de la consulta para la revocación de mandato, la reacción mínima es levantar una ceja.
Debe considerarse que los partidos no recibieron dinero para hacer campaña para la consulta. La responsabilidad de difundir información, y esto con la obligación de no tomar partido por el sí o el no, recae en el INE. Entonces, ¿Quién paga los anuncios en pro y en contra del presidente López Obrador para la consulta?
Consideremos que las primeras mantas en aparecer fueron las del mensaje “AMLO se queda”, y que la respuesta a quien pregunte por el responsable de ese gasto ha sido “los ciudadanos”. Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), el partido del presidente, niega cualquier relación con todos los anuncios espectaculares repartidos en las principales avenidas. Nadie está dispuesto a proporcionar un nombre, y esto dio pie a que el Frente Nacional Anti -AMLO (Frenaa) o sus simpatizantes replicaran la estrategia: nadie firma, nadie se hace responsable, pero alguien paga.
Dado que el dinero en cuestión no es rastreable, lo menos que podemos decir es que se han manejado recursos de procedencia sospechosa, y eso jamás hará que un procedimiento, que debiera ser sumamente útil en manos ciudadanas, pueda calificarse como democrático.
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