La oposición mexicana que actúa en bloque contra el gobierno federal elegido democráticamente por aplastante mayoría que le ha mantenido su apoyo, han desdeñado la conquista del electorado con propuestas de bienestar colectivo que les otorguen el poder mediante las urnas, y privilegian acciones que forman parte de lo que se denomina golpe de Estado blando.
El golpe de Estado blando es la búsqueda ilegal del poder mediante técnicas de carácter conspirativo para desestabilizar un gobierno elegido democráticamente. Las acciones que caracterizan los golpes de Estado blando promueven descontento y exacerbación de conflictos mediante intensas campañas permanentes en medios de difusión que los disfrazan de “legalidad”, y pregonan “un clima de malestar social” inexistente, como apunta el periodista argentino Luis Bruschtein “travisten minorías” de mayorías. El apoyo de AMLO en enero era del 70.4 por ciento.
Efectúan campañas profusas en “defensa de la libertad de prensa” y los “derechos humanos” acusan gobiernos democráticos de “autoritarios y totalitaristas”, como ocurrió en la marcha dominguera rosa promovida y organizada por la derecha partidista y empresarial que señalaba a AMLO como dictador y antidemocrático, aun cuando nadie los obstaculiza ni les impide manifestarse ni expresar, incluso sus insultos y excesos.
Los golpes blandos promueven y organizan manifestaciones, efectúan una guerra sicológica para desestabilizar al gobierno legítimo creando mediáticamente un clima de ingobernabilidad. No son casuales las publicaciones de los medios nacionales y norteamericanos opositores del presidente López Obrador. Las consecuencias de un golpe de Estado blando siempre han sido funestas. Implican muchas muertes y sufrimiento de la población, lo cual no importa a los poderes fácticos del mundo que los promueven y que tienen operadores en el Gobierno de los Estados Unidos, varios de sus legisladores, agencias y organismos de la iniciativa privada.
El blindaje del mandatario mexicano es, sin duda, el pueblo y el apoyo aplastante que le otorga, que sumado al desprestigio de los personajes de la oposición, además de las tensiones por la disputa de la hegemonía mundial EU-China, occidente-asia, lo más razonable es que Claudio X. González y sus huestes mejor hagan a un lado su odio a México y a las mayorías, optando por elaborar un proyecto alternativo de Nación en lugar del mezquino golpe de Estado blando en complicidad con los poderosos del extranjero.
En lo local
Como corresponde a lo establecido en la Ley de Municipios del estado, Diego Castañón Trejo quien fungía como Tesorero y fue registrado ante las autoridades electorales como suplente del presidente municipal de Tulum, Marciano Dzul Caamal, quien falleció la madrugada del sábado próximo pasado de cáncer, asumió la presidencia el miércoles 8 en sesión extraordinaria de Cabildo.
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El finado Marciano Dzul fue un político nato y un empresario de gran visión que se catapultó a través del ejido y la dirigencia municipal de la Unión Nacional de Transportistas del Cambio (Untrac) que lo llevaron a ser el primer presidente electo bajo las siglas del PRI, cuando fue creado el municipio de Tulum. Ahora en su segunda gestión con los colores de Morena, destacó y se proyectó por encima de los demás alcaldes, e incluso se le veía como sólido prospecto para cargos más elevados, incluyendo la gubernatura. Descanse en paz.
En fin, son cosas que pasan en nuestro país y en nuestro caribeño estado.
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