El turismo es una actividad fundamental en la economía global y local, ya que genera empleo, impulsa el crecimiento económico y contribuye al desarrollo de diversas comunidades. Además, el turismo fomenta el intercambio cultural, la paz y la comprensión mutua entre las diferentes naciones.
En el marco del Día Mundial del Turismo que se conmemora cada 27 de septiembre, impulsado por la Organización Mundial del Turismo (OMT) con el objetivo de promover y sensibilizar sobre la importancia de esta actividad en el desarrollo económico, social y cultural de los países, se llevan a cabo diversas actividades que nos permiten reflexionar sobre la relevancia que debe dársele en lugares con un potencial incremento de afluencia turística, como es el caso del puerto de Progreso. Es importante, en esta fecha, plantearnos interrogantes para cuestionar y debatir, por ejemplo, ¿cómo influye el arribo de los cruceros en los progreseños? O ¿cuáles son los impactos socioeconómicos y ambientales derivados del turismo de cruceros?
Existen escasas investigaciones con bases científicas sobre las anteriores interrogantes, sin embargo, el impulso en las últimas décadas del concepto de Turismo Sostenible ha permitido que organismos internacionales establezcan las líneas de acción de la Agenda 2030 que marcan una ruta a tomar en cuenta, por parte de todos los gobiernos y las cámaras de comercio locales de los puntos turísticos encargados de generar políticas, para promover el desarrollo sostenible y supervisar que las empresas hoteleras, restauranteras, comercio local y todos los actores involucrados en el ecosistema del turismo hagan un uso óptimo de los recursos ambientales, respeten la autenticidad sociocultural de las comunidades receptoras y proporcionen beneficios económicos para todos.
¿Esto sucede en Progreso?, ¿podemos hablar de una regulación para que el turismo sea sostenible? Sin duda es una realidad que desde hace varios años atrás Progreso ha despuntado como un parador turístico importante, tanto del turismo nacional como internacional, y principalmente como destino para cruceros. Esto se vio claramente reflejado el año pasado en cifras récord que demostraron en 2022 un incremento del 350 por ciento en arribos de cruceros al puerto. Sin embargo, ¿esto representa beneficios para el comercio local, para los pescadores y para mejorar los empleos, la economía y los servicios públicos de Progreso? Desafortunadamente, no es así, aún no. Aunque Progreso cuenta con todos los elementos para desarrollar y potencializar el Turismo Sostenible pensando en nuestro futuro y de las generaciones venideras, la mala planeación y nulo seguimiento a la implementación de programas del sector turístico y económico por parte de la administración municipal, no permiten que existan resultados concretos, ni un plan de acción específico y eficaz que nos indique que el futuro del puerto es una preocupación real del gobierno actual; aun estando el 2030 más cerca que nunca, los objetivos de su Agenda Internacional se ven muy lejanos en el horizonte de los progreseños. Si bien las certificaciones internacionales han obligado a las administraciones a mantener ciertos estándares, éstos se han concentrado básicamente en limpieza de playas y calles estratégicas, y esto es visible, pero recordemos que el Turismo Sostenible va mucho más allá de sólo la apariencia.
El Turismo Sostenible es aquel que intenta generar un impacto mínimo sobre el medio ambiente y se enfoca en tres claves, en las que quiero puntualizar.
La primera es la Optimización de los recursos medioambientales. “Sin ecosistema no hay turismo”, todos los progreseños sabemos, y padecemos, que uno de los problemas más urgentes a solucionar es la falta de una adecuada recolección de basura y las deficiencias del relleno sanitario que contamina el mar; así que si bien las playas se ven y lucen limpias, en las colonias alejadas del malecón y la playa la realidad contrasta fuertemente, especialmente en la zona de la ciénaga.
La segunda clave es la Conservación de la autenticidad de la cultura local, es decir, “sin el respeto hacia la cultura, el turismo no puede ser sostenible”, desafortunadamente desde las mismas dependencias de gobierno municipales se han fomentado prácticas y costumbres que no son propias de la cultura de este puerto, forzando la celebración de festividades extranjeras, y mostrando total apatía hacia eventos culturales, tradicionales y artísticos que promueven la cultura o a personajes emblemáticos del puerto, todo esto con el riesgo de perder la identidad cultural que siempre nos ha caracterizado a los progreseños.
Por último, la tercera clave es la Distribución de la riqueza, y tiene que ver con “generar oportunidades de empleo estable, obtener ingresos y servicios sociales, y reducir la pobreza en las comunidades locales”; lo más lamentable es que esto no ocurre, ni se está trabajando por propiciar que suceda en el futuro. El apoyo a los pequeños comercios locales simplemente no representa una mejora, a pesar de ese notable incremento en la llegada de cruceros que mencionamos anteriormente; pero sí es visible el auge al sector restaurantero, por ejemplo, que está convirtiendo el área del malecón de Progreso en una zona casi exclusiva para cierto sector de la población local y del turismo que llega. Un aumento en el arribo de cruceros y visitantes debiera estar reflejándose en mejores condiciones y calidad de vida de los progreseños y las familias que por décadas han subsistido del turismo, pero también debiera reflejarse en mejoras en la infraestructura de lugares públicos, apertura de más centro de salud con equipos a la vanguardia en tecnología y nada de esto está sucediendo, tan sólo habría que mirar el lado “no turístico” de Progreso y sus comisarías.
Reitero que esta fecha es una oportunidad para reflexionar sobre la importancia de un verdadero turismo sostenible y responsable para el futuro de Progreso, que contribuya al desarrollo de las comunidades y al cuidado del medio ambiente, pero también para demostrar que los habitantes queremos que nuestro puerto prospere, que más gente visite y disfrute de nuestras playas, pero que sea de una manera responsable y organizada para que los beneficios que esto conlleva sean para todos y no para un cerrado círculo empresarial mientras las condiciones laborales siguen siendo inciertas para cientos de progreseños dedicados al comercio y la pesca, y mientras existan dos caras de Progreso, el turístico con el paisaje de las playas limpias (pero cada vez menos accesibles para todos los visitantes) y el malecón con restaurantes cada vez más exclusivos, en contraste con la otra parte donde vivimos los progreseños con calles llenas de baches o sin pavimentar, basura acumulada en las esquinas y la inseguridad que crece día con día.
Por eso nos alarma todo esto, porque el futuro de Progreso no parece preocuparles especialmente a las autoridades. En el turismo sostenible tenemos un potencial para desarrollar y propiciar un crecimiento parejo para que la felicidad no sea exclusiva para los turistas que nos visitan, sino para todos los habitantes de Progreso y sus comisarías.
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