Opinión
La Jornada Maya
07/07/2024 | Mérida, Yucatán
De nuevo, La Jornada Maya celebró un aniversario sin aspavientos. No es para menos, pues el 5 de julio coincidió con la entrada del huracán Beryl. Lo importante del día fue cumplir con la responsabilidad que tenemos los medios de comunicación en cuanto a informar con veracidad y evitando caer en el amarillismo, sobre el desplazamiento del ciclón. Los festejos, otra vez, quedarán para otro momento.
El hecho de no celebrar, sin embargo, no excluye que podamos hacer una reflexión sobre lo que ha significado estar presentes durante los últimos nueve años en el escenario de la prensa peninsular. El lapso, nos honra decirlo, dice mucho de lo que hemos podido avanzar como empresa gracias al gusto de quienes nos leen en todas nuestras versiones; tanto en impreso como en digital o en redes sociales. Podemos estar contentos de que otros periódicos antes que nosotros han intentado establecerse y han durado mucho menos.
Pero tampoco se trata de compararnos con otras publicaciones, que poseen mérito propio. En nuestro caso, pretendemos reconocer que hemos tenido obstáculos, pero también un crecimiento importante y, por supuesto, algunos logros de los que estamos orgullosos sin ambages, porque también en ellos hemos podido establecer lo que nos hace distintos a otros medios, a los cuales les reiteramos nuestro respeto.
A nueve años de nuestro primer número, seguimos siendo una empresa en crecimiento, en busca de solidez, pero hemos dejado de ser la nave al garete, el barco intentando atravesar la selva. Nos encontramos establecidos, pero también buscando áreas para crecer, en beneficio igualmente de quienes trabajan a nuestro lado; repartidores, diseñadores, editores, reporteros y personal administrativo. Nuestra viabilidad es un hecho, a pesar de los pronósticos para los medios tradicionales, y especialmente para los impresos; toca ahora ir por el desarrollo.
Lo logrado en nueve años se resume en una frase: podemos estar contentos. Dentro de la tradición periodística, tenemos mucho por hacer, pero al mismo tiempo, a través de la reinvención continua, hemos dado pasos importantes en lo que respecta al recorrido que han hecho los grandes periódicos del mundo: abordar tres grandes temas, que son territorio, población y gobierno.
Nuestras reinvenciones han implicado que, por nueve años, en cada edición, hayamos incluido al menos una plana en lengua maya yucateca. No nos corresponde el mérito de ser los primeros en abrir un espacio a este idioma, pero somos ya quienes lo han hecho por más tiempo. Al iniciar este proyecto editorial, existieron voces que nos llamaron a abandonar la idea, y que hoy en día han reconocido la importancia de esta apertura.
También, en nueve años, hemos tenido la oportunidad de ofrecer a nuestros lectores varios reportajes sobre algunas de las poblaciones más alejadas de las capitales de Campeche, Quintana Roo y Yucatán, abordando cómo sus habitantes encuentran el sustento y se vinculan con el mundo a través de la actividad económica.
En nuestras páginas, también, los descubrimientos arqueológicos y los avances científicos han encontrado no sólo cobijo, sino amplio espacio tanto para texto como para fotografías. Entendemos que la difusión de los saberes es una de las misiones del periodismo, y por ello en lo futuro esta vertiente de nuestros contenidos se hará más amplia y frecuente.
Nuestro proyecto editorial no está tallado en piedra. Continuamente lo revisamos y cuestionamos el modo de convertirlo en un contenido diario, pensado para quienes nos han acompañado desde el principio como lectores, pero también para quienes hoy nos encontrarán en su feed por primera vez; siempre ofreciendo información verificada y confiable, lejos de los bulos y el amarillismo.
Vamos hacia nuestra primera década como un periódico peninsular, con miras a que La Jornada Maya sea un punto de encuentro de quienes habitamos en los tres estados que la conforman; que nuestra publicación sea un espacio donde lo que tenemos en común sea más importante que nuestras diferencias, y donde éstas puedan resolverse, si es que han sido motivo de conflicto. Ahí está nuestro proyecto editorial, del que abrevamos cada día, así como miramos hacia La Jornada, que dirige Carmen Lira, en busca de los mejores ejemplos del quehacer diario en el periodismo.
No podemos menos que agradecer profundamente a quienes nos han acompañado como editorialistas y lectores. Es gracias a su confianza en nosotros para obtener información que podemos seguir adelante y que nos inspiramos para el día de mañana; les invitamos a unirse a nosotros en celebración, leyendo, haciéndonos llegar sus comentarios a través de las redes, porque este periódico es, a fin de cuentas, de ustedes; así hayan estado desde nuestros números cero, o si nos están descubriendo en este momento. Es por ustedes que, con gusto, pasamos cada día intentando hacer una mejor Jornada Maya. Gracias, de corazón.
Edición: Fernando Sierra