Opinión
La Jornada Maya
03/07/2024 | Mérida, Yucatán
Este miércoles, el gobierno de Quintana Roo decretó alerta amarilla por el acercamiento del huracán Beryl, que a mediodía azotó Jamaica con vientos propios de la categoría 4 en la escala Saffir -Simpson; de alrededor de 220 kilómetros por hora.
La dirección del meteoro, hasta el momento, no ha variado y continúa su desplazamiento hacia la península de Yucatán. En Quintana Roo, el estado situado al oriente y que será el que recibirá el embate del ciclón, las acciones preventivas por parte de las autoridades iniciaron, con la orden de evacuar Punta Allen, la isla de Holbox y la franja costera desde Xcalak hasta Mahahual.
A los pobladores de estas comunidades les ha correspondido poner a salvo sus pertenencias, especialmente lanchas y motores con los que muchos se ganan la vida ya sea en la pesca u ofreciendo recorridos turísticos. Permanecer ahí, aunque esté previsto que Beryl llegará a la península con categoría 1, es un riesgo innecesario. Esperamos que cada vecino sea consciente de ello y que lo principal es que su vida esté a salvo.
Tierra adentro, en Yucatán se estableció la alerta verde, que es una mera advertencia a la población para revisar el estado de puertas y ventanas, contar con un radio portátil para mantenerse al tanto del desplazamiento del huracán, y asegurar provisiones para cuatro días. Esto último parece ser un desafío para los yucatecos, que se volcaron a las tiendas de autoservicio en busca de galletas y latería; pero también se hizo casi imposible encontrar baterías y lámparas de mano.
Debe reconocerse, sin embargo, que la mayor parte de la población yucateca ya incorporó a su vida diaria alguna medida de prevención aplicable durante la temporada de ciclones. Hace falta todavía fomentar hábitos que fortalezcan una cultura cívica que implique dar aviso de pozos colectores obstruidos (y que estos no se tapen por la acumulación de basura aventada a las calles), así como podar los árboles que se aproximen a los cables conductores de electricidad.
Por la noche, el gobernador yucateco, Mauricio Vila Dosal, anunció medidas correspondientes a la alerta amarilla, junto con otras recomendaciones a seguir para estar más seguros en nuestros respectivos domicilios. Antes, en Quintana Roo, la gobernadora Mara Lezama hizo lo propio, con énfasis en el llamado a la población para identificar el refugio temporal más cercano, en caso de que se requiera acudir a uno.
La lección ha sido dura y la dejaron los huracanes Gilberto, Isidoro, Wilma: a veces, por más preparados que nos consideremos, es necesario ponerse a salvo. Y el cambio climático ha hecho que los grandes ciclones que antes eran la excepción hayan pasado a ser cada vez más frecuentes.
Nos toca escuchar atentamente las indicaciones de las autoridades, anteponiendo siempre la seguridad personal a la conservación de cualquier bien material. Si hemos cumplido con las medidas preventivas de proteger puertas, ventanas, verificar desagües, contamos con provisiones y dispositivos para comunicación, podemos decirnos privilegiados, y por lo mismo debiéramos considerar un deber contribuir con la limpieza urbana una vez transcurrida la contingencia.
Habrá quienes resultarán afectados por el paso de Beryl, ya sea por los vientos, ya sea por la cantidad de agua que aviente sobre casas y campos. Las Fuerzas Armadas ya se encuentran en la región, desplegadas y con los planes de emergencia activados. Si algo nos ha demostrado el Ejército mexicano es que el DN-III-E está cada vez más afinado y es un operativo que salva muchas vidas y que la población agradece. No es para menos, pero nos corresponde estar atentos a las indicaciones, para que un fenómeno natural no termine convirtiéndose en tragedia familiar o estatal. Que esta noche y este fin de semana, podamos estar seguros de que los daños son menores y podremos recuperarnos.
Edición: Fernando Sierra