Carlos Águila Arreola
Foto: Presidencia
La Jornada Maya
Cancún, Quintana Roo
Martes 2 de junio, 2020
La visita de Andrés Manuel López Obrador a Quintana Roo para dar el banderazo de inicio al Tren Maya desdeñó y desacató órdenes judiciales de suspender actividades no esenciales del megaproyecto, que ya decidió unilateralmente el futuro de las comunidades y pueblos indígenas, denuncian en un documento suscrito por más de 200 organizaciones no gubernamentales, organismos indígenas y populares, comunidades y académicos.
El texto es firmado por Greenpeace México, el Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible, la Asamblea de Defensores del Territorio Maya Múuch' Xíinbal, el Colectivo K-luumil X'ko'olelo'ob, Poniente de Bacalar y organizaciones de estados tan lejanos como Baja California, Baja California Sur, Chihuahua, Colima, así como de la región: Tabasco, Campeche, Yucatán y Chiapas.
El Tren Maya es uno de los principales proyectos de López Obrador, y en el discurso la obra servirá “para detonar el desarrollo del Sureste, potenciar el turismo y el desarrollo económico de la región”; sin embargo, el documento se basa en cinco puntos que los firmantes consideran básicos para “descarrilarlo”: el primero apunta que hay diversos amparos de jueces federales ordenando la suspensión de varias actividades no esenciales y que la Comisión Nacional de Derechos Humanos ha ordenado como medida cautelar.
El segundo punto refiere que aunque afecta directamente a comunidades indígenas de al menos cuatro de las cinco entidades, el megaproyecto se ha ido erigiendo sin la participación de los pueblos originarios y otros sectores de la sociedad en el diseño y planeación de un proyecto de desarrollo.
El tercer apartado señala que hay serias dudas sobre la viabilidad ambiental del proyecto, según instancias del propio gobierno federal como un estudio de 30 científicos convocados por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) para determinar el impacto en los territorios donde se planea su construcción.
“También propiciará la degradación, deforestación y fragmentación de 23 áreas naturales protegidas como Yum Balam, las biosferas de Sian Ka'an y Calakmul, ambas patrimonio de la humanidad, así como la sobredensificación del corredor turístico Cancún-Tulum”, anota.
El tren genera graves riesgos al patrimonio histórico y cultural de la península de Yucatán, pues en su recorrido el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) tiene registrados siete mil 274 sitios arqueológicos, de los que mil 288 están a distancias no mayores a 10 kilómetros de la vía férrea, señala el cuarto punto.
El quinto señala que “aun y cuando el gobierno federal busca publicitar un supuesto apoyo desde las Naciones Unidas al proyecto, no existe, lo que hay son consultores contratados por el Fonatur por medio de ONU-Hábitat y la UNESCO, que colaboran actualmente con estudios para el proyecto, sin embargo, no son un espaldarazo al proyecto por parte de la ONU”.
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