Langosteros de Punta Allen tuvieron que adaptarse para ser sustentables

Especial: Los frutos del mar

La pesca de la langosta en Punta Allen ha fungido por décadas como el sostén económico de cientos de familias, donde los pescadores se han tenido que adaptar a diferentes fórmulas para efectuar la actividad y ser cada vez más sustentables y conservadores del crustáceo para su beneficio a largo plazo.

Con independencia de las afectaciones de los cambios climáticos, las cuatro generaciones de pescadores, desde 1968, cuando se fundó la cooperativa Vigía Chico, han sabido adaptarse a la metamorfosis que supone esta actividad y por ende su preservación.

Jesús Pereira, un socio activo de la sociedad cooperativa Vigía Chico, en la comunidad de Punta Allen, narró cronológicamente cómo ahora se han ajustado a las normas que exige esta zona, que además está dentro de la reserva de la biosfera Sian Ka'an.

Expresó que durante ese año de 1968 las artes de pesca eran diferentes a la actualidad, pues usaban materiales de palma de chit para uso como base de las casitas de la langosta y un “bichero”, que era una varilla de aluminio con un anzuelo en un extremo, con lo cual enganchaban a la especie para sacarla.

Explicó que introducían ese gancho dentro del cuerpo de la langosta, pero tiempo después se dieron cuenta que esa manera de trabajar les causaba un impacto porque dentro de algunas zonas de resguardo como son los arrecifes o dentro de las mismas casitas de la langosta no podían ver la talla correcta.

“Nosotros tenemos una talla comercial actualmente donde la cola debe de tener 13.5 centímetros de tamaño como mínimo, y pues en ese entonces era menor porque no podíamos saber cuál era la medida, además que lastimábamos a la especie al engancharla para sacarla, aunado de que entonces sólo manejamos lo que era la producción de la cola de la langosta, es decir, le quitamos la cabeza y únicamente le dábamos uso a la cola”, dijo.

Expuso que actualmente es diferente dado que comercializan al crustáceo entero y vivo, pero también modificaron mucho su modelo de pesca cuando en el año 1987 se decretó como reserva de la biosfera Sian Ka'an, de manera que tuvieron que cambiar la forma de trabajar y las artes de pesca, porque dejaron de usar la palma chit.

“Actualmente nosotros sólo usamos un armazón de varillas de tres octavos y pues lógicamente las recubrimos con concreto que nos fuimos dando cuenta que se adapta muy bien al fondo marino y los corales en cierta manera también se adaptan a estas casitas y pues eso ha permitido que nosotros ya no sigamos utilizando la palma regional del chit”, replicó.

Especificó que en los años 2000 llegaron personas que les cambiaron el rumbo y el destino a su manera de trabajar y también a la conservación que ya venían trabajando, puesto que les ofrecieron comprar langosta entera, lo que requería que la especie estuviera viva y tenían que conservarla.

“Eso implicaba que teníamos que dejar de usar el bichero o el gancho y cambiamos esa arte por una red o malla, como se capturan las mariposas, con el fin de poder sacar esas langostas de las casitas vivas y pues eso también ayudó a que pudiéramos clasificarlas y medir cuáles realmente son de talla y liberar a las que no o que tenían huevecillos”, dijo.

Sostuvo que esas reglas de liberar a las langostas menores de 13.5 centímetros y las que tenía huevecillos creó el hábito en el pescador de la conservación y el uso adecuado y correcto tanto del arte de pesca como también de la captura del producto.

Precisó que desde esos años empezaron a hacer de su pesca de manera más sustentable, de tal manera que utilizan el producto que realmente puedan vender y liberan a las especies para que sigan creciendo y reproduciéndose.

“Nosotros tenemos un tiempo de veda que son cuatro meses, pero al actuar de esta manera nos damos cuenta que alargamos prácticamente la vida de la langosta, porque seguimos permitiendo que crezca y se desarrolle al liberarlas cuando no son de la talla o tienen huevecillos”, recalcó.

Apuntó que este método de conservación les permite ver a largo plazo y que en la bahía donde trabajan se siga reproduciendo la langosta y el alimento que requieren para quedarse en esa zona.

“Es así como la cooperativa implementó esta nueva manera y visión sobre todo de conservación y hacer los cambios necesarios, como por ejemplo dejar de usar red, que perjudicaba al matar especies que realmente no eran necesarias”, acotó.

De igual forma, el también exdelegado de Punta Allen declaró que el turismo ha sido parte fundamental para que como pescadores puedan seguir conservando la especie, puesto que las actividades turísticas han significado un complemento en el ingreso económico para las familias y también esto hace que dejen descansar un poco el mar en cuestión de la pesca y puedan seguir aprovechando los recursos que ostentan dentro o alrededor de la comunidad.

“Estamos considerando a largo plazo este gran trabajo que venimos haciendo, pero también no perdemos ese foco de conservación, donde tenemos que trabajar también con las cooperativas turísticas para que no lleguen a perjudicar contaminando con derrames de aceite o cosas que perjudiquen el desarrollo o el trabajo de la pesca, entonces aquí hubo una sinergia muy buena al final los que cuidamos este entorno somos los mismos pobladores de la comunidad y eso ha permitido que se siga conservando y mientras sigamos siendo los mismos que cuidemos pues lógicamente será por muchos años”, finalizó.

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Edición: Laura Espejo