Joana Maldonado
La Jornada Maya
Chetumal, Quintana Roo
Lunes 18 de noviembre, 2019
Desde hace casi un año y medio Abril y su perro Maku, un dálmata de dos años, viajan en bicicleta por el Sureste de México abrigada por grupos feministas. Desde hace una semana está en Chetumal, el último punto que toca en México antes de iniciar su trayecto por Sudamérica. Su destino final es África.
Abril Morales es originaria de la Ciudad de México, pero en los últimos cinco años vivió en Oaxaca, en donde coordinaba proyectos para una asociación civil; fue ahí en donde comenzó su gusto por la bicicleta al ser ésta su principal medio de transporte y entendiendo las dos ruedas como un símbolo de autonomía y libertad femenina.
Instalada en Chetumal desde hace unos días, de donde partirá la próxima semana hacia Belice para llegar a Argentina y posteriormente a África, Abril, de 39 años y su dálmata estuvieron este fin de semana ofreciendo talleres de reparación de bicicletas y otros tips bicicleteros dirigidos a niñas y mujeres, principalmente, así como la venta de fotografías de diversos puntos del viaje y artesanías.
La cicloviajera ha sido acogida en la capital por un grupo de mujeres y esa experiencia se ha replicado en cada sitio en donde ella hace su arribo mediante redes feministas que le monitorean. La capital de Quintana Roo es un punto de paso para cientos de ciclistas que recorren el continente, pero Abril destaca por viajar acompañada de su amigo cuadrúpedo.
“Decidí empezar este viaje porque quiero volver a África, en donde viví, planifiqué y coloqué la bici como una opción, se dibujó el viaje en bici y en el camino quiero hacer actividades para mujeres y niñas, poco a poco empecé a usar la bici, a comprar portaequipaje, a conocer a la comunidad ciclo viajera, y llegó el momento en el que dije: sí quiero ir”, relata Abril desde el parque Los Caimanes.
Abril vendió y obsequió las pertenencias que había adquirido en Oaxaca y renunció a su trabajo; así emprendió su viaje, primero uno de práctica a Campeche que duró 20 días y luego, ya sin ataduras materiales tomó camino el 15 de junio de 2018 y a la fecha suma cinco mil kilómetros.
“He viajado por todo Oaxaca, Chiapas, después Tabasco, Campeche, Yucatán, luego a Cancún y comencé a bajar hasta Chetumal, llevo más de cinco mil kilómetros”, detalló la mujer, quien en cada parada se revisa médicamente y aprovecha para que Maku visite un veterinario y pueda tener sus documentos en orden.
El canino viaja en una canasta en la parte trasera de la bicicleta y en algunos tramos seguros corre a un costado. Su dueña asegura que en este tiempo solo una ocasión ha tenido un riesgo real, pero que fue precisamente Maku quien disuadió la situación.
“Hay situaciones que me dan miedo en momentos determinados, viajar sola te hace estar muy alerta y mis antenas están todo el tiempo despejadas, cualquier situación tomo decisiones como cambiar de ruta, gente que no me vibra busco estar con alguien más, solo una vez ha habido riesgo, pero llevar al perro y uno de este tamaño es importante”, platicó.
Abril aprovecha para dar un mensaje a las nuevas generaciones de mujeres de que todo es posible: “que nuestra opción no es únicamente casarnos y tener hijos, sino que tenemos opciones distintas, deben saber que hay otras cosas y que hay mujeres haciendo cosas distintas”.
Dependemos en demasía de la electricidad; ¿qué pasa con esos rincones del mundo que viven en penumbra?
Rafael Robles de Benito
El instituto electoral deberá emitir una resolución al respecto
La Jornada
La censura intenta destruir la curiosidad humana, pero en los rebeldes, la alimenta
Margarita Robleda Moguel