Relámpagos FC, un equipo que cambia vidas en Cancún

Jóvenes con síndrome de Down demuestran su pasión por sus sueños y el fútbol
Foto: Cecilia Andrade

Cada lunes y jueves, justo a las 18 horas, la cancha de fútbol 5 en Cancún, Quintana Roo, se llena de vida. No es un campo cualquiera; en cuanto los chicos de Relámpagos FC cruzan la reja y tocan el pasto con sus tachones algo cambia: el lugar se convierte en un refugio de sonrisas, diversión y sueños. Aquí no hay gritos de presión ni competencia desbordada. Lo que reina es la alegría, el compañerismo y el amor por el deporte, porque para ellos, entrenar no es una obligación, sino el mejor momento de su día. 

Relámpagos Cancún FC se ha convertido en el singular club cancunense que está rompiendo con los moldes de lo que creemos que son los equipos de fútbol soccer. Integrado por jóvenes con síndrome de Down, este equipo ha encontrado en el juego mucho más que goles, victorias o posiciones en la tabla. En cada pase, cada gol y cada atajada descubren pertenencia, construyen identidad y, sobre todo, encuentran una oportunidad para brillar con luz propia. 

Detrás de este equipo hay sueños que antes parecían imposibles, padres que no se conformaron con un “no se puede”, y jóvenes que, día a día, demuestran que tener una discapacidad no significa tener menos talento, menos pasión o menos derecho a vivir experiencias plenas. Con sus uniformes bien puestos y su alegría característica siempre plasmada en sus rostros, estos jugadores entran al campo dispuestos a darlo todo y a seguir las indicaciones de su entrenadora favorita, y fundadora del proyecto, Lluvia Buenfil.
 
En estos entrenamientos tan especiales desde el primer minuto se respira un ambiente de compañerismo genuino. Abrazos, risas y saludos llenan la cancha como si los chicos no se hubieran visto en mucho tiempo, aunque solo hayan pasado un par de días. Destaca también la figura de la entrenadora Lluvia, quien es recibida con un abrazo entusiasta por parte de sus jugadores y con miradas llenas de gratitud por parte de los padres.


Foto: Cecilia Andrade

Lluvia Buenfil nunca imaginó que un proyecto para su titulación se transformaría en una iniciativa tan trascendental. En 2017, mientras buscaba una propuesta para concluir su licenciatura en Educación Física y Deporte, decidió realizar sus prácticas profesionales en la Fundación Pro-Síndrome de Down Cancún. Fue ahí donde comenzó a convivir de cerca con jóvenes con discapacidad, en su mayoría con síndrome de Down.

Con el tiempo, y movida por una curiosidad genuina, Lluvia se dedicó a investigar, tomar cursos y formarse en el tema. Con el respaldo de la fundación y su propia convicción, encontró la manera de llevar a cabo una idea innovadora: enseñarles un deporte. Hasta entonces la fundación se enfocaba en actividades cotidianas como cocinar, lavar o pintar, pero nadie había intentado introducir una disciplina deportiva.

Motivada por su visión, Lluvia tomó la iniciativa. Construyó porterías con tubos de PVC, compró balones por su cuenta y, paso a paso, comenzó a enseñarles a controlar el balón, a pasar, a tirar a gol. Así nació el sueño que, sin saberlo, estaba por cambiar muchas vidas, incluyendo la suya. 

Para comenzar, decidió convocar su primera junta del proyecto con los jugadores prospectos y los padres de estos. Al presentar su idea, las dudas no tardaron en aparecer: las miradas eran escépticas, las preguntas cargadas de incredulidad. Sin embargo, al demostrar lo que habían aprendido los jóvenes en los pocos entrenamientos improvisados en la fundación, los padres aceptaron sin duda alguna a unirse al proyecto. “Se sorprendieron (los familiares) de la capacidad de sus hijos que ellos no habían descubierto”, recuerda la entrenadora Buenfil con satisfacción. 

La culminación de su proyecto de titulación ocurrió al organizar un juego amistoso en las canchas de la Universidad Interamericana para el Desarrollo (UNID) de Cancún. “Los chicos estaban asombrados de ver una cancha con pasto sintético… recuerdo que reían, corrían y besaban el pasto”, relata la entrenadora. 

Con el pitido final del partido, la entrenadora Lluvia estaba mentalizada a despedirse de este proyecto y de estos chicos, pero fueron los padres quienes se acercaron con una pregunta inesperada, citando a la entrenadora: “Me preguntaron… ¿y ahora qué?”.

Con la esperanza de que su proyecto de titulación se convirtiera en algo más para la vida de estos jóvenes, Lluvia Buenfil dio el siguiente paso: comenzó a buscar canchas, recursos y aliados para formar un equipo formal. Fue entonces cuando la volvieron a contactar de la red de Fútbol Down, una iniciativa nacional cuyo origen se remonta a Guadalajara, pioneros del primer equipo conformados por jugadores con síndrome de Down.

Gracias al apoyo de esta comunidad pionera, Relámpagos Cancún F.C. fue invitado a su primer torneo nacional. La emoción era palpable: por primera vez, los chicos y familiares tendrían la oportunidad de convivir y competir con equipos de todo el país que, como ellos, compartían no solo la pasión por el fútbol, sino también un poderoso compromiso con la inclusión.


Foto: Cecilia Andrade

El torneo que lo cambió todo

En 2023 se llevó a cabo el torneo “T21 Fútbol Down” en el centro de Guadalajara, Jalisco. Gracias al apoyo del gobierno local, los organizadores —pioneros en la creación de clubes deportivos para personas con síndrome de Down— lograron habilitar canchas en pleno centro de la ciudad. Al evento asistieron 22 equipos de distintas partes de México, incluyendo al Equipo Especial del Club América (CDMX), los Gallos de Querétaro, Atlético Baja California Sur, Córdica 21 de Jalisco y, por supuesto, a Relámpagos F.C. de Cancún.

Durante el torneo, mientras el equipo cancunense participaba con mucha dedicación en los partidos, el diputado local del Distrito 7 de Quintana Roo, Eric Arcila Arjona, se encontraba en Guadalajara por asuntos laborales y, por coincidencia, se hospedaba cerca del evento. Fue testigo de este torneo y se interesó en la iniciativa. Al regresar a Cancún propuso crear un equipo que representara al estado en esta red nacional, pero le informaron que había llegado tarde y que ya existía un representante en esta liga: Relámpagos FC. Fue así como comenzó el apoyo gubernamental para este equipo. 

Uno de los recuerdos más memorables para la entrenadora Lluvia es el torneo nacional que ella organizó en 2023 con el respaldo del gobierno estatal. Fue un momento clave en el que tomó conciencia del alcance que había logrado su proyecto. La inauguración del evento, realizada en el Estadio Olímpico Andrés Quintana Roo, reunió a 15 equipos de la red nacional Fut Down y contó con la presencia de figuras destacadas, como la gobernadora de Quintana Roo, Mara Lezama Espinoza, y la actual presidenta municipal de Benito Juárez, Ana Patricia Peralta.

Al preguntarle qué sintió al ver la magnitud del evento y a tantas autoridades reunidas en torno a un proyecto que en sus inicios había emprendido sola, Lluvia respondió: “A veces digo: no lo puedo creer. Es increíble que un proyecto tan pequeñito, algo que no lo veía dimensionado de esa manera, haya llegado tan lejos. A veces me pregunto cómo es posible que esté haciendo esto, que todos estos niños estén aquí por algo que empecé con solo cinco chicos. A veces no me la creo”.


Foto: Cecilia Andrade


Cancún FC 

Con el respaldo del gobierno consolidado y nuevos patrocinadores sumándose a la causa, la cereza del pastel llegó cuando Cancún FC, el equipo estatal de segunda división, decidió abrirles las puertas y adoptar a Relámpagos FC como su equipo representativo en Fut Down, siguiendo los pasos del Club América y los Gallos de Querétaro.
 
Al preguntarle a la gerente de marketing que colaboró en Cancún FC desde el 2022 a inicios de 2025, María Alonso Marco, sobre cómo inició la iniciativa de respaldar al equipo de la entrenadora Lluvia, su respuesta fue: “Todo comenzó con la pregunta: ¿cómo podíamos practicar la inclusión y darnos a conocer (al equipo de Cancún FC) como algo más que fútbol?”.

Una vez más, fue la iniciativa de la entrenadora Lluvia que hizo posible el acercamiento con los colaboradores de Cancún FC, logrando así una alianza que uniera a ambos equipos bajo una misma pasión por el deporte y la inclusión. El 21 de marzo, el Día Internacional del Síndrome de Down, Cancún FC realizó una conferencia de prensa para anunciar oficialmente este proyecto de integración. Durante el evento, sorprendieron a los jugadores de Relámpagos con la entrega de nuevos jerseys, convirtiendo ese momento —que ya era significativo para los chicos al integrarse a un equipo de fútbol profesional— en una experiencia aún más emotiva. Fue un gesto que no solo celebró su inclusión, sino que también reafirmó su merecido lugar dentro de la cancha.

María Alonso recuerda ese día: “Cuando estaba en Cancún FC e incluimos a Relámpagos me dio esa sensación de que estábamos haciendo bien las cosas como sociedad y que poco a poco estábamos rompiendo las barreras y que estábamos creando algo en conjunto”.

La participación de Cancún FC no se limitó a una conferencia de prensa. Al contrario, el equipo estatal se involucró activamente en el desarrollo de Relámpagos, promoviendo la convivencia entre ambos grupos, dándoles visibilidad en sus partidos y permitiéndoles “botear” durante los juegos para reunir dinero para sus viajes o partidos locales. Además, continuaron como fieles patrocinadores, demostrando un compromiso genuino con el crecimiento del equipo y con la inclusión en el deporte.

Para la entrenadora Lluvia Buenfil, esta colaboración ha sido una de las más valiosas. Destaca que Cancún FC no solo ofreció apoyo logístico o institucional, sino que fue el equipo que más ha creído en el proyecto y que ha estado realmente pendiente de su evolución. 

María Alonso se retiró de Cancún FC a principios de 2025, con orgullo y satisfacción por haber formado parte del equipo durante una etapa tan significativa. “Espero que sigan fomentando el fútbol con temas inclusivos”, declara con emoción, y añade con firmeza: “La inclusión no debería ser vista como algo especial, sino como la norma”. 


Foto: Cecilia Andrade


Más allá del balón: datos y perspectivas

Para comprender la relevancia de iniciativas como Relámpagos FC, es fundamental conocer el contexto actual de la discapacidad en México. 

De acuerdo con datos del Censo de Población y Vivienda 2020, publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en el país se registraron un millón 590 mil 583 personas con alguna condición mental, lo que representa poco más de 1 por ciento de la población total. En Quintana Roo esta cifra alcanzó las 20 mil 352 personas, lo que evidencia la necesidad de crear espacios reales de inclusión, especialmente en ámbitos como el deporte.

Estos datos reflejan una realidad que no puede ser ignorada ni abordada desde la lástima. Los jóvenes con capacidades diferentes no necesitan compasión, sino oportunidades reales que les permitan desarrollarse plenamente, aportar a la comunidad y vivir con dignidad. Por ello, espacios como la asociación civil Manos Especiales A.C., que fue fundada hace 13 años por Daniel Sánchez, ex director de la Fundación Pro-Síndrome de Down Cancún —el mismo lugar donde Lluvia Buenfil realizó sus prácticas y de donde surgió la iniciativa del equipo Relámpagos—, son fundamentales. 

Manos Especiales A.C. es un espacio especializado en la atención de jóvenes con síndrome de Down y otras condiciones intelectuales, enfocado en prepararlos para el ámbito laboral y promover la empatía y la inclusión en diversas empresas de la ciudad. La asociación no solo contribuye a mejorar la calidad de vida de estos jóvenes, sino que también sensibiliza a la sociedad sobre la importancia de una inclusión real y efectiva. 

Sin embargo, este proceso de evolución no debe centrarse únicamente en sensibilizar a la sociedad sobre la inclusión, sino también en crear espacios especiales que ofrezcan oportunidades laborales y educativas para las personas con capacidades diferentes, así como promover actividades recreativas que fomenten su desarrollo integral. Es precisamente ahí donde el deporte toma el protagonismo. 

Ignacio Fuentes Becerril, creador del primer centro de preparación física general para niños con síndrome de Down, explica: “Existe una población numerosa de niños y niñas con condiciones de vida diferentes a las convencionales y, precisamente por ello, no deben ser relegados ni aislados hasta quedar casi invisibles para la sociedad. Al contrario, esta realidad debería invertirse. Dado que los niños con discapacidad no siempre pueden acceder libremente a los centros de entrenamiento convencionales, la sociedad —y en especial el gobierno— tiene la responsabilidad de proporcionar todos los recursos materiales y humanos necesarios para que su calidad de vida sea tan digna como la de los demás niños y niñas. La tarea de fomentar el deporte en todos los niveles nunca debe detenerse, porque es la vía más saludable para garantizar una infancia, juventud y adultez con mayor calidad humana”.

Ignacio Becerril ha colaborado estrechamente con la entrenadora Lluvia Buenfil y conoce a profundidad el proyecto de Relámpagos FC, al cual apoyó desde sus inicios. Al preguntarle sobre los beneficios físicos y emocionales que ha observado en jóvenes con síndrome de Down que practican deportes como el fútbol, respondió: “Desde el punto de vista emocional, he notado que ellos no se juzgan si lo hacen bien o mal; todos se apoyan mutuamente, y brindan aún más apoyo a quien más lo necesita. No es necesario decírselo, ellos lo perciben y actúan a favor del compañero que requiere esa palmada o ese abrazo, lo que genera un autoestima más fuerte y saludable”. 

“Desde el punto de vista físico, su organismo mejora sustancialmente con la práctica del fútbol y otros deportes. En los huesos, se fortalecen las trabéculas, que son las células internas del hueso, a través de acciones como correr, empujar, saltar y jalar. Todas estas acciones son esfuerzos repetidos que generan una adaptación en su sistema óseo. El corazón, al igual que todos los músculos, crece con el ejercicio, se fortalece y se vuelve más eficiente en sus funciones. Esto mejora la oxigenación general del cuerpo, y en especial del cerebro, lo que a su vez provoca una mejor toma de decisiones durante el juego y amplía su capacidad para realizar esfuerzos repetidos”.

Cuatro jugadores, mi hermano, una entrenadora y un sueño

En este reportaje he narrado la historia de la creación de Relámpagos FC, su evolución, sus logros y los múltiples beneficios que el deporte ha traído a jóvenes con síndrome de Down. Sin embargo, aún no he compartido lo que esta historia significa para mí y para mi familia. 

Más allá de los datos y las entrevistas, este proyecto tiene un valor profundamente personal. Como mencioné anteriormente, el equipo inició formalmente con cinco chicos que la entrenadora Lluvia conoció y entrenó en la Fundación Pro-Síndrome de Down Cancún. Uno de esos chicos es mi hermano.

Al crecer con un hermano con síndrome de Down me di cuenta de que la información que predominaba a nuestro alrededor se enfocaba más en lo que no podía hacer que en las oportunidades reales que existían para él y para otros chicos como él. Durante años mi hermano asistió a escuelas que no contaban con métodos adecuados para su aprendizaje, convivió con niños que no comprendían por qué tenía rasgos físicos distintos a los de su familia, y creció en un entorno familiar que no era precisamente experto en el tema de las discapacidades.

Recuerdo el día en que encontramos la Fundación Pro-Síndrome de Down Cancún. Aunque nos quedaba muy lejos de casa, por fin habíamos hallado un espacio especializado en la educación de niños con síndrome de Down. Mi mamá fue una de esas madres que, al principio, recibieron con escepticismo la propuesta de la entrenadora Lluvia de formar un equipo de fútbol. Sin embargo, también fue de las primeras en acercarse, emocionada, al final del partido amistoso en la UNID para preguntar cuál sería la siguiente etapa del proyecto Relámpagos.

La primera foto que encontré en mi galería de mi hermano como parte de Relámpagos es de cuando el equipo ya contaba con siete jugadores y habían jugado un amistoso contra un equipo extranjero, mi hermano posaba como jugador profesional… y como Spider-Man. 

Tengo que admitir que no recuerdo con claridad los primeros pasos del equipo, pero lo que sí tengo muy presente es a mi hermano con la camiseta bien puesta, short, espinilleras bajo unas calcetas largas, y esperando a mi mamá sentado en las escaleras de la casa. Lo hacía todos los días, incluso aquellos en los que no había entrenamiento y ella tenía que mandarlo de regreso a cambiarse.

Recuerdo que cuando era pequeño no tenía ningún interés en ver el fútbol con mi papá, pero de la nada decidió convivir en familia y ver los partidos del América. Recuerdo que empezó a copiar los festejos que hacían los jugadores del América cuando metía un gol.

Recuerdo que cuando apenas nos estacionábamos en la cancha, él se bajaba del coche y corría para llegar a saludar a sus compañeros que estaban dentro de la cancha. Recuerdo que con dos vueltas corriendo se cansaba y recuerdo la sonrisa que tenía después de cada entrenamiento. Esa sonrisa no ha cambiado, incluso ahora, ocho años después de haber empezado esta experiencia con Relámpagos FC.

Es increíble pensar que todo comenzó como un proyecto de titulación. La necesidad de la entrenadora Lluvia de realizar un trabajo adecuado para su tesis se transformó en algo mucho más grande: un cambio profundo en la vida de estos chicos, cuyos sueños antes se limitaban a aprender a hablar o conseguir un empleo sencillo para tener una vida digna. Sin darse cuenta, Lluvia logró que ellos descubrieran su propio valor y talento, algo que ni siquiera imaginaban poseer. 

Este tipo de espacios no solo crean actividades, sino que generan sueños y metas. Ahora mi hermano sabe que no solo vino a este mundo para ser mi hermano y enseñarnos a crecer como familia, sino que vino a cumplir sus propios sueños y a lograr cosas por sí mismo.

Ver el crecimiento personal y la alegría que le da pisar esa cancha de fútbol a mi hermano hace que me sienta agradecida de presenciar cómo, poco a poco, va reconociendo su lugar en este mundo. Tengo la esperanza de que, en el futuro, logrará ser y hacer cosas que ni él ni yo podemos imaginar ahora, porque aún le quedan muchos años por delante para sorprenderme, tal como lo ha hecho desde el día en que nació.

*Cecilia Andrade es estudiante de la carrera de Ciencias de la Comunicación de la Universidad La Salle Cancún. Elaboró este reportaje como parte de su proyecto final en la materia de Géneros Periodísticos y de Opinión, con lo que obtuvo la calificación más alta y en apoyo y reconocimiento La Jornada Maya lo comparte para nuestros lectores al cumplir con el perfil de este medio. 

No te vayas sin leer:

Edición: Fernando Sierra


Lo más reciente

Monterrey dejó grata impresión en el mundial; Ramos elogió al futbol mexicano

Los Rayados quedaron fuera de la justa con un cerrado 2-1 en octavos de final

Ap

Monterrey dejó grata impresión en el mundial; Ramos elogió al futbol mexicano

El Tri buscará el bicampeonato de la Copa Oro ante Estados Unidos

Raúl Jiménez acaba con Honduras; Luna, verdugo de Guatemala

Ap

El Tri buscará el bicampeonato de la Copa Oro ante Estados Unidos

Identidad maya

Memoria hemerográfica

José Juan Cervera

Identidad maya

Someterán a una nueva cirugía a Miguel Uribe Turbay, político opositor colombiano que sufrió atentado

María Claudia Tarazona, esposa del político, informó de su estado de salud en redes sociales

La Jornada

Someterán a una nueva cirugía a Miguel Uribe Turbay, político opositor colombiano que sufrió atentado