Por pandemia, ya nadie quiere comprar paletas, lamenta chetumaleño

Don Víctor camina durante ocho horas para ganar 100 pesos al día
Foto: Joana Maldonado

Al menos tres veces por semana, don Víctor, de 68 años, sale a trabajar vendiendo paletas de hielo. Con un problema en la rodilla que complica su andar, el señor de la tercera edad camina durante ocho horas para ganar 100 pesos por día. “Ya nadie quiere comprar”, dice afligido, mientras desenvuelve una torta a la hora del almuerzo a la sombra de un árbol.

Con un cubrebocas improvisado hecho con un pedazo de tela negra y resorte, don Víctor se sienta en el parque Los Caimanes, ubicado en el centro de Chetumal, y recuerda cómo hasta hace unos meses, incluso al inicio de la pandemia, aún vendía todo su producto en tres o cuatro horas y sin caminar mucho.

“Me sentaba en la Héroes dos o tres horas, ahí vendía y luego me daba mi vuelta a la explanada y el Congreso, no caminaba mucho, vendía lo mismo, unos 100 o 120 pesos, pero en menos tiempo, pero con esto del coronavirus ya casi no vendo, hay que caminar”, explica; a veces le daban oportunidad de vender en una de las escuelas de la zona y eso aumentaba sus ingresos.

Don Víctor vive en la colonia Pacto Obrero (camino a Calderitas) en un terreno que cuida por las noches, aunque sin luz ni servicios. Por la distancia con el centro de la ciudad, de los 100 pesos que logra ganar invierte al menos 42 en transporte: de su casa a la paletería que le surte y donde entrega el carrito paga una combi de siete pesos y en la tarde-noche de regreso tiene que pagar 35 pesos en taxi porque ya no alcanza el colectivo.

Hasta hace unos años, se dedicaba a la albañilería pero el estado de sus rodillas le impide ya cargar y subir escaleras, y desde entonces tuvo que buscar en qué emplearse. Aunque recibe la pensión que entrega el gobierno federal a través de la Secretaría del Bienestar, ayuda a su sobrina, quien tiene hijos pequeños, y a su esposo, que perdió el trabajo, por tanto necesita seguir trabajando.

Al mismo tiempo confiesa que quedarse en su casa no es una opción, primero porque debe tener ingresos y luego porque se va “a sentir peor de pasar tiempo solo, sin luz, sin ventilador y sin una radio”.

 

Edición: Enrique Álvarez


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