"Hicimos un proyecto en el que el público es el protagonista"

Katia Rejón
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Lunes 8 de enero, 2018

Sociólogo y cineasta de profesión, David Di Bona es el director general y fundador del Festival Internacional de las Luces Filux, que se realiza en la Ciudad de México desde hace cuatro años y en Mérida por segunda ocasión.

El objetivo de la muestra, según las propias palabras de su fundador, es formar audiencias y sentido de comunidad para los artistas de la luz. “En México, desde el nacimiento del festival hasta la actualidad, cada vez hay más personas que trabajan con la luz. El Filux es una plataforma para catapultarlos nacional e internacionalmente”, explicó.

El Filux forma parte de un circuito de festivales iniciado en 2016 cuando en Holanda se reunieron los directores más importantes del mundo y formaron la International Light Organization, en la que participan muestras de Francia, los países bálticos, Bélgica, Canadá, China y Finlandia. “Estamos todo el tiempo retroalimentándonos. Hay foros en los que platicamos sobre lo que está sucediendo a nivel artístico en todo el mundo y compartimos contenidos”, afirmó en una entrevista con [i]La Jornada Maya[/i].


[b]¿Por qué hacer un festival de arte hecho con el lenguaje de la luz?[/b]
Quienes organizamos la muestra llevamos más de 15 años realizando proyectos culturales en México y América Latina. Venimos del mundo del cine; por mi parte, dirigía el Festival de Cine Contemporáneo de la Ciudad de México. Surgió la idea de que en lugar de que el público estuviera sentado en una pantalla de cine viendo la película, hiciéramos un festival en el que el público sea el protagonista. A partir de eso pensamos que una manera muy atractiva era trabajar con la luz como transformadora del espacio. Se fue generando la identidad de este festival y en el 2013, después de pensar en un estilo para la muestra, nació el Filux.


[b]Además de realizarlo en la ciudad de Mérida y México ¿han pensado hacerlo en otra ciudad? ¿Por qué sólo en estos dos sitios?[/b]
Yo vivo en la ciudad de Mérida y México por lo que es mucho más orgánico armar toda esta gestión con instituciones y artistas locales. No estamos interesados en que el festival vaya a otras partes de la República. Es muy complicado trasladar el festival porque tienes que gestionar espacios, patrocinadores, contactar instituciones, artistas, ver las locaciones. Es un trabajo arduo y lento. Te lleva mucho tiempo, no es algo fácil de exportar. Hemos tenido una experiencia en la ciudad de Quito y realmente ha sido muy compleja porque uno tiene que vivir en el lugar.


[b]¿Cómo eligen a los artistas que participarán? ¿Hay una convocatoria abierta o es por medio de selección?[/b]
De selección directa. Por un lado tienes que ver quiénes son los artistas y qué se está haciendo con la luz, así como conocer al público que va a ver a estas obras. Hay que tener en cuenta a las audiencias que va a recibir este arte y fortalecer a la comunidad artística local. Por eso estamos seleccionando directamente las obras. Ofrecemos espacio de para la exhibición y difusión de obras que ya existen. El festival contribuye con recursos económicos y humanos para materializar estos proyectos.

En los primeros años intentamos hacer una convocatoria abierta, pero los artistas no tenían muy claro qué es el arte con la luz. Nos llegaban propuestas de danza, de música, cualquier otra cosa y cuando les preguntábamos dónde estaba la luz, nos contestaban que pondrían un foco. Pasaba mucho que se entusiasmaban y nos enviaban propuestas que no iban con el festival.


[b]¿De qué forma se lleva a cabo la integración social y la recuperación del espacio público en este festival? ¿Cómo ha sido la recepción del público en estas seis ediciones?[/b]
En México el promedio de asistencia es de 2 millones aproximadamente, porque tiene una población mayor a la de Mérida. Sabemos que en ambas ciudades asiste como el 10 por ciento de los habitantes locales en cuatro noches. Lo mejor es que se mezclan todas las clases sociales. Es un espacio de integración social. Arte en espacios públicos y privados que abren las puertas de una manera gratiuita, plural, incluyente para que todos accedan a palacios, monumentos y patios coloniales. Esto propicia que todos seamos iguales caminando entre nuestros pares en espacios públicos.


[b]¿Cuánto cuesta realizar un festival como el Filux?[/b]
Varía. Hay piezas que son muy caras. El festival más o menos ronda los 6 y 7 millones de pesos. Hay colaboraciones que se consiguen en efectivo, especie, o recintos; esa es la gestión que hacemos. Es importante siempre tener el mismo tamaño, el mismo número de piezas, porque si tienes suerte un año y haces el festival gigante y después el otro año no ¿cómo se lo explicas al público? Las piezas rondan entre las 12 y 25 para no generar una expectativa exagerada, que no se puede sostener con el tiempo.


[b]¿Cuál es la importancia de que la iniciativa privada apoye las actividades culturales?[/b]
Es muy importante que la iniciativa privada, instituciones como el INAH, el ayuntamiento, las escuelas como la Esay y Uady, los mismos espacios como Palacio Cantón, La Cúpula, la Fundación de Artistas se sumen porque contribuyen a formar un espacio plural.

Un efecto colateral del festival es que tanta gente sale a las calles durante el evento, que benefician a los vendedores, restaurantes y tiendas locales; se reactiva la economía y eso es positivo para todos.