Este 2023, el Instituto Internacional de Recursos Renovables (IRRI) México, Sistema.bio y Fundación W.K. Kellogg están uniendo esfuerzos para realizar el proyecto "Saneamiento, energía sostenible y seguridad alimentaria”, para entregar biodigestores en comunidades mayas y contribuir con su vida cotidiana.
Macarena Egli Toledo, directora de la asociación civil IRRI México, informó que este 2023 el objetivo es entregar 500 biodigestores en la zona, realizando una convocatoria en Tixcacalcupul luego de darles a conocer el proyecto.
Con este proyecto, abundó, buscan que las personas cuiden el biodigestor y lo utilicen para su beneficio para transformar su vida cotidiana, mejorando su calidad de vida.
Detalló que estos biodigestores son entregados por familia, para lo cual la única condición es que tengan animalitos en su casa y habiten —en esta ocasión— en Txcacalcupul; “son familias que no tienen energía o que es extremadamente caro que accedan a esta, al gas en específico”.
Esto, apuntó, ocurre por la situación económica, pero también por la segregación que hay hacia su ubicación geográfica; normalmente el apoyo es entregado a familias que crían animales, aunque igual hay familias que deciden comenzar a criar a partir de conocer el programa.
El biodigestor es instalado en sus patios, comúnmente, pegado al cochinero de cerdos pelones, dijo; además, les instalan una estufa ahorradora que pueden utilizar con la energía creada mediante el biodigestor con el estiércol de sus animales.
Otro de los productos que crea el biodigestor es el biofertilizante que pueden utilizar en sus huertos o milpas.
Para que las familias sepan cómo utilizar las herramientas que les entregan, señaló, realizan talleres de apropiación en donde se les explican los procesos y usos de cada instrumento, “es así como esta ecotecnia atiende estas problemáticas desde las ambientales, económicas, de salud”.
Como parte del proyecto, también consideran el tema de género, contemplando que son quienes están al frente de las tareas de cuidados mayormente, por lo cual fomentan espacios libres para ellas con actividades recreativas y económicas. “Tenemos casos de éxito de mujeres que han creado sus propios emprendimientos”.
El objetivo es adaptar los talleres y recursos al contexto de cada comunidad, en la búsqueda del desarrollo integral; “al final del día son ellas las que sostienen este proyecto”, pues reconoce que son ellas quienes usan el biodigestor.
“El programa nos permite fortalecer el tejido social de las comunidades y atender varias problemáticas”.
Entre las problemáticas, destacó que el crecimiento exponencial de la entidad, ha provocado que los hombres dejen sus milpas y huertos, trabajando como jornaleros en zonas hoteleras, “hemos vivido una migración, ya no solo temporal, sino permanente; con este programa buscamos fortalecer ciertas áreas para que las familias no tengan que dejar su comunidad”.
“Nuestro escenario ideal es que estos casos de éxito se multipliquen y que muchas familias que son artesanas, restauranteras, agriculturas, tengan las condiciones dignas para seguir habitando sus tierras.”
Desde su visión, los proyectos medioambientales, para que sean exitosos, precisan de contar con un componente social.
Explicó que IRRI cuenta con presencia en 17 municipios de la Península de Yucatán —de Yucatán: Akil, Cantamayec, Chacsinkín, Chapab, Chumayel, Mayapán, Oxkutzcab, Peto, Santa Elena, Tecoh, Tekax, Ticul, Tixmehuac, Tzucacab y Yaxcabá; de Quintana Roo: José María Morelos, y de Campeche: Holpechén—. Sin embargo, en esta ocasión han decidido trabajar directamente con Tixcacalcupul en la búsqueda de integrarse en la comunidad.
Sobre IRRI México
La directora general de la organización informó que el equipo está conformado 100 por ciento por mujeres, “estamos convencidas de que para nosotras las transformaciones ambientales requieren un proceso participativo y social, eso es lo que nos hace diferentes y trabajar en la Península desde hace más de una década”.
Desde hace poco más de 10 años, “lo que hacemos es fomentar el uso, por medio de llevar a cabo procesos de apropiación social con las comunidades”, explicó.
Los procesos implican co-crear con las comunidades estrategias basadas en metodologías participativas, considerando el contexto social que viven en el día a día para encontrar las mejores formas de aprovechar la ecotecnia.
El trabajo que realizan, detalló, a través de la instalación de biodigestores ha beneficiado a 8 mil 195 personas de la península, dando acceso a energía limpia y sostenible, así como mejorando la gestión de residuos orgánicos y la calidad del suelo. Además, han contribuido para la fertilización de un total de 2 mil 852 hectáreas de parcelas y traspatios mediante el uso del biofertilizante derivado de los biodigestores, promoviendo prácticas agrícolas sostenibles y contribuyendo a la conservación y restauración de tierras.
Puedes conocer más sobre la asociación civil mediante su página web: https://irrimexico.org/
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