‘Más que invasores, hay que reconocer su derecho a una vida digna’: Lewin

Señala que la crisis laboral y salarial ha generado que arriben a la capital
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán

Para el antropólogo Pedro Lewin Fischer, más que “invasores” e “invasiones” -peyorativos con los que se les tilda- debe reconocerse el legítimo derecho que como ciudadanos tienen a una vivienda, su lucha por la dignidad y también la que implica su condición irregular.  

Una buena cantidad de habitantes de El Roble Unión no es de Mérida, lo que significa que hay una crisis laboral y salarial que está generando que personas de otros municipios, estados, e incluso países, arriben a la ciudad en busca de oportunidades. 

“Para quienes vienen de afuera de Yucatán, se repite ese imaginario de Mérida como una ciudad segura, tranquila; y no son pocos quienes vienen huyendo de la violencia e inestabilidad de sus lugares de origen, con la esperanza de conseguir mejores ingresos; o simplemente ingresos, además de la tranquilidad”, sentenció el académico quien conoce de primera mano la situación de la zona. 

El profesor e investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (Inah) expuso que, en los últimos años, ha crecido la migración tanto de yucatecos como de connacionales, pues distante a lo que sucedía hace 30 años, en la capital del estado habita gente de todos sus municipios, y también de otros rincones de la república. 

La crisis y la competencia laboral, aunadas a la pandemia, han acentuado la necesidad de las personas -en especial de las y los migrantes- de buscar empleos mejor remunerados, y sobre todo en lugares más seguros que polos turísticos como Cancún o la Riviera Maya.

“Entonces Mérida se está convirtiendo, tanto el norte, como el sur, en una especie de crisol de diversidad cultural motivada por la inmigración”, explicó. 

En ese sentido, Lewin Fischer detalló: “se puede tener la idea de que solo en los sectores ubicados al norte de la urbe se hace visible esta diversidad de orígenes; pero también sucede en la parte más precaria y vulnerable, como es el sur de la ciudad”. 

 

Erradicar el término ‘invasor’ 

Durante el recorrido que Pedro Lewin y el equipo de Apoyo Mutuo Mérida realizó por el complejo a lo largo de la pandemia, esbozó en las pobladoras y pobladores de El Roble Unión la equivalencia entre ellos y los migrantes mexicanos radicados en Estados Unidos; especialmente con los indocumentados. Es con ese ejemplo que hace un llamado a la crítica del término de “invasor”. 

“Por más que se les diga ‘invasores’, habría que ‘dar la vuelta’ a este concepto y aclarar que se trata de gente que busca ejercer sus derechos ciudadanos, entre los que figura tener una vivienda digna, un ingreso continuo; y saber que lo único que están haciendo es buscar aportar a la economía local”, aseveró.

Algo que ocurre en las inmediaciones de ese asentamiento irregular, es que en ocasiones son ellos mismos quienes llaman “invasores” a quienes recién llegan a su territorio. Otro ejemplo de lo relativo de dicho concepto. 

“Hay que renombrarlos como sujetos que buscan una vivienda, un ingreso y una vida digna. Esa manera de llamarles también es una manera de dignificar a esas familias”, concluyó Lewin Fischer. 

 

El asentamiento en cifras

El colectivo Apoyo Mutuo “levantó” el censo en aras de empoderar a El Roble Unión. En la comunidad se desconocía cuántas personas la habitaban, así como sus características demográficas. Se espera que estos datos funjan como herramienta para su propia protección. Una estrategia que les permita legitimar sus reivindicaciones. 

 

Aquí los datos duros:

El Roble Unión está dividido en 11 manzanas, en las que se distribuyen 268 lotes, de los cuales se pudo censar 230. La población total es de 745 personas, y 276 son menores de 18 años.

De los menores, 208 tienen menos de 12 años; 68 de 13 a 17 años; y habitan 433 adultos de 18 a 59 años. Son 36 los habitantes del asentamiento los que rebasan los 60 años, acorde a cifras aportadas por Apoyo Mutuo.

En cuanto a sus lugares de nacimiento, la información arroja que 434 son de Mérida; 142 son originarios de 45 municipios yucatecos; 167 provienen de 15 estados de la república; y dos nacieron en otros países. Uno en Guatemala y otro en Colombia.

Sobre los menores de 18 años, 234 son de Mérida y 14 de otros municipios. En lo relativo a los mayores, el censo arrojó que 200 son oriundos de la capital yucateca; 128 de otro municipio; 139 de otro estado y como mencionamos, dos de otros países de Latinoamérica.

En lo respectivo a su condición lingüística, se pudo conocer que 201 -de la población total de 745- hablan lenguas indígenas. En total son seis lenguas las que se habla en El Roble Unión: maya, chol, tzeltal, mam, kanjobal y mazahua. Algunos incluso son bilingües en chol y tzeltal. El 94 por ciento de los infantes que hablan una lengua indígena se adscribe al maya.

 

También te puede interesar: ‘Un cuartito, una cocinita y un bañito’: vecino de El Roble Unión 

La Mérida invisible: el otro boom inmobiliario al sur de la capital 

Tras vencer el cáncer, la lucha continúa para Aracely, vecina de El Roble Unión

 

Edición: Laura Espejo


Lo más reciente

Suena la campana: segundo debate

Editorial

La Jornada Maya

Suena la campana: segundo debate

De manteles largos

El tiempo transformó las fiestas, nos toca reimaginarlas

Margarita Robleda Moguel

De manteles largos

Ciencia e ideología: ¿enemigos naturales?

Curiosidades filosóficas

Nalliely Hernández

Ciencia e ideología: ¿enemigos naturales?

Bolón Rodríguez vuelve a lanzar en las Mayores

La última vez que el yucateco jugó en las Grandes Ligas fue en 2022

La Jornada Maya

Bolón Rodríguez vuelve a lanzar en las Mayores