Chácara

Oscar Muñoz
La Jornada Maya

17 de marzo, 2016

[h2]El jaguar y el puerco de monte[/h2]

Un día, el oso hormiguero no tenía nada qué comer. Así que decidió salir a buscar un poco de miel. Pero tampoco tenía maíz para comer en el camino. Entonces el oso fue a ver al puerco de monte. Al llegar a casa de su amigo, el oso le pidió un poco de maíz. Y el puerco le regaló una mazorca a su compadre.

Al día siguiente, el oso hormiguero tomó su bastimento de maíz y fue por la miel. Anduvo todo el día, camine y camine, sin encontrar ninguna colmena. Después de mucho andar, se hizo la noche. El oso ya estaba cansado de tanto caminar. Así que se trepó arriba de un árbol y se puso a dormir. Pero a eso de la medianoche escuchó un rugido salvaje.

Muy pronto el rugido se escuchó más cerca del árbol. Entonces el oso hormiguero se preparó para escapar. Pero de pronto un jaguar ya estaba frente al oso. El jaguar preguntó qué hacía en medio del monte. Lleno de miedo, el oso le contestó que buscaba miel silvestre. Y le pidió al jaguar que por favor no se lo fuera a comer.

Como el jaguar tenía hambre, le pidió al oso de comer. Así que el hormiguero le ofreció el poco maíz que le quedaba. El jaguar agradeció los granos de maíz y lo invitó a su cueva. Muy preocupado, el oso acompañó al jaguar a su casa. Ahí, el felino le regaló dos colmenas que tenía guardadas. Y el oso se las llevó a su casa muy contento.

De regreso, el oso quiso regalar miel al puerco de monte. Estaba muy agradecido por el maíz que le había dado. Por eso, tomó una de las colmenas y se la llevó a su compadre. En casa del puerco, el oso le dio su regalo. Enseguida se sentaron y el oso le contó lo sucedido. Pero el puerco de monte le tuvo mucha envidia a su amigo.

Luego que el oso se fue, el puerco tomó maíz para salir. Se fue directo al lugar donde estuvo su compadre. Quería que el jaguar también le regalara dos colmenas. Como a la medianoche, se escuchó el rugido del jaguar. Entonces el puerco se preparó con su maíz. Cuando el jaguar llegó, le pidió al puerco de comer.

Rápidamente, el puerco le ofreció un poco de maíz. Pero al jaguar no le fue suficiente y pidió más granos. Enseguida, el asustado puerco le dio todo lo que le quedaba. Después de acabar todo el maíz, el jaguar rugió otra vez. Pero el puerco ya no tenía nada que ofrecerle. Así fue que el jaguar tuvo que devorar al puerco ambicioso.

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[h2]José Antonio Gómez Rosas, ¿el verdadero inventor de los alebrijes?[/h2]

José Antonio Gómez Rosas, alias El Hotentote, estudió en la Escuela Nacional de Artes Plásticas [ENAP], en la Ciudad de México. Había nacido en Orizaba, Veracruz, en 1916, y murió en 1977. Como estudiante no le gustó la forma de enseñar en la ENAP. Pensaba que la manera de enseñar era muy anticuada.

Además, era muy irónico en sus trabajos. Criticaba y ridiculizaba a los funcionarios del gobierno y la cultura. Una ocasión, José Antonio hizo un telón en el que aparecía el director del Instituto Nacional de Bellas Artes de aquella época y otros empleados públicos. En la imagen que creó, estos funcionarios inflan al pintor Diego Rivera como si fuera un gran globo aerostático. Ni sus compañeros artistas se salvaban de su crítica y burla.

La imagen de la derecha es un trabajo artístico de José Antonio Gómez Rosas. Se trata de un vitral que él hizo en la Hostería de Santo Domingo, en la Ciudad de México.

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[h2]La fauna maravillosa en la mitología universal[/h2]

¿Te habían dicho que en la mitología antigua existen seres mitológicos compuestos de diversas partes animales? Por ejemplo, la quimera tiene el cuerpo de cabra, la cola de dragón y la cabeza de león. Otro ser de la mitología persa es el grifo, que su cuerpo incluye en la parte superior un águila gigante y la parte de abajo es la de un león.

A veces, los seres de la mitología presentan alguna parte humana, como el centauro: mitad hombre, mitad caballo. Otros seres con partes humanas son: la sirena (pez y mujer), el minotauro [hombre y toro] y el sátiro (cabra y hombre).

En la mitología de las culturas de América, como la maya y la azteca, aparecen algunos seres con características animales. Es el caso de Quetzalcoatl (palabra nahuatl) también llamado Kukulkán (en maya). Este dios de la cultura mesoamericana aparece entre los mexicas y los mayas. Y en ambas culturas, es una serpiente con plumas.

Ahora, trata de resolver el crucigrama de animales mitológicos. Las soluciones del juego las podrás saber en el siguiente número del suplemento Chácara.

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[h2]Pedro Linares López, el artesano cartonero que inventó los alebrijes[/h2]

Pedro Linares era un artesano del mercado de La Merced, en la Ciudad de México. Él mismo se dice el inventor de los alebrijes, luego de salvarse de una enfermedad. Este artesano fabricaba Judas de cartón que vendía en el mercado. También hacía otras figuras de papel maché por encargo del pintor Diego Rivera y la artista Frida Kahlo.

Pedro nació en la Ciudad de México en junio de 1906 y murió en enero de 1992. Dos años antes de morir, este artesano recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes 1990, en la categoría Artes y Tradiciones Populares. Su obra, principalmente la que hizo para Diego Rivera, está expuesta en el Museo Anahuacalli, en la Ciudad de México.

En la foto, aparece don Pedro Linares en su taller artesanal. Puedes notar una calaveras sobre la mesa. ¿Qué crees que sea todo lo que don Pedro tiene en la pared de su taller?

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[h2]La primera posada[/h2]

El día 16, todos los primos ya estábamos listos para la posada de esa noche. Sería la primera de esa Navidad. Por la mañana, la abuela nos llamó para que lleváramos los cacahuates a tostar en la panadería. Pero cuando llegamos, había mucha gente. Algunos habían ido a apartar turno para que les hornearan sus pavos para la Noche Buena. Y otros fueron a encargar con anticipación sus roscas de reyes.

Ahí esperamos a que nos atendiera el panadero y luego a que hornearan los cacahuates. Luego de mucho, por fin salimos con las canastas llenas de cacahuates calientitos. Como teníamos hambre, en el camino se nos antojó comer algunos. Pero, cuando llegamos a casa, sin darnos cuenta, sólo quedaron unos cuantos cacahuates.

Claro que mi abuela se enojó con nosotros y nos castigó. No nos compraría los cohetes que nos había prometido para la primera posada. Y todo porque sólo le dejamos cuatro cacahuates requemados. Así que nos fuimos medio tristes al tianguis navideño que se había instalado en el parque.

Ya en la plaza, se nos olvidó la tristeza. Había puestos de todo: frutas, nacimientos, atole, tamales y cohetes. Entonces, nos hicimos los alegres para no tener una posada triste. Unos cantamos villancicos y otros, cantos para romper la piñata. Ya en la tarde, nos fuimos a casa sonando trompetas de ángel y lanzándonos serpentinas de oropel.

Mis primos se fueron para su casa y mi hermana y yo, a la nuestra. Ahí le ayudamos a papá a hacer las piñatas para la primera posada. A Claudia le tocó adornar una zanahoria. Y yo terminé de hacer los adornos de una estrella fugaz.

Cuando las piñatas estuvieron listas, empezó la posada. Primero cantamos de puerta en puerta pidiendo posada para los peregrinos. Después que nos dejaron entrar en una puerta, vinieron el ponche y los tamales. Y al final, lo que esperábamos todos: romper las piñatas. La primera fue la zanahoria que hizo Claudia. Muchos pasaron a querer romperla, hasta que me tocó quebrarla. Y al abrirse del golpe, saltaron varios conejos en lugar de fruta.

Sólo quedaba la piñata que yo había adornado: la estrella fugaz. Todos le dimos duro para romperla y poder ganar frutas y dulces. Pero la estrella se defendió como ninguna otra. Por fin, Claudia dio su golpe certero y estrelló la estrella. Pero de ella salieron cientos de luces como de bengala que subieron al cielo hasta perderse en el cosmos.

Esa noche ya no queríamos seguir con las demás posadas. Ninguno de los primos estuvimos conformes con lo sucedido. Así que decidimos que, para la siguiente posada, haríamos piñatas con menos adornos y menos magia.

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[h2]Los alebrijes, animales de imaginación[/h2]

¿Sabías que los alebrijes fueron un invento del artesano Pedro Linares? El mismo Pedro contaba que, cuando tenía treinta años, enfermó y cayó en un sueño extraño. En su pesadilla vio un burro con alas y otros animales raros. Cuando sanó de aquella enfermedad mortal, este artesano comenzó a crear estos animales fantásticos.

Aunque existe otra versión. Según algunos, el pintor veracruzano José Antonio Gómez Rosas le pidió al cartonero Pedro Linares que hiciera una nave y un alebrije. El pintor tenía que preparar unos telones para un baile de máscaras en la Academia de San Carlos. Pero Pedro le preguntó a José António cómo debía hacer ese alebrije. Y el artista le dijo que hiciera un Judas de cartón con alas y cola.

Lo que importa es que cada vez más gente crea alebrijes. Cada persona, con su imaginación, inventa sus propios animales extraordinarios. Los elaboran con la técnica de cartonería, es decir, cartón, papel, pegamento, un poco de alambre y pintura. Primero hacen el cuerpo y luego lo pintan con colores muy vivos y detalles maravillosos.

La técnica de la cartonería se utiliza mucho en la creación de las piñatas de Yucatán y en la elaboración de Judas para ser quemados el sábado de gloria. Esta tradición de la quema de Judas se está perdiendo en muchas partes del país. Aunque la de las piñatas se ha conservado mucho hasta nuestros días.

¿No se te antoja crear un alebrije desde tu imaginación? Si no, ¿qué tal si haces una piñata para el cumpleaños de un amigo o tu hermanita? Pídele ayuda a alguno de tus papás. Y antes de romper la piñata, toma una foto y envíala a la La Jornada Maya ([email protected]).

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[h2]Nunca es demasiado temprano para acercar a los niños a los libros y a la lectura[/h2]

Sandra Gayou
La Jornada Maya

La Feria Internacional de la Lectura de Yucatán (FILEY), en su edición 2016, además de ser un gran “tianguis” de libros, algunos a precios irrepetibles, también ofrece actividades lúdicas para toda la familia con el objetivo de fomentar la lectura.

La “Bebeteca” es el espacio destinado a los más pequeños de la casa. Lejos de la solemnidad de las conferencias y presentaciones de libros, con lo más granado de la literatura nacional, el Salón Uxmal 4 se convierte en una gran sala de juegos para los chiquitos.

Desde la Ciudad de México, la Secretaría de Cultura envía a la tallerista Sandra Lafrancoise, de la Dirección General de Publicaciones, a petición de la FILEY, para impartir estos talleres de sensibilización a niños en primer infancia (0-5 años) y en segunda infancia (7-10 años).

El taller de primera infancia es el Teatro de papel (Kamishibai, técnica japonesa), que consta de tres etapas, la primera es exploración libre de libros, en la segunda se les lee un cuento en voz alta y la tercera son juegos de contacto a desarrollar con los papás. La canción de los changuitos, La mosca, de Gusti, y la historia del borrego que no podía dormir, son las dinámicas que se llevan acabo en este espacio.

Los niños en segunda infancia, reciben el taller “Lucharaaaaaaán”, donde conocen la historia Mi abuelo luchador de Antonio Ramos Revillas. Después de leer la historia, los niños realizan una máscara y escriben la historia de su propio luchador.

Así que no tienes pretexto para acercarte a la lectura y visitar la FILEY 2016. Lo que si es obligatorio es quitarse los zapatos. Trae a tus hijos y siembra la semilla para que en el futuro se conviertan en grandes lectores.