Paul Antoine Matos
Foto: Raúl Angulo Hernández
La Jornada Maya

14 de marzo, 2016

La crónica periodística permite que las víctimas de la violencia recobren el protagonismo que les fue arrebatado por los criminales, lo que genera en los lectores una empatía y una solidaridad, que permite que su memoria se preserve, expresó Juan Villoro, Premio Excelencia en las Letras “José Emilio Pacheco” 2016.

Durante la conferencia magistral [i]Crítica del apocalipsis: El testimonio en tiempos violentos[/i], en el segundo Encuentro de periodismo cultura, durante la FILEY, el escritor mexicano abordó el tema de los cambios sociales y culturales que existen en la actualidad, provocados por el Internet y las redes sociales.

Manifestó que vivimos en una “sociedad del espectáculo”, la cual promueve la cultura de masas fetichistas y, por tanto, se representa la virtualidad en la realidad, con una percepción hecha a la medida y filtrada a los hechos que suceden en el mundo real.

Como ejemplo colocó el montaje televisivo del ex Secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, durante la presidencia de Felipe Calderón Hinojosa, en el cual se representó el rescate del entrenador de fútbol Rubén Omar Romano o la francesa Florence Cassez.

O como la captura del narcotraficante Joaquín [i]El Chapo[/i] Guzmán, en la que la actriz Kate del Castillo, quien ha interpretado personajes del mundo de las drogas, pasó de la ficción a la realidad, por tanto se representó a sí misma, en esa sociedad del espectáculo, afirmó. El actor Sean Penn, continuó, extendió su papel de “rebelde de Hollywood” a una realidad compleja y peligrosa.

Mientras que [i]El Chapo[/i], estuvo deseoso de convertirse en una representación, por lo que recurrió a narcocorridos, la creación de una novela biográfica o de producir un filme, expresó.

La Casa Blanca es una comedia en la que se modificaron los sucesos, tanto por el presidente como el fiscal investigador, acusó. Por lo que ante ese tipo de casos en el que el cumplimiento de la ley es una representación, el periodismo se vuelve urgente, manifestó Villoro.

En ese sentido de virtualidad, representaciones y espectáculo, queda una pregunta en el aire: ¿dónde quedó la realidad?, cuestionó Villoro. La respuesta, aseguró, se encuentra en la crónica periodística, que conjunta la información con la emoción, a diferencia de la nota dura y fría que impide esa empatía y no conmueve al público que recibe la información.

Reconoció a la película ganadora del Óscar este año, [i]Spotlight[/i], la cual aborda la labor de investigación periodística sobre casos de pederastia en la Iglesia de Boston. En esa historia, basada en hechos reales, tras la publicación del reportaje, la gente encontró esa empatía e inició las denuncias de casos similares, mencionó el autor de [i]Apocalipsis: todo incluido[/i].

Juan Villoro aceptó que uno de los problemas principales en el periodismo actual es el poco espacio y la poca información para realizar la investigación, para ser “de gran calado”. Las alternativas para solucionarlo son: dosificación en seriales, colaboraciones o medios alternos, enumeró.

Resaltó que la recompensa de utilizar la crónica periodística para narrar los hechos de sangre y que la víctima sea la protagonista es la memoria. “El olvido es el triunfo de la violencia, somos dueños de nuestros recuerdos y memoria”.

[h2]Villanos monstruosos y buenos entrecomillados[/h2]

El escritor declaró que México ha importado de Estados Unidos sus acciones en política exterior, en la que se acusa a personajes externos del país o la sociedad como los causantes de los males de la nación. “En Estados Unidos los enemigos han sido los nazis, el comunismo o más recientemente el narcotráfico, es un embargo narrativo en el que no saben o no quieren saber lo que sucede en el interior”, indicó.

Los estadounidenses culpan a los mexicanos o latinoamericanos de sus males y se conocen los nombres de los grandes capos mexicanos como [i]El Chapo[/i], pero ignoran quiénes son los de ese país, afirmó.

México imitó ese modelo cuando el ex presidente Felipe Calderón Hinojosa le declaró la guerra al narcotráfico y les acusó de malosos, por lo que alienó a los criminales, pero olvidó lo que sucede en el interior de la sociedad mexicana. Al hacer eso, Calderón Hinojosa no se interesó en recuperar el tejido social.
Señaló que entre reporteros, cineastas y escritores ha habido una complicidad en la que el narco se disfraza de narco, es decir utilizan grandes collares de oro, camionetas tuneadas o viajan en aviones aterciopelados. Esos excesos folklorizan a los criminales y los muestran ajenos a nosotros.

Declaró que los grandes capos de la droga no están interesados en asesinar a periodistas, porque son ajenos a los medios o, como [i]El Chapo[/i], buscan formas propias de mostrarse. Pero son los llamados buenos, políticos, empresarios, policías y ejército, quienes temen a la opinión pública y recurren a acallar la libertad de expresión, debido a que son “ciudadanos aparentemente positivos, pero que en realidad son una fachada del crimen organizado”.

“El periodismo toca esos intereses, por tanto quienes cumplen una función aparentemente legítima se sienten amenazados”, reiteró.


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