Notimex y Paul Antoine Matos
Ilustración: Arbee Farid Antonio Chi
La Jornada Maya

4 de marzo, 2016

En el siglo XX, Wall Street, en Nueva York, se convirtió en el núcleo de los negocios del mundo, la sede de las finanzas internacionales. Con la llegada del tercer milenio, al sur de Estados Unidos, el Silicon Valley (o valle del silicio) se volvió su contraparte, con otro tipo de negocios: el de las Tecnologías de la Información (TIC’s), y otro estilo: los trajes de diseñador italiano no forman parte del atuendo de jóvenes barbudos que visten bermudas y sandalias.

Empresas como Microsoft, HP, Apple, Facebook, Twitter y Tesla nacieron allí. Algunas de ellas, como las fundadas por Bill Gates, se gestaron en garajes, durante la década de 1970. La Universidad de Stanford, una de las más prestigiosas en el mundo para las TIC’S, está en la zona.

Cada año, 20 mil emprendedores llegan a Silicon Valley con el sueño de convertirse en un Bill Gates, Elon Musk o Steve Jobs. Sólo cuatro mil se constituyen; mil reciben capital de “inversionistas ángeles”, un único inversor que confía en su proyecto. Apenas 320 reciben fondos de los llamados [i]venture capital,[/i] varios millonarios que deciden por una [i]startup.[/i]
Hoy en Silicon Valley, entre San Francisco y San José, residen 67 billonarios y 260 mil millonarios de todo el mundo. India, China, Japón, Israel, Estonia, Estados Unidos; las Naciones Unidas multimillonarias. Pero México no aparece en esa amplia lista.


[h2]¿Y México?[/h2]

Según Miguel Ángel Casillas, fundador y director ejecutivo de SV Links, una empresa que se encarga de mostrar a los empresarios latinoamericanos las posibilidades de invertir en Silicon Valley, en el área de la bahía de San Francisco (que tiene 13 ciudades) residen 7.54 millones de personas; 40 por ciento extranjeros, de los cuales 603 mil 200 habitantes son mexicanos. Incluso, San Francisco tiene una amplia población de migrantes yucatecos, de poblaciones como Oxkutzcab o Cenotillo.

Sin embargo, apenas el uno por ciento de los latinoamericanos, incluidos los poco más de 600 mil mexicanos, se encuentra entre la población que participa en las TIC’s, señaló Casillas. El 99 por ciento restante envía remesas al sur de la frontera, de las cuales 30 mil millones de dólares anuales acaban en México, agregó, en entrevista tras su presentación en Clustar Innovation Center, hace una semana.

Por tanto, existe un área de oportunidad desaprovechada por los empresarios mexicanos y latinoamericanos para invertir en las TIC’s y en las [i]startups. [/i]

“El empresario mexicano no está educado para invertir en personas”, expresó Casillas, está en una zona de confort, no se atreve a aprender, viajar o abrir más negocios. Es comprensible que hayan creado sus capitales con dificultad, pero tienen pavor al riesgo, a perder lo que ganaron, declaró. “La regla de Silicon Valley es invertir los excedentes no el patrimonio, pero en México hay personas a las que les sobra dinero”.

Incluso, aseguró, el gobierno mexicano invierte más en las personas y en los emprendedores que la iniciativa privada. “Las cantidades que invierte la IP son ridículamente bajas”, manifestó.

Desde hace 15 años, con programas como los del Concacyt, México First o Prosoft, han otorgado mucho dinero a los emprendedores, aunque el problema es la burocracia e inflexibilidad para acceder a los apoyos, debido a que los emprendedores necesitan agilidad, señaló. “Pero el gobierno ha sido generoso”, apuntó.

Al comparar a los emprendedores de Silicon Valley con los latinoamericanos, consideró que en la Bahía de San Francisco son internacionales, con hambre de aprender y dedican su tiempo a estudiar. “Quieren resolver una problemática, una pasión fuerte. Son la élite de esfuerzo por aprender”.

Pero al hablar de los latinoamericanos, son pocos quienes tienen esa ambición de correr riesgo. Los catalogó como “cortoplacistas”, personas que invierten en negocios chicos, con la esperanza de que el recurso utilizado les retorne con rapidez. “El emprendedor de Silicon Valley piensa global, el latinoamericano ni siquiera lo hace al nivel de su país, se limita a su región, ya sea el sureste, el norte o el centro”, afirmó.

Un ejemplo de mexicano que rompe ese paradigma es Fernando Valencia Cetina, CEO de Managment Pro, una empresa que desarrolla softwares administrativos para otros negocios.

[h2]Hyperloop vs tren de carga[/h2]

Valencia Cetina visitó Silicon Valley como parte de un curso de SV Links, invitado por Miguel Ángel Casillas a un programa que permite a los inversionistas y emprendedores conocer a las start-ups y negocios de TIC’s ya establecidos, como Apple o Google, al cual han asistido mil 500 latinoamericanos.

Tras esa visita, decidió mudarse a Silicon Valley. Al ser cuestionado sobre la razón para ir, indicó que al iniciar su negocio, hace 13 años, no encontró los apoyos y facilidades que se ofrecen a los emprendedores. Por ello, hace cuatro años inició su trabajo en desarrollos de innovación.

En México, expresó, puedes tener un producto y equipo adecuados, también esforzarte, pero no despegará porque no estás a la misma velocidad que otros lugares del mundo. Podemos tener la mejor semilla, pero si se tira sobre las piedras no crecerá.

“Si hace 10 años alguien hubiese creído en mí, hoy sería millonario”, declaró, sabiendo que en Silicon Valley podrá encontrar a la gente indicada que le permita desarrollar sus productos.

“Hay un mar de oportunidades, el sistema es de colaboración, la gente te ayuda en comercio digital, desarrollo de softwares, abogados o registro de marca; todo lo que necesita una startup para sus operaciones está allá y las personas están dispuestas a colaborar”, destacó.

El aporte más relevante de las nuevas tecnologías es el acceso a la información. “Hoy, si la gente que no hace algo es porque no lo quiere hacer, incluso en Youtube encuentras manuales, estamos trabajando en el contenido de todo aquello a lo que tendremos acceso”.

Silicon Valley se mueve con un dinamismo muy diferente a Mérida, a pesar que la ciudad y Yucatán han recibido un impulso en las TIC’s, con el Parque Científico y Tecnológico o la Universidad Politécnica, así como el reconocimiento a la calidad de los desarrolladores de la entidad. Pero Mérida es una ciudad lenta y tranquila, con un ritmo más aletargado que el polo californiano.

Entonces, las personas y las empresas deben empeñarse en alcanzar las velocidades requeridas a nivel internacional, si desean ser exitosas, aseguró.

“La empresa es una maquinaria con engranes que giran a cierta velocidad y tenemos ciertas revoluciones y nos conectamos con una maquinaria en California, que gira a mayor velocidad que nosotros, pueden suceder dos cosas: giramos a esa velocidad o saldrán volando en pedazos nuestros engranes cuando tratemos de encajar”, expresó.

En una analogía más acorde a las TIC’s, Silicon Valley sería el Hyperloop, un proyecto de construir un tren capaz de alcanzar velocidades de mil 200 kilómetros por hora, impulsado por Elon Musk, genio moderno creador de Tesla, SpaceX y PayPal. Mérida sería el tren de carga que recorre Circuito Colonias hasta nuestros días.


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