La creatividad puede venir del lugar más sencillo: Ariel Chacón

La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Domingo 2 de diciembre, 2018

“Cuando salí de la carrera, era como cualquier otro estudiante, terminé y quería comerme al mundo, quería ganar millones”, narra Ariel Chacón, egresado de el Tecnológico de Mérida, donde estudió la carrera de administración.

“Conforme fui trabajando, empezando desde abajo, me fui dando cuenta de que el mundo es un lugar difícil, muy demandante, y si nos rezagamos, nos limitamos como personas. Trabajar aquí me saca de mi zona de confort para buscar nuevas ideas”, detalla el empleado de Ganso Azul, encargado del área de ingeniería.

“Aquí hubo algo que me abrió un panorama de opciones, una puerta que antes yo consideraba cerrada”, afirma sin titubeos.

Ariel se define como una hombre a quien le gusta investigar, ser autocrítico y estar dispuesto a mejorar cada día cualquier aspecto de su persona y de su entorno. “Al menos en mi caso, siempre he dicho que lo que más me motiva es la autorrealización; pienso constantemente cómo mejorar”, señala desde sus 31 años.

“Algo sucedió”, repite. “Yo asumo a que en la empresa me dijeron ‘confiamos en ti y sabemos que tú puedes hacerlo’, y eso que era lo que yo necesitaba”.

La motivación en un empleado es algo esencial para la productividad de una empresa, “porque uno puede tener muchas ideas pero cuando ‘te pisan’, cuando te dicen ‘lo checamos mañana’, te desmotiva un montón. No hay nada peor que a un empleado motivado y con talento no le permitan crecer, y esta empresa no es así”, asegura.

[b]Grandes ideas[/b]

Ariel, de 31 años, platica a [i]La Jornada Maya[/i] sobre sus actividades en la empresa maquiladora, y entre sus funciones está la de “reconocer ideas”, identificar talentos y potencializarlos.

Su labor consiste en difundir una cultura de trabajo que invita a los empleados simplemente a aportar; es decir, cualquier idea que tenga un impacto positivo, ya sea en los procesos de trabajo o dentro del ambiente laboral, puede incluirse como parte estratégica en las actividades diarias de la compañía. Se trata de aportaciones significativas que, además, son remuneradas económicamente.

“Y las ideas pueden venir de cualquier parte”, dice el entrevistado, “desde la persona que encargada de la limpieza hasta un gerente. La gente debe entender que las buenas ideas no necesariamente son de un jefe, vienen del lugar más sencillo que uno se puede imaginar”, apunta.

[b]Pensamiento de mejora continua[/b]

El empleado, certificado en ISO (International Standarization Organization), es el encargado de promover la cultura Kaizen en Ganso Azul, la cual define como un pensamiento de mejora continua, de “Me levanto hoy y soy mejor que ayer”, señala.

Se trata de terminar con una cultura de “me quedo con lo que sé o sigo repitiendo lo mismo”, opina.

Ante estas limitantes, Ariel afirma que se vuelve indispensable transmitir el conocimiento de lo aprendido y en particular la actitud de mejora entre los empleados de una empresa. Este último aspecto, refiere, es prioritario para Ganso Azul.

Esta forma de trabajo está basada en la cultura japonesa llamada Kaizen, la cual define como una mejora rápida que impacta directamente en costos, eficiencia y tiempo. En el contexto de la maquiladora, se refleja en “cosas tan simples como marcar un movimiento o una acción, hasta cosas complejas como automatizar una máquina”, refiere.

El entrevistado cuenta la manera en que un operador, con una idea que podría parecer simple, logró hacer más eficiente uno de los procesos de maquilación primarios al reducir más de un 50 por ciento el tiempo de producción.

“Descubrió una forma de pegar un cierre sin necesidad de usar un molde de marcaje -que normalmente se usa para posicionar el cierre y su altura-, lo cual requiere tiempo. Él tomó un pedacito de cinta, lo fijó a la estación donde va el canal de la máquina de costura, y sólo con eso aseguraba la posición”.

De esta manera, una tarea de 3 minutos se redujo a uno, “y nosotros cobramos por minuto, por supuesto que es una mejora y ganancia para todos”.

“Optimizar recursos y sacarles provecho de forma eficiente es crucial, incluso para la existencia de la empresa, en especial para una manufactura”, asegura.

[b]Costurar es un arte[/b]

“Básicamente, quienes hacen la actividad son los costureros, entonces quién mejor que ellos para aportar mejoras. Son las personas que más conocimiento y experiencia tienen y quienes lo pueden transmitir”.

Al no enseñar los posibles procesos de mejora, se crea un círculo vicioso. Dice Ariel, hay personas que tienen “una actitud de yo aprendí mucho, no lo transmití, hago que la persona vuelva a empezar desde cero".

Romper con esta forma de trabajo no es tan sencillo, reconoce el empleado, “he visto opiniones divididas con los trabajadores, pero siempre hay gente a quien le gusta lo que hace, que le apasiona y yo admiro mucho a esas personas”.

“La costura, opina, es un oficio que se ha ido olvidando y se ha desestimado. No tienes por qué considerar tu trabajo como algo monótono, con tantas horas. Costurar es un arte, yo no diría ya ni oficio. Costurar y que te quede bien y que no te cosas el dedo en el intento”.

“La gente de Ganso Azul hace un trabajo muy loable”, dice sobre los más de 500 operarios que laboran ahí.

“Es un trabajo que a diferencia de cualquier trabajo administrativo, uno puede decir ‘yo hice esa camisa’, y te da la satisfacción de ver el trabajo en algo físico, que alguien está usando”.

“Qué distingue un Kaizen de otras mejoras, que perdura en el tiempo. La parte que más cuesta es la parte continua en la mejora; la gente sólo necesita tener convicción”, concluye

[b]Una oportunidad de aprender[/b]

El camino de Ariel en la compañía lo ha llevado a escalar distintas áreas, hasta llegar al área de ingeniería, “irónicamente porque yo estudié administración”, dice.

“Yo adoro mi carrera, pero me dieron la oportunidad de aprender ingeniería. En esta empresa te dejan crecer, te dejan avanzar. Ganso Azul es para mí una tierra de oportunidades”, finaliza.