Afrodescendientes en Campeche prefieren olvidar su origen

El INPI no tiene registro de estas comunidades, afirma titular
Foto: Fernando Eloy

Especial: La negada raíz

Víctor Manuel Valdez Javier no recordaba, hasta el lecho de su muerte, cómo es que él y su familia llegaron a México, sólo recordaba su niñez en una pequeña villa en lo que hoy es el municipio de Calakmul, pero que antes formaba parte del municipio más grande del continente americano, Champotón.

Con el paso de los años comenzó a trabajar en una empresa constructora, misma de la que su familia no recuerda el nombre, pero quedó registrado que cuando lo iban a ver de improviso en sus horas laborales, su esposa sólo escuchaba: “negro, te vinieron a buscar”.

Y es que don Víctor tenía la piel oscura, “cuerpo de aquellos negros mandingos que usaban para los espectáculos de peleas callejeras, el cabello crespo y oscuro”, así como vemos hoy a los descendientes afroamericanos de distintos países del Caribe y África, pero nunca se atrevió a preguntarle a sus padres cómo llegaron, dónde vivían o por qué eran tan distintos físicamente a los demás pobladores.

En algún momento de su vida, su esposa cuando lo conoció le preguntó de dónde eran, y él siempre respondió que de Campeche, calakmuleños y estaba dedicado a trabajar para darle una buena vida a su familia y ayudar a sus padres, de ahí en más no hubo mayor información.

 

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A sus 43 años contrajo nupcias con Maribel Vargas Martínez, quien es mexicana, nacida en el municipio de Champotón gracias a las manos santas de su vecina que era partera y muy amiga de su madre, doña Rafaela, pero extrañamente, con un padre de tez blanca, ella nació con un color de piel más oscura, cabello crespo, como si también fuera afrodescendiente, “quizá eso fue lo que le llamó la atención de mí”, dijo doña Mary.

“Mi negro y sus hermanos literalmente, eran negros, bueno, dos de ellos. A Víctor, Lupe y Miguel se les notaba que su sangre no era de origen mexicana, y hasta donde sé, realmente ellos fueron -su familia- de los primeros esclavos negros que obtuvieron la libertad en México, llegaron a vivir a una zona de Champotón que ahora es Calakmul y su acta de nacimiento lo demuestra, pero nunca me platicó de donde exactamente llegaron”.

Ya con la mescolanza de genes, solo las hijas de don Víctor conservan algunos rasgos afroamericanos, y que en sus hijas lo han perdido totalmente. Las hijas de don Víctor, Maribel y Rosario respectivamente la mayor y la más pequeña, tienen un tono de piel oscuro, caribeño, “con sabor” dicen ellas, pero las hijas de ambas, nacieron con un tono de piel mucho más claro, incluso las hijas de la mayor con cabello lacio, la hija de Rosario, Emilia, es clara de color y cabello rizado, pero no crespo.

Lo único que saben de sus ancestros, es que provienen de esclavos traídos por los españoles, de ahí el apellido Valdez de don Víctor, herencia de doña Rosario Valdez, quien fue la matriarca de la familia y en su totalidad y contrario a su humor, “era negra como la noche”.

Don Víctor, como cualquier champotonero, tenía una forma de hablar muy costeña, no como los campechanos que conservan el acento “aporreado” como los ancestros mayas, si bien los oriundos de dicha demarcación campechana tienen esa característica en su forma de hablar, a don Víctor lo conocieron por su apariencia y la forma de hablar y decir algunas palabras en específico, como el “parió”, expresión de sorpresa o incredulidad en ese municipio. 

En el caso de don Miguel, el hermano que se convirtió en el patriarca de la familia Valdez Javier, tras la muerte de don Víctor, tiene dos hijos, una mujer y un hijo, la joven que actualmente vive en Estados Unidos es hija de madre cubana, y aun así, compartiendo los rasgos, perdió el color de piel, pero conservó un tanto el estilo de cabello rizado y oscuro, pero no crespo, sin embargo Miguelito, hijo de un segundo matrimonio con una mujer mexicana, heredó la imagen de la matriarca, cualquiera lo confundiría con un extranjero viviendo en Champotón, su cabello y color de piel son dignos de la herencia afroamericana.

Don Lupe tiene tres hijos, pero salvo por el cabello en los dos más chicos que son de su actual matrimonio, han perdido los genes afroamericanos.  

Según el Instituto Nacional para los Pueblos Indígenas (INPI), a través de Nehemías Chi Canché, su titular en Campeche, no existe en el estado un registro de personas afrodescendientes porque ellos siempre han considerado que no son indígenas, mucho menos nativos, sino que llegaron en una época de desembarques como esclavos y cuando obtenían su libertad sólo querían vivir su vida y dejar el pasado atrás, “al menos ese ha sido su sentir”, aseveró.

Respecto al ordenamiento de pueblos indígenas, tribales y afroamericanos que el INPI comenzó durante el tercer trimestre del 2020, Chi Canché afirmó que han tenido éxito con las comunidades mayas y sus variantes que llegaron desde Guatemala y están asentadas en diversas poblaciones del estado como Laureles y Quetzal Edzná en el municipio de Campeche, así como Mayatecun 1 y 2 y Santo Domingo Kesté, estas en Champotón.

Finalmente dijo que seguirán acercándose a los afrodescendientes, pues han visto algunas publicaciones en redes sociales como Facebook, que a raíz de la llegada de cientos de migrantes caribeños y centroamericanos, algunas familias decidieron quedarse en Campeche y con ellos podrían iniciar con un padrón de afrodescendientes.

 

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Edición: Laura Espejo


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