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La Jornada Maya
07/05/2025 | Roma, Italia
Con información de Ap, Efe, Afp y Ep
A las 21 horas de Roma, la chimenea de la Capilla Sixtina arrojó humo negro, lo que significa que la primera votación del conclave para elegir un nuevo Papa ha terminado y ninguno de los cardenales obtuvo los votos necesarios para ser el sumo pontífice 267º de la Iglesia católica.
Cabe recordar que antes de 1274, hubo ocasiones en que el nuevo Papa era elegido el mismo día de la muerte de su predecesor, pero desde que la Iglesia decidió esperar al menos unos días antes de la primera votación el cónclave más rápido bajo la norma fue el de la elección de Julio II en 1503, que se decidió en unas pocas horas, según el historiador del Vaticano Ambrogio Piazzoni.
Más recientemente, el papa Francisco fue elegido en 2013 en la quinta votación, Benedicto XVI ganó en 2005 en la cuarta y el Pío XII lo hizo en la tercera en 1939.
Los cardenales volverán a reunirse este jueves por la mañana para realizar dos votaciones más y en caso de que ningún cardenal obtenga los dos tercios de lo votos, saldrá la segunda fumata negra sobre las 12:30 horas. En este caso, por la tarde, volverán a encerrarse en la Capilla Sixtina donde tendrán lugar dos escrutinios más, al final de los cuales, si ninguno resulta positivo, saldrá la tercera fumata negra.
La Constitución vaticana establece que después de tres días de escrutinios o 12 votaciones, los cardenales realizarán una pausa de un día en el cónclave. Desde el momento de la pausa en adelante, el cónclave alternará ciclos de siete votaciones y recesos hasta elegir al nuevo Papa.
Este miércoles a las 16:30 horas,
al grito en latín del "extra omnes" -todos fuera-, los cardenales se encerraron en la Capilla Sixtina para elegir al sucesor del papa Francisco. Los 133 clérigos quedaron aislados del mundo, sin acceso a internet, teléfonos, televisión o la prensa, hasta que escojan un nuevo pontífice.
Durante todo el proceso, los 133 cardenales deberán cumplir con el juramento realizado este miércoles según el cual se comprometen a "observar con la máxima fidelidad" el secreto sobre todo lo relacionado con la elección del nuevo Papa, tanto durante como después de la elección; juran no favorecer ninguna interferencia, y cada uno promete, en caso de ser elegido, desempeñar fielmente el 'munus Petrinum' de Pastor de la Iglesia Universal.
Edición: Estefanía Cardeña