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Cuéntame tu Cuento Científica: Quinta parte, de niña a la Legión de Honor

Conacyt permitió a miles de mexicanos realizar estudios de posgrado en el extranjero
Foto: Thesupermat - Wikimedia commons

Estimados lectores, en las cuatro entregas anteriores hablábamos que la lectura es la base para contar con un lenguaje que nos permita comunicarnos, construir opiniones e intercambiar sentimientos. Señalábamos que los científicos, tenemos que comunicar nuestros descubrimientos, porque “ciencia que no se comunica no sirve” y que todo científico debe saber “contar su cuento”.

Dicho lo anterior, continuamos. Nos quedamos en que a los 21 años estaba viajando a París con una beca del Conacyt (sin “H”) y el cariño de mi familia, cruzando por primera vez el Atlántico. 

En París cursé el nivel básico e intensivo de francés en la Sorbonne en tres meses, durante ese tiempo la vida me puse delante de personas que me ayudaron convirtiéndose en amigos y familia. Una de ellas, una joven que se sentó enfrenté de mí en el restaurante universitario y de la “conversación” con mi limitado francés de “oui, oui, oui” logró entender que yo iría a Brest para iniciar mi Doctorado, me escribió su Dirección y ahí vi que ella era de Brest (Pascale André) y Dominique Pluot, investigadora del Museo de Historia natural en París (amiga de mi maestra Imelda), ella en mis primeras semanas de haber llegado me invito a su departamento y medio entendí que me proponía cuidar de su gato, echarle agua a sus plantitas y me dejaba su departamento.

Y no sólo eso si no me acompaño a la residencia estudiantil para que me devolvieran el dinero de los dos meses que no iba a alojarme. Wow! En cuatro semanas, tenía tickets de comida, excursiones pagadas, un lindo gatito que me acompañaba, un precioso departamentito parisino con balcón y piso de madera y algo de dinero de dos meses de renta recuperados. 

En octubre, a Brest viaje, la ciudad donde está la Universidad de Bretagne Occidentale, donde desarrollaría mi doctorado. Llegué en domingo y de inmediato la lluvia me dio la bienvenida. Me instalé en la Ciudad Universitaria en mi Chambre de 9 m². Mi beca me permitía pagar la renta de mi cuarto y comer todos los días en el restaurante Universitario y algo quedaba para ir al cine y unas vacaciones austeras. El responsable del doctorado en Oceanografía Biológica, Profesor Albert Lucas, resulto ser un Breton, generoso, humanista y abierto a la cooperación internacional. Su laboratorio era una verdadera sucursal de Naciones Unidas o de la marca Benetton, de los cinco continentes éramos sus tesistas.

Gracias al azar de la vida, que me puso frente a mí a esa joven en un restaurante universitario, pude tener una familia. Ella estaba en París para estudiar. Así que sus papás me adoptaron como su hija, permitiéndome empaparme de la Bretaña agrícola y pesquera. Aprendiendo el respeto y cuidado por el agua, por el cero desperdicio. Disfruté muchos domingos esta familia en la granja de Plougastel para el “goutté de 4 heures”, con manzanas al horno con mantequilla con sal, embutidos, un vaso de sidra y crepas y para las grandes ocasiones un delicioso Kig-ar-farz (potaje de verduras, carne de cerdo y cereal de sarrasain).

El programa de becas del Conacyt permitió a miles de mexicanos realizar estudios de posgrado en el extranjero. Estudiar y vivir en Francia, me abrió horizontes desde entonces y para siempre.  En Francia se respira cultura, historia, literatura, cine, comida, se discute/se argumenta política, pero sobre todo me fascino su arraigo por su identidad. Vivir en el complejo Universitario me brindó amistades con estudiantes de otras carreras, de otros colores de piel, de otras religiones, de otros hábitos de comer, de concebir la grandeza de la humanidad. En una palabra, me abrió para siempre mente y corazón y ahí aprendí el legado más profundo de la revolución francesa “Liberté, Egalité et Fraternité.

Continuará…

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....Sur mes cahiers d’écolier
Sur mon pupitre et les arbres
Sur le sable sur la neige
J’écris ton nom
...Et par le pouvoir d’un mot
Je recommence ma vie
Je suis né pour te connaître
Pour te nommer
Liberté
(Paul Elaurd)
.... En mis cuadernos escolares en mi pupitre y en los árboles en la arena y en la nieve escribo tu nombre
     …Y con el poder de una palabra Comienzo mi vida de nuevo pací para conocerte Para nombrarte
                                                                                                                                                                      Libertad.

Lea las primeras partes:

-Cuéntame tu Cuento Científica: Segunda parte, de niña a la Legión de Honor

-Primera parte, de niña a la Legión de Honor

- Cuéntame tu Cuento Científica: Tercera parte, de niña a la Legión de Honor

-Cuéntame tu Cuento Científica: Cuarta parte, de niña a la Legión de Honor

 

Edición: Estefanía Cardeña


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