Opinión
La Jornada Maya
25/05/2025 | Mérida, Yucatán
Se habla de una inversión de más de 140 millones de pesos en ciclovías en Mérida, Yucatán, sin que ello haya suscitado un cambio en el paradigma de la movilidad en la Ciudad Blanca. Es normal que hoy en día las críticas se dirijan hacía temas como la planificación urbana, la transparencia en el uso de recursos públicos y la efectividad de las políticas de movilidad sustentable.
Cuando en plena pandemia, a finales del 2020 e inicios del 2021, el gobierno estatal presentó números que explicaban que Yucatán lidera a nivel nacional en el uso de bicicletas, con 57 por cada 100 hogares, cometió el histórico error de pensar que Yucatán y Mérida son sinónimos. Ello explicaría porque a escasos tres años de presentadas con bombo y platillo hoy la infraestructura ciclista en la capital yucateca presenta deficiencias significativas que cuestionan la eficacia de dicha política pública, pero sobre todo de una inversión tan ostentosa.
Organizaciones como CicloTurixes han señalado la falta de mantenimiento en las ciclovías existentes, lo que ha llevado a su deterioro y a la invasión por parte de vehículos motorizados. Esta situación no solo pone en riesgo la seguridad de los ciclistas, sino que también refleja una falta de compromiso continuo por parte de las autoridades para garantizar la funcionalidad de estas vías. Esto último termina impactando negativamente en la aún muy incipiente cultura del uso de la bicicleta entre la población meridiana.
El denominado programa "En Bici", diseñado para fomentar el uso de la bicicleta como medio de transporte, a pesar de toda la tecnología empleada (app, sitio web y tarjetas inteligentes) ha experimentado una disminución notable en su operatividad. Originalmente se trató de una iniciativa que arrancó con poco más de 100 estaciones de servicio y alrededor de mil 200 bicicletas. Hoy en día se reportan 88 estaciones en servicio y tan sólo 500 bicicletas en uso. De igual manera se informa que en 2023 el programa contabilizó 16 mil individuos que se beneficiaban del programa de manera mensual. En el transcurso de apenas un año, inicios de 2025, el número se había desplomado a menos de la mitad, situándose alrededor de 7 mil usuarios mensuales. Lo dramático es observar que cada vez menos gente acude al uso de la bicicleta como opción de movilidad.
Ante tal escenario, hoy en día se cuestiona la inversión realizada, el uso eficiente de los recursos públicos y si las ciclovías cumplen con su objetivo. La falta de información clara sobre los criterios de selección de las rutas, los costos de construcción y mantenimiento, así como los indicadores de éxito del proyecto dificulta una evaluación objetiva del impacto de las ciclovías.
A pesar de todo, la inversión en ciclovías en Mérida continúa representando una oportunidad para avanzar hacia una movilidad urbana más sostenible. Sin embargo, para que estas iniciativas sean efectivas, es esencial que se acompañen de una planificación integral, mantenimiento continuo, programas complementarios como "En Bici" y una gestión transparente que permita a la ciudadanía evaluar el uso de los recursos públicos. Un primer paso es generar un enfoque coordinado y transparente que garantice que las inversiones en infraestructura ciclista contribuyan verdaderamente a mejorar la calidad de vida de los habitantes de Mérida. Y una vez más avanzar hacia una cultura vial donde el vehículo motorizado deje de ser “Rey”.
Edición: Fernando Sierra